El VH usa un nuevo protocolo que facilita la recuperación de pacientes intervenidas por cáncer ginecológico
Vall d´Hebron es uno de los primeros centros del Estado en desarrollar este tipo de protocolo, que aplica medidas de recuperación de la paciente durante todo el proceso quirúrgico en ginecología oncológica.
La Unidat de Ginecología Oncológica y Patología del Tracto Genital Inferior del Servicio de Ginecología Vall d’Hebron es la primera del Estado que aplica un protocolo de recuperación intensificada (también conocida como ERAS (enhanced recovery after surgery)) en el abordaje de la cirugía en casos de cáncer de ovario, un tipo de intervención que afecta toda la cavidad abdominal y que hace necesaria la realización de resecciones intestinales, peritonectomías, linfadenectomías completas y resección de órganos abdominales. En breve se implementará a toda la cirugía ginecológica y, más adelante, a la de mama.
La iniciativa incluye una visión global del proceso desde el diagnóstico hasta el alta hospitalaria. Da un conjunto de estrategias a los profesionales que se aplican durante el preoperatorio, la intervención y el postoperatorio, con el objetivo de reducir el tiempo de ingreso en el centro, disminuir el estrés de la paciente, favorecer su recuperación y minimizar las complicaciones posteriores a la cirugía.
El nuevo protocolo de recuperación intensificada es el fruto del grupo de trabajo multidisciplinario creado por profesionales del Servicio de Ginecología, del de Anestesiología y Reanimación y de la Unidad de Soporte Nutricional. Se basa en aplicar el principio de recuperación intensificada, es decir, trabajar desde un primer momento con la paciente para prepararla no solo para la cirugía, sino también para su recuperación. Es la llamada vía RICA (Recuperación Intensificada en Cirugía Abdominal, del Grupo Español de Rehabilitación Multimodal).
La Dra. Assumpció Pérez Benavente, responsable de la Unidad de Ginecología Oncológica dentro del Servicio de Ginecología, dirigido por el Dr. Antonio Gil-Moreno, asegura que con esta nueva forma de enfocar los casos se consigue la “mejora de la calidad de vida de la paciente, la reducción de la estancia hospitalaria y, posiblemente, la reducción de las complicaciones quirúrgicas”. Se pueden beneficiar de ella pacientes afectadas de cáncer de ovario, cáncer de cérvix uterino, cáncer de cuerpo uterino y sarcomas.
En este sentido, en el proceso preoperatorio se trabaja con la Unidad de Soporte Nutricional para valorar el estado nutricional de la paciente y prepararla antes de entrar a quirófano. Se reduce el ayuno a 2 horas, ya que se administra una solución de carbohidrato (maltrodextina) para el confort de la paciente y para reducir la resistencia a la insulina, que tiene efectos beneficiosos en la respuesta a la cirugía. Además, se evita la preparación intestinal con enemas con una dieta baja en residuos los dos días previos a la operación.
Durante la intervención quirúrgica se eliminan los drenajes, excepto en casos de resección gástrica o pleural, y la sonda nasogástrica, se utilizan técnicas de analgesia multimodal para reducir el dolor, fluidoterapia dirigida y otras técnicas destinadas a favorecer el curso postoperatorio, como las destinadas a evitar la hipotermia de la paciente. En el postoperatorio se minimiza la necesidad de administrar los tipos de opiáceos más potentes y se prescinde, de acuerdo con los nutricionistas, de la nutrición parenteral.
Todo ello permite a la paciente empezar a moverse antes e iniciar antes la ingesta normal de alimentos, incluso en procedimientos que incluyen una o varias resecciones intestinales. El proceso está en todo momento monitorizado por el personal de enfermería, a través de la figura de la enfermera gestora de casos, que hace un seguimiento personalizado de los casos.
Uno de los impulsores del proyecto, el Dr. José Luís Sánchez, médico adjunto de la Unidad de Ginecología Oncológica, explica que el protocolo “ha sido posible gracias al estudio aleatorio sobre recuperación intensificada en cáncer de ovario avanzado que tenemos en marcha, el primero de su tipo en todo el mundo”. El estudio “nos ha aportado datos que nos permiten extrapolarlo al resto de la ginecología oncológica”. El Dr. Sánchez también ha querido agradecer el esfuerzo del Dr. José Manuel Ramírez, cirujano del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza, pionero en el Estado en este campo.
El nuevo protocolo ha sido validado con un ensayo clínico, el primero de su tipo en el mundo. Los profesionales del servicio han analizado 50 casos de cirugía de cáncer de ovario. A 25 de ellos se les aplicaron las medidas previstas y los resultados se compararon con otros 25 casos tratados con el sistema anterior.
Los resultados fueron excelentes. Las pacientes que fueron tratadas siguiendo los principios del protocolo recibieron el alta dos días antes (7 días de ingreso por 9 el otro grupo), las complicaciones postoperatorias menos graves se redujeron a la mitad y no se produjo ningún reingreso. Todo ello contribuyó a un ahorro económico para el centro, teniendo en cuenta días de ingreso en planta y en la unidad de cuidados intensivos, de 680 € por paciente.
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