martes, 15 de mayo de 2018

La atención al mayor frágil necesita reorientarse - DiarioMedico.com

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JORNADAS DE GESTIÓN SANITARIA

La atención al mayor frágil necesita reorientarse

La fragilidad es una condición que cada vez adquiere mayor importancia, por su prevalencia y por ser una situación prioritaria para promover una vida libre de discapacidad, aun en personas con comorbilidad o peor estado de salud. Las intervenciones deben estar orientadas a evitar el deterioro funcional en pacientes pluripatológicos o de cierta complejidad.
Carmen Cáceres. Sevilla   |  15/05/2018 13:23
 
 

Sedisa
Iñaki Martín Lesende, Ignacio Vallejo, Rosa Mª Capilla e Inmaculada Cosano, moderadora. (Carmen Cáceres)
El cambio del patrón demográfico de la población y epidemiológico de las enfermedades ha generado una necesidad de modificar las pautas asistenciales. "Este hecho es muy relevante en la atención a ancianos, ya que la fragilidad es una situación que confiere a la persona mayor una pérdida de la reserva fisiológica normal, el declive funcional y una mayor mortalidad, lo que precisa de una estrategia organizativa adicional y específica de identificación, evaluación y manejo", ha expuesto Ignacio Vallejo, internista del hospital San Juan De Dios del Aljarafe, de Sevilla, durante una mesa redonda sobre fragilidad celebrada en las V Jornadas de Gestión Sanitaria, organizadas por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa) en la capital hispalense. 
En este contexto, los clínicos plantean facilitar estrategias y cambios organizativos en la atención del paciente frágil para proporcionar un mayor beneficio en salud para las personas y evitar las complicaciones que, en ocasiones, pueden ser inherentes al uso de los servicios hospitalarios. "En esta nueva tarea -añade Vallejo-, la incorporación del paciente y de otros perfiles sanitarios, el trabajo en equipo y la coordinación con atención primaria para garantizar una adecuada continuidad asistencial son elementos clave".
En su opinión, "es necesario reorientar la atención hospitalaria según el perfil de la persona". El paso por el hospital del paciente anciano debe servir no solo para el tratamiento de la enfermedad, sino para identificar y conocer otros aspectos como la fragilidad. "Hacerlo desde una perspectiva bio-psico-social y ofrecer una atención integral, multidisciplinar y en equipo, evita complicaciones no relacionadas con el motivo de ingreso y puede beneficiar al paciente en términos de salud", ha matizado.
En este sentido, el binomio fragilidad-funcionalidad está íntimamente entrelazado. "La fragilidad suele ir asociada a una pérdida funcional incipiente y reciente, y es en esta situación donde hay que centrar nuestra detección e intervención, porque es cuando más posibilidades hay de revertir el pronóstico hacia grados más avanzados de deterioro funcional y eventos adversos asociados", ha subrayado Iñaki Martín Lesende, del Centro de Salud de San Ignacio, de Bilbao, que propone impregnar el quehacer asistencial en las personas mayores de esta orientación a la funcionalidad, más que a patologías concretas.
Por ello, ha presentado datos relevantes del estudio Funciplur de valoración del deterioro funcional en pacientes de 65 o más años incluidos en un programa de atención al pluripatológico. "El 62 por ciento de los pacientes pluripatológicos incluidos en el estudio no tenía una importante alteración funcional al inicio (índice de Barthel mayor o igual a 60 puntos). Los factores asociados con significación estadística con el declinar funcional fueron la edad y la existencia de ingresos hospitalarios a lo largo de los 8 meses de seguimiento. Se deduce, por tanto, que aun en pacientes con importante comorbilidad y complejidad es aplicable el enfoque a la fragilidad", ha detallado Martín.

Atención urgente

Haciendo hincapié en la necesidad de un cambio en el modelo tradicional de atención para reducir estancias e ingresos y dar una asistencia personalizada a estos pacientes, el Servicio de Urgencias del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda, en Madrid, lleva un año y medio desarrollando un proyecto innovador en la atención urgente al paciente anciano que vive en residencias de mayores o centros sociosanitarios.
"Está centrado en mejorar la seguridad de este colectivo fomentando la conciliación farmacéutica, la unificación de criterios clínicos y diagnósticos elaborando un manual de algoritmos, y en la coordinación asistencial", ha afirmado Rosa María Capilla, coordinadora de Urgencias en dicho hospital, quien destaca el papel de la enfermera de continuidad asistencial como enlace entre el servicio de urgencias, las residencias y los hospitales de apoyo.
La novedad de este proyecto consiste en cambiar el circuito asistencial en urgenciascreando una unidad estructural y funcional nueva dentro del servicio para que la atención sea más rápida, coordinada con los centros sociosanitarios y con un hospital de apoyo con unidad geriátrica de agudos. "Se basa en modificar nuestra forma habitual de trabajo adaptándonos a un entorno de cronicidad, envejecimiento y dependencia que va de forma progresiva en aumento", añade.
 
Por ello, concluye que este modelo agiliza la atención, mejora la adecuación de ingresos y reduce la estancia en urgencias de estos pacientes, mejorando así la seguridad clínica. Además, es replicable en cualquier otro centro y resulta de gran eficiencia. Los resultados de la encuesta de satisfacción avalan la mejora en la calidad percibida de la atención y el ahorro en el gasto.

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