viernes, 17 de febrero de 2012

Tribuna. La RANM, eje de conciliación - DiarioMedico.com

MANUEL DÍAZ-RUBIO

Tribuna. La RANM, eje de conciliación

La salida de la acuciante crisis económica exige mirar de frente a los problemas de sostenibilidad, pero también hacerlo con ilusión y, según el autor, con la colaboración desinteresada de todos los agentes implicados en el sistema. La Academia de Medicina puede ser un buen punto de encuentro.

Manuel Díaz Rubio, Presidente de la Real Academia Nacional de Medicina (RANM)   |  16/02/2012 00:00

 
Como es norma por estas fechas, hace unos días arrancó el curso en la Real Academia Nacional de Medicina (RANM). Quise, en calidad de presidente, aprovechar esta primera sesión para recordar que estrenamos año con nuevos estatutos bajo el brazo, que fueron aprobados y publicados en el Boletín Oficial del Estado hace tan sólo unos meses. Los cambios incorporados al conjunto de normas que regulan nuestro funcionamiento llegan precisamente en una época de recortes, en un momento, sin duda, difícil para todos, y llegan para exigirnos mayor dedicación, para que nos posicionemos y para que hagamos nuestra aportación allí donde corresponda, con análisis y, en caso preciso, propuesta de soluciones. La atención sanitaria de la población y los peligros que de un tiempo a esta parte acechan a la calidad con que se sigue prestando actualmente es una de esas materias. Pronunciarnos sobre este asunto forma parte del compromiso que traen los nuevos estatutos y que queremos que sea también una seña de identidad de nuestro quehacer. Por todo ello quise anunciar públicamente en nuestra ceremonia anual de apertura el deseo de la Academia de ofrecerse como lugar de conciliación y acuerdos para todos los sectores que están implicados en nuestro objetivo común: el paciente, la persona que sufre y que nos necesita.
  • Nos gustaría decir que en el capítulo científico abrigamos nuevas esperanzas en un momento de cambio, pero la realidad nos ha evidenciado actitudes difíciles de comprender y más de asimilar
Es éste un ofrecimiento de la Academia como institución independiente para buscar compromisos estables que garanticen la -insisto- sin duda aún excelente atención sanitaria de que goza nuestro país y que como tal es reconocida más allá de nuestras fronteras. Una proposición sincera que entonces hice en el salón de actos de nuestra sede, y que ahora repito desde las páginas que me brinda Diario Médico, a todos: a partidos políticos, colegios profesionales, sindicatos médicos, sociedades científicas, medios de comunicación, juristas, economistas, investigadores, industria farmacéutica, industria de las tecnologías, sanidad privada, asociaciones de pacientes, y a cuantos están involucrados y pueden contribuir a superar esta situación de clara adversidad que atravesamos. Lo hacemos desde el convencimiento de que nada se puede hacer si no caminamos juntos aquéllos que estamos comprometidos, sin pasar por alto a nadie, como habitualmente suele pasar. Nadie es tan poderoso ni tan insignificante para ser obviado.


Excelencia y calidad docente
La palabra "recortes" está en boca de todos, protagoniza titulares y es el tema de todas las tertulias. Y los recortes asustan precisamente a quien más necesita que aquello no le afecte, porque si a algo no quiere renunciar el ser humano es a la salud y aquí no se puede fallar; no podemos fallar. Por eso a la Academia de Medicina le preocupa la Sanidad y, por ende, cuantos trabajan en ella, y que, a pesar de los pesares, acuden cada día a los hospitales, a los centros de salud, a los domicilios de los pacientes, equipados con ingentes dosis de ilusión para desarrollar su vocación.

Pero no es uno, sino varios los motivos de preocupación para la Academia en el momento actual. La docencia de la Medicina y de las Ciencias de la Salud es uno de ellos. Creemos que la excelencia y la calidad deben preservarse, igual que debe hacerse con el mérito. Por eso, algo se tiene que estar haciendo mal si no causa alarma un país en el que parece que el objetivo no es que todos sean licenciados, sino doctores y catedráticos. Solo en 2011 el Ministerio de Educación acreditó a 217 catedráticos en Ciencias de la Salud. Una cifra que se comenta por sí sola. Cabe preguntarse hacia dónde nos encaminamos por esta vía. Aquí de nuevo tenemos un campo importante de reflexión, donde los máximos responsables deben asesorase por las entidades adecuadas para que no se paralice el desarrollo de una Universidad mejor, con oportunidades auténticas para la excelencia y evitar la socialización manifiesta de ella.
  • Los recortes económicos asustan más precisamente a quien más necesita que no le afecten, porque si a algo no quiere renunciar el ser humano es a la salud, y aquí no se puede fallar; no podemos fallar
La situación de nuestros investigadores en general, y en el ámbito de la Medicina en particular, es, sin duda, otro aspecto que produce enorme y justificada inquietud. Especialmente preocupante es la posición cada vez más débil de los investigadores jóvenes o de aquellos que han demostrado ser los más competitivos y cuya supervivencia directamente podría estar en riesgo. Nos gustaría decir que en el capítulo científico abrigamos nuevas esperanzas en un momento de cambios, pero la realidad nos ha puesto encima de la mesa actitudes difíciles de comprender y más de asimilar. La congruencia de cuanto se dice y luego se hace debe existir, so pena de caer en el descrédito y penar la ilusión. La credibilidad no es posible si no se es consecuente.


Innovación, base de la sostenibilidad
Tampoco podemos pasar por alto la situación crítica que atraviesan aquellos sectores que nos asisten en nuestro trabajo como profesionales. La industria farmacéutica y la de las tecnologías son consustanciales para la atención a nuestros pacientes y sufren descalabros que pueden tener honda trascendencia. Sería por ello injusto no ser sensible a las inquietudes que en los últimos meses vienen expresando cada vez con mayor y lógica insistencia. No cabe plantearse la atención a nuestros pacientes sin su ayuda. La sostenibilidad del sistema sanitario debe ser compatible con el acceso a la innovación y las nuevas tecnologías. Sería un error olvidar que estos sectores han sustentado muchas de las deficiencias que el sistema no podía cubrir, y es hora no sólo de reconocerlo sino además de buscar soluciones. De lo contrario, la formación continuada de los profesionales y la investigación se resentirán fuertemente y, en consecuencia, el daño nos alcanzará a todos.

Me gustaría que estas líneas citaran tantas veces la palabra "crisis" como la palabra "ilusión". Negar la primera o mirar hacia otro lado es una irresponsabilidad, pero tampoco podemos recrearnos en la adversidad. Debemos, eso sí, descartar el "sálvese quien pueda". A falta de recetas mágicas, cabe prescribir esfuerzo solidario, fomento de la excelencia y el compromiso con el trabajo, que no es otra cosa que el compromiso con nosotros mismos. Virgilio escribió "no te inclines ante la adversidad, más bien oponte audazmente a ella". Con ilusión, con la colaboración de todos y con la audacia que recomienda el autor de La Eneida, a buen seguro que conseguimos salir adelante.
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