REFORMAS | Anticoncepción
Sanidad se plantea exigir receta para dispensar la píldora del día después
El Ministerio de Sanidad ha encargado un informe médico y científico sobre el uso de la píldora del día después en toda Europa para averiguar el impacto que tiene en la población femenina y, en concreto, sobre las menores. "Cuando tenga el resultado ya les diré lo que vamos a hacer", ha sentenciado la ministra, Ana Mato, en su comparecencia en la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales en el Congreso en respuesta a una pregunta de ERC sobre la posición del Gobierno sobre el fármaco.
En septiembre de 2009, la píldora del día después empezó a venderse en las farmacias sin necesidad de presentar una receta médica. Desde entonces, la polémica en torno a este fármaco no ha cesado, con un sector especialmente beligerante que ha tratado de instrumentalizarlo.
El último informe elaborado por la Sociedad Española de Contracepción (SEC) y hecho público el pasado mes de septiembre indicaba que las españolas hacen un buen uso de este método anticonceptivo.
La decisión del Ministerio de Sanidad, que junto con el de Justicia ha anunciado también la reforma de la ley del aborto, de encargar un informe sobre este fármaco, con especial atención a la situación de las menores de edad, abre la puerta a una posible modificación en su forma de dispensación. Algo que ya criticó hace unos meses Soraya Sáenz de Santamaría, entonces portavoz del PP en el Congreso.
Esta idea fue criticada duramente por Santiago Barambio, presidente de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI). "Todos los países europeos han hecho lo contrario, liberalizar su uso", aseguraba hace unos días a ELMUNDO.es. Volver a exigir la receta "es un paso atrás en la modernidad".
Para el presidente de ACAI, la píldora del día después "tiene que estar al alcance de la población fácilmente". Dispensarlo con receta "limitaría el acceso de las mujeres a este método que evita embarazos no deseados y todos sabemos que los embarazos no deseados son malos para la mujer, la sociedad y los hijos".
En septiembre de 2009, la píldora del día después empezó a venderse en las farmacias sin necesidad de presentar una receta médica. Desde entonces, la polémica en torno a este fármaco no ha cesado, con un sector especialmente beligerante que ha tratado de instrumentalizarlo.
El último informe elaborado por la Sociedad Española de Contracepción (SEC) y hecho público el pasado mes de septiembre indicaba que las españolas hacen un buen uso de este método anticonceptivo.
La decisión del Ministerio de Sanidad, que junto con el de Justicia ha anunciado también la reforma de la ley del aborto, de encargar un informe sobre este fármaco, con especial atención a la situación de las menores de edad, abre la puerta a una posible modificación en su forma de dispensación. Algo que ya criticó hace unos meses Soraya Sáenz de Santamaría, entonces portavoz del PP en el Congreso.
Esta idea fue criticada duramente por Santiago Barambio, presidente de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI). "Todos los países europeos han hecho lo contrario, liberalizar su uso", aseguraba hace unos días a ELMUNDO.es. Volver a exigir la receta "es un paso atrás en la modernidad".
Para el presidente de ACAI, la píldora del día después "tiene que estar al alcance de la población fácilmente". Dispensarlo con receta "limitaría el acceso de las mujeres a este método que evita embarazos no deseados y todos sabemos que los embarazos no deseados son malos para la mujer, la sociedad y los hijos".
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