sábado, 18 de febrero de 2012

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PRIMAVERA ÁRABE | Testimonios

Médico: profesión de riesgo en Siria


"Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona", reza la carta de Derechos Humanos. 64 años después de su redacción hacer realidad ésta, y el resto de sus premisas, todavía cuesta mucha sangre. El último ejemplo de ello se encuentra en Siria.

Homs, Deraa y Hama son los escenarios de la última ola de un movimiento democratizador en principio pacífico que, ante la mano dura del régimen de Al Assad, acerca a todo el país al abismo de una guerra civil.
Desde que comenzó el conflicto hace 11 meses, la ONU contabiliza ya 5.400 muertos.

Además de los reiterados ataques a la población civil -400 niños han fallecido según la ONU-, se unen ahora los testimonios de decenas de heridos y personal médico. En Siria, si resultas herido tu vida corre peligro. Si, como médico, intentas ayudar, también: "La asistencia médica se utiliza como medio de represión", denuncia Marie-Pierre Allié, presidenta de Médicos sin Fronteras (MSF) de Francia.

Precisamente, esta organización se extiende en la frontera de Líbano con Siria en un intento por socorrer a los que huyen del país vecino, además de atenderlos, han recogido una serie de testimonios, como los que aparecen a continuación, que muestran el descontrol de este país. "La tónica general es alarmante", asegura Allié. "Se están persiguiendo a pacientes y médicos. Los primeros no acuden a los hospitales por miedo a que les arresten y torturen; mientras que los segundos corren el mismo riesgo simplemente por realizar su trabajo. Ser médico es en Siria una profesión de riesgo".

 

Pacientes...

En Siria manifestarse es exponerse a la muerte. Bashar al Assad intenta parar la primavera árabe siria con la contundencia de los militares, los francotiradores apostados en los aledaños de las manifestaciones y, según MSF, también con la policía del régimen apostada en los hospitales públicos de las ciudades más convulsas.

"Estábamos en una manifestación pacífica, sin llevar armas, cuando la fuerza de seguridad de Assad comenzó a lanzar gas lacrimógeno, se oían explosiones y se abrió fuego. La metralla me impactó en el pecho", relata un joven de 24 años. "Mis amigos consiguieron sacarme de la plaza donde estábamos y me llevaron a una mezquita. No podía ir a un hospital porque en todos ellos hay un destacamento de fuerzas de seguridad que los rodean. Allí se producen arrestos y torturas arbitrarios, y más si vas herido de bala", explica.

Aunque para suerte de este joven el impacto de la metralla no fue grave, lo que sí tuvo que aguantar fueron las torturas de las fuerzas del régimen cuando entraron en la mezquita y le apresaron.

Las historias de hospitales controlados por el régimen se suceden. Así lo cuenta un obrero de 28 años, también herido por un disparo en el muslo izquierdo cuando participaba en una manifestación. "Al principio, mis compañeros no me llevaron a un hospital por miedo, por lo que tuve que ir por los casas improvisadas como hospitales que han hecho los médicos para poder atender a la gente sin miedo a que nos arresten a nosotros o a ellos", comenta. "Al final vino un médico a verme y me dijo que necesitaba ir a un hospital, la herida se había infectado".

¿Y qué ocurre dentro de sus paredes? "Desafortunadamente, muchos doctores habían sido arrestados por tratar a pacientes y habían sido obligados a firmar un documento diciendo que sólo tratarían ciertos casos... los que el gobierno permitía", relata [ver vídeo. Paciente 3]. "Así que las personas lesionadas tuvieron que esperar autorización antes de recibir tratamiento. Muchos podrían morir a la espera de esta autorización".

Ante el miedo de pacientes y médicos por los arrestos en los centros médicos, comienza a expandirse por Siria casas y granjas que se prestan para atender a los heridos. "Son como una especie de hospitales de campaña, pero mal acondicionados, desinfectados, con escaso material e itinerantes, ya que las fuerzas de seguridad los buscan", explica un cirujano general sirio.

Allí se trasladan a muchos pacientes, pero si el caso es grave, no queda más remedio que llevarlo a un hospital, donde "la suerte juega un papel determinante, depende de si le detienen o no", relata este especialista.

"Fui herido en la mano", relata un joven de 23 años [vídeo, paciente 1]. "No me llevaron a un hospital porque allí hay más personal de seguridad que médicos, así que me trasladaron a una casa donde me vendaron la mano". Sin embargo, la herida iba a peor y no quedó más remedio que trasladarle a un hospital de Damasco. "Me operaron con una identidad falsa porque me buscan las fuerzas de seguridad.

Normalmente, en las peores circunstancias, puede ser que te corten un dedo o intenten salvarte la mano de alguna forma, pero yo me manifestaba contra el régimen y, quizá por ello, me la amputaron... es algo que no entiendo para lo que yo tenía", explica este paciente.

 

... y médicos

La situación del personal médico no es mejor. "No hay ambulancias, todas ellas han sido blanco de ataques y les disparan a los pasajeros", señala otro paciente de 29 años [vídeo. Paciente 2]. "Los médicos que son lo suficientemente valientes para tomar medidas son detenidos o sus mujeres violadas para que tengan miedo y no trabajen. Otra medida es ponerles bajo arresto domiciliario", explica este paciente.

"Al principio, cuando comenzaron las manifestaciones, enviamos a los heridos a los hospitales públicos. Pero entonces se nos dijo que los muchos de ellos estaban siendo torturados o se les dejaba sin tratamiento. Incluso algunos fueron asesinados", recuerda el médico general que ahora ha conseguido escapar al Líbano [vídeo. Médico]. "Estamos trabajando en condiciones de seguridad muy difíciles, por lo que muchos recurrimos a los hospitales improvisados", explica.

La finalidad de estos hospitales de campaña no es otra que la de dar mayor seguridad a los pacientes. "Intentamos preparar estos hospitales lo mejor posible, pero no cuentan con los estándares adecuados. Sin embargo es lo único que podemos hacer", comenta un cirujano general.

"Las admisiones en los hospitales requieren que lo notifique la administración del centro y estos datos llegan a las fuerzas de seguridad. A veces, los médicos atienden casos simples de tal forma que no se gestionen sus datos, pero es arriesgado y difícil. De ahí los hospitales improvisados, para los casos que no requieran una hospitalización urgente", relata.

Además, este especialista se refiere a los rumores de las amputaciones. "La mayoría de los cuadros de enfermeras de estos centros están a favor del régimen. Cuando llega algún herido de una manifestación muchas les insultan y proponen que se corte directamente porque a estos pacientes no vale la pena tratarlos", comenta este cirujano.

"La seguridad es lo que más preocupa a los médicos. El riesgo de ser arrestado es grande. Pero a pesar del riesgo, muchos médicos están poniendo sus vidas en peligro con el fin de cumplir con su juramento médico", explica el médico general que prefiere ocultar su rostro en el vídeo ante el temor de represiones.
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