SEGÚN UN ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE NORTHWESTERN FEINBERG DE CHICAGO
Los profesores inculcan a los estudiantes y MIR el ejercicio de una medicina defensiva para evitar denuncias
Nadie lo pondría en su currículo, pero cada vez son más los facultativos que reconocen que ejercen una medicina defensiva para evitar denuncias.
Redacción | 17/02/2012 00:00
Esta manera de ser médico está calando hondo en la profesión y se está inculcando a los estudiantes y residentes, y es la conclusión de un estudio que ha realizado la facultad de Medicina de Northwestern Feinberg en Chicago a 202 estudiantes de cuarto año y a residentes de tercero: el 94 por ciento de los estudiantes y el 96 por ciento de los MIR reconocen que este tipo de actuaciones son habituales en su formación y que tienen siempre presente en sus decisiones clínicas las consecuencias legales que se podrían derivar de una actuación errónea. Incluso la mitad de los jóvenes consultados reconocieron que sus tutores y profesores les han instruido para hacer una medicina defensiva.
En este sentido, Kevin O'Leary, autor del estudio y profesor asociado de Northwestern, aboga por que los profesores ayuden a los futuros especialistas a potenciar más sus habilidades de comunicación con los pacientes, de manera que no sientan que hace falta realizar más pruebas de las necesarias. "Nos centramos en los riesgos que podemos correr nosotros y perdemos la perspectiva del paciente. Podemos ayudar a los estudiantes y residentes a que tomen decisiones clínicas sin que éstas estén motivadas por el miedo a que les denuncien", explica O'Leary.
Costes innecesarios
Se ha calculado que el coste de realizar una medicina defensiva puede alcanzar los 45.600 millones de dólares al año en Estados Unidos, según un estudio de Health Affairs. Pero a pesar de ello, cada vez es más frecuente. Según el estudio capitaneado por O`Leary, el 45 por ciento de los estudiantes y el 43 por ciento de los MIR reconocen que han pedido, de forma recurrente, más pruebas de las necesarias para cubrirse las espaldas ante posibles denuncias. Además, el 15 por ciento de los estudiantes y el 17 por ciento de los residentes también dicen que han recetado más medicamentos de los necesarios y que, en ocasiones, han sugerido procedimientos invasivos por miedo a equivocarse en el diagnóstico y terminar en los tribunales. El estudio se centra en una única facultad de Medicina, pero O'Leary dice que es extrapolable al resto.
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