martes, 14 de febrero de 2012

Invertir en prevención, invertir en salud | Sociedad | EL PAÍS

Invertir en prevención, invertir en salud

Los recortes en prevención tendrán importantes consecuencias no solo personales y de salud pública, sino también económicas a medio plazo, al incrementarse los costes sanitarios

 
 
En los últimos años, los datos indican un preocupante aumento del diagnóstico de VIH así como de otras infecciones de transmisión sexual (ITS) en hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres (HSH), datos que inevitablemente suelen llevar a la pregunta de a qué responde este hecho. La respuesta no es fácil, en primer lugar porque la categoría epidemiológica de HSH no explica la diversidad de hombres gais, bisexuales y heterosexuales que tienen sexo con otros hombres, de sus actitudes y valores respecto a la sexualidad, de su formación y educación sexual con relación al VIH y otras ITS, de su nivel y calidad informativa, de su capacidad y habilidades para responder de manera efectiva y consistente al riesgo de infección en las relaciones sexuales, de su nivel de apoyo social para sostener en el tiempo dicha respuesta, etcétera. Los HSH que son tan diversos como los hombres que tienen comportamientos heterosexuales y, por tanto, no hay respuestas simples para fenómenos complejos. Y esto es clave para una respuesta adecuada al VIH y a las ITS en el contexto actual; el café para todos de la prevención debe acabarse.
Lo que parece cada vez más necesaria es una respuesta distinta a la que desde las Administraciones, la profesión sanitaria y la comunidad LGTB venimos dando. No parece razonable basar nuestras políticas preventivas en escenarios y contextos que han cambiado, y lo cierto es que no solo la realidad de la infección por VIH ha cambiado, sino que la sociedad también ha cambiado, como lo han hecho los gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres y las maneras de relacionarse, como pone de manifiesto Internet.

Ni que decir tiene que la adopción de comportamientos preventivos, como el uso sistemático del preservativo, debe formar parte de nuestra respuesta al VIH y otras ITS, pero al mismo tiempo es necesario primar otras intervenciones, como promover y facilitar el diagnóstico y tratamiento tempranos de la infección por VIH, especialmente en los colectivos más vulnerables; o también es ineludible una educación sexual comprehensiva y consensuada que prepare a nuestros jóvenes para vivir gozosa y responsablemente su sexualidad.

Por ello no cabe olvidar, en este tiempo de crisis económica, que no solo hemos de rentabilizar los recursos económicos al máximo —priorizando aquellos colectivos más vulnerables y afectados—, sino también entendiendo que los recortes cortoplacistas en prevención, como algunas comunidades autónomas ya vienen practicando, tendrán importantes consecuencias no solo personales y de salud pública, sino también económicas a medio plazo, al incrementarse los costes sanitarios. No seamos cortos de miras, invirtamos en prevención para invertir las tendencias epidemiológicas.

Rubén Sancho es coordinador del Área de Salud y VIH/sida de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).
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