REFLEXIONES EN EL AVE
"No hay año sin desengaño"
2018 tendría que servir para reimpulsar la política sanitaria pero parece más realista poner las esperanzas en los avances en la ciencia básica y clínica.
por Carmen Fernández. Directora de Diario Médico | 07/01/2018 10:00
Entre el "Nada cambia el día de año nuevo" de la letra de la canción New Year's Day de la banda irlandesa U2 y la expresión popular "Año nuevo, vida nueva", mejor optar por la segunda, porque nos invita a afrontar el nuevo ejercicio con optimismo y ganas de salir, si es que estamos instaurados en él, del inmovilismo. En esta encrucijada está el sector sanitario español hoy y quienes lo gobiernan; ¿seguirá con la inercia del Real Decreto Ley 16/2012 -a mi juicio es lo que más urge revisar-, las desigualdades territoriales (incluso dentro de las comunidades autónomas), la obsolescencia tecnológica...?
Pasar de un año a otro es una invitación a hacer borrón y cuenta nueva, punto y aparte, pasar página y, ¿por qué no?, comenzar de nuevo. Han quedado atrás la fase aguda de la crisis que empezó en 2008 e impactó gravemente en la sanidad pública a partir de 2010; las dos elecciones generales casi seguidas y el año de Gobierno central en funciones; el parón por los cambios en el Ministerio de Sanidad y, esperemos, los episodios más graves del choque de trenes por el secesionismo catalán, por lo que, ¿qué sentido tendría seguir con la parálisis política, reconocida por los portavoces de sanidad de los grupos del Congreso en un debatereciente organizado por este periódico? Un estancamiento que, por otro lado, se reproduce casi miméticamente en las administraciones autonómicas -y no digamos la catalana, con la aplicación, no se sabe hasta cuándo, del artículo 155 de la Constitución- que, por ser las gestoras de la sanidad pública, tienen la llave de los avances y mejoras en los ámbitos micro, meso y macro y, por supuesto, en las condiciones laborales y salariales de los profesionales (los más damnificados por la crisis).
Volviendo al RDL 16/2012, que modificó el concepto de universalidad sanitaria (se calcula que expulsó del derecho a la asistencia a 750.000 personas) y reformó el copago farmacéutico de una forma que varios estudios corroboran que está impidiendo el acceso a tratamientos para patologías graves, sería difícil de entender que finalizase 2018 sin que hubiese sido revisado, y más ahora que el partido que gobierna, el PP, no dispone del rodillo de la mayoría absoluta en el Congreso, PSOE y Podemos están por su derogación y Ciudadanos quiere modificarlo.
De todas formas, lo mejor será no hacerse ilusiones -no olvidemos el dicho "No hay año sin desengaño"- y centrar las esperanzas en los avances en la ciencia biomédica básica y clínica; en concreto, los que vendrán de la mano de la terapia génica (basada en células T CAR), los ensayos en enfermedades raras y hematológicas, el sistema de edición de genomas CRISPR/Cas9, la inmunoterapia en cáncer, los nuevos fármacos para CV, la inmunización para VIH, Ébola, Zika...
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