Salud / Buscan aumentar el volumen de ablaciones
Israel abre el debate sobre los trasplantes
En iguales condiciones médicas, accederán primero quienes hayan expresado previamente su voluntad de donar un órgano
Cuando médicos de la Fundación Favaloro preguntaron a quienes estaban siendo evaluados para recibir un trasplante si ellos donarían sus órganos, sólo el 23% respondió afirmativamente. El resto reconoció que no donaría, aun cuando estaban viviendo en carne propia que su salud -y quizá su vida- dependiera de la decisión altruista de quienes aceptaron ser donantes. La clave es: receptores de órganos que no donan.
Esa es la paradoja que ha llevado a Israel a implementar una nueva normativa para el trasplante de órganos que asigna prioridad en la lista de espera a quienes previamente han expresado su voluntad de ser donantes. Así, Israel se ha convertido en el primer país del mundo en introducir una variable no médica en la ecuación que permite determinar quién recibirá un órgano para trasplante.
Los primeros resultados están a la vista: durante las 10 semanas que duró la campaña de información acerca de la nueva ley -que entrará en vigencia plena este año- 70.000 personas se registraron como potenciales donantes, cuando lo habitual son 3000 por semana. La campaña tuvo incluso un impacto sobre los familiares de los fallecidos, que deben expresar su consentimiento para que los órganos del ser querido sean donados: en 2011 se incrementaron un 60% los trasplantes en Israel.
La nueva ley también asigna prioridad a familiares directos de personas que han donado sus órganos o que han firmado el consentimiento de donación, y a quienes han donado en vida (riñón o hígado). Para éstos, además, la ley establece "compensaciones": cubre 40 días de remuneraciones no percibidas, junto con otros gastos asociados a la donación.
La nueva ley -gestada tras años de deliberación entre médicos, bioeticistas, religiosos, legisladores y expertos en trasplantes- tiene defensores y detractores, y reaviva el debate en torno a la siempre vigente necesidad de aumentar el número de donantes.
La Argentina, que alcanzó en enero su récord histórico de trasplantes -cuatro por día-, no está ajena, reconoció el doctor Carlos Soratti, presidente del Incucai. "Es un tema que se viene debatiendo, pero que nosotros no compartimos. Sostenemos que no se debe condicionar el acceso a la lista de espera o el acceso a un órgano para trasplante por actitudes o decisiones de la persona o de su grupo familiar."
Para Soratti, "el condicionar la asignación de órganos a una decisión voluntaria del paciente es una especie de chantaje del Estado. Es como decirle a la gente que sólo va a recibir un órgano si es donante... El sistema de donación y trasplante debe sustentarse en un principio de solidaridad, altruismo y, sobre todo, de equidad en el acceso".
Y agregó: "El número de donantes está más determinado por el grado de desarrollo de la organización sanitaria intrahospitalaria que por cualquier otro factor. Hay hospitales con 20 donantes por año y en otros, de similar complejidad, ninguno. Está demostrado que la decisión está muy influenciada por el grado de convicción y la actitud del personal de salud, en la medida en que ayudan a la familia a transitar por esa situación".
Otros expertos presentan opiniones favorables a la decisión de Israel. "Es una propuesta muy interesante que surge de la gran necesidad de concientizar a la sociedad acerca de la importancia de donar órganos y tejidos para trasplante. Creo que la forma en que se encaró en Israel fue muy seria, involucrando a los diferentes actores, y debería tener un impacto positivo", opinó el doctor Alejandro Bertolotti, jefe de Cirugía Torácica General del Hospital Universitario Fundación Favaloro, y añadió: "Es importante señalar que los parámetros médicos del paciente primarán sobre el beneficio que se le asignará a un paciente que haya expresado su voluntad de donar previamente". A su vez, el doctor Mario Sebastiani, integrante del Comité de Bioética del Hospital Italiano opinó: "Me parece muy atractiva esta nueva modalidad, que, como el resto, deberá tener su rodaje, su crítica, su análisis y, por sobre todas las cosas y en términos bioéticos, no ser coercitiva".
La pregunta que se plantea es: ¿Es pensable su aplicación en nuestro país? "La idea de trasplantar modelos de una sociedad a otra es un pasaporte al fracaso. Me parece atractiva, pero habrá que seguirla de cerca para ver cómo funciona", consideró la doctora Mónica Banchero, coordinadora hospitalaria de trasplantes del Centro de Bioética del Italiano..
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