Condena histórica en Italia por la muerte de más de 2.000 personas por amianto
Un tribunal decreta 16 años de prisión para dos exresponsables de la multinacional suiza Eternit
Lucia Magi Bolonia 14 FEB 2012 - 12:02 CET
El Tribunal de Turín (Piamonte) ha condenado a 16 años de cárcel a los jefes de la multinacional Eternit que produjo amianto en Italia durante años. El veredicto de la primera instancia establece que el multimillonario suizo, expropietario del grupo, Stephan Schmidheiny, de 65 años, y el exdirigente, el barón belga Louis De Cartier, de 91, provocaron un desastre ambiental doloso y no cumplieron con los requisitos mínimos de seguridad laboral. Su conducta provocó la muerte de 2.191 personas, mientras otras 665, entre vecinos y trabajadores de la planta de Casale Monferrato (menos de 100 kilómetros al este de Turín), enfermaron por la exposición al amianto. La voz emocionada del juez ha resonado en un aula repleta de familiares de las víctimas y exempleados. Aplausos y lágrimas han acompañado la lectura de una sentencia histórica.
El juicio comenzó en diciembre de 2009 y es uno de los procesos más importantes celebrados al otro lado de los Alpes, comparable por la emoción y expectación que causó en el país a los maxi-juicios contra la Cosa Nostra siciliana a finales de los años ochenta. La lectura de los nombres de las seis mil personas constituidas en parte civil ha llevado tres horas al juez. Una retahíla del dolor que por fin tiene justicia.
Solo en el pueblo de Casale Monferrato, desde 1956 hasta el cierre de la planta en 1986 fallecieron más de 1.500 personas, entre trabajadores y vecinos.
"Se trata de una sentencia histórica, tanto por los aspectos sociales como por los estrictamente técnico-jurídicos", ha considerado el ministro de Sanidad, Renato Balduzzi, que ha añadido: "Pero la batalla contra el amianto no se cierra con un solo juicio, aunque ejemplar como este". En la misma línea se ha manifestado el titular de Medio Ambiente, Corrado Clini: "Se trata de una sentencia justa e inevitable. El problema es que en Italia aún no disponemos de un mapa completo de los sitios contaminados y que deben ser saneados. Deseamos que el veredicto sobre lo que pasó en Casale Monferrato abra la pista a un plan serio de limpieza".
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