ANÁLISIS | En dolor
Un estudio estima un gasto millonario en tratamientos para el dolor sin base científica
- El uso de terapias ineficaces expone a los pacientes a riesgos y frustaciones
- El ejercicio y la movilización manual, los únicos tratamientos con eficacia
- Los ultrasonidos, la estimulación eléctrica o la onda corta no funcionan
- Sólo Canarias malgasta 3 millones de euros al año en estos procedimientos
En Canarias cada año se destinan 3 millones de euros a terapias contra el dolor de espalda que bien no han demostrado científicamente su eficacia o que directamente son ineficaces. De extrapolarse estas cifras a todo el territorio español, tendríamos el siguiente panorama: 75 millones de euros se gastan año tras año en tratamientos para combatir el dolor cervical, lumbar o de hombro y sus resultados serán como mínimo no efectivos. Son los datos de un estudio realizado por la Fundación Kovacs, la Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud, la Fundación Canaria de Investigación y Salud y el Instituto de Salud Carlos III para revisar todo lo que hace el Sistema Nacional de Salud (SNS) de forma sistemática y comprobar si hay prácticas ineficientes.
"Es el primer estudio que cuantifica en dinero el derroche en tratamientos. Lo hemos hecho primero en el campo de la rehabilitación y con el Sistema Canario porque era de los primeros que han incorporado el sistema informático y que contaban con todos los datos necesarios para hacer este informe. No obstante, todo apunta a que se pueden extrapolar estos datos al resto de España", afirma Francisco Kovacs, coautor del estudio y director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE).
Tanto Kovacs como Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial (organismo que ha querido presentar los datos de este informe), han puesto de manifiesto que en una situación de crisis como la actual el Gobierno debe de tomar nota y establecer un sistema efectivo para evaluar todas aquellas terapias que van a incorporarse en el SNS. "Antes de imponer un copago, con el que probablemente se gastaría más de lo que se ahorraría, se debe evaluar qué se está haciendo mal y qué hay que hacer para evitar el mal uso del dinero", ha explicado Kovacs.
Los datos del estudio son llamativos. Tras analizar, entre 2004 y 2007, las terapias destinadas al tratamiento del dolor lumbar, cervical o de hombro en la comunidad canaria se observó que la sanidad pública destina 5 millones de euros cada año a la rehabilitación de estos pacientes, de los que unos tres millones se gastan en técnicas que no han demostrado su eficacia. Un ejemplo, en el dolor cervical sólo es eficaz el ejercicio o la movilización manual pero no el láser cutáneo, la magnetoterapia, la onda corta, la estimulación eléctrica, la termoterapia o los ultrasonidos, entre otros. Algo similar ocurre en los problemas de hombro para los que sólo son eficaces las dos opciones mencionadas o en las molestias de la zona lumbar en las que sólo funciona el ejercicio para su alivio.
Todo esto les lleva a reclamar que se tomen medidas a partir de ahora. "En España no existía un registro sobre los efectos secundarios de esta tecnología o de algunos dispositivos médicos, y ha sido con el caso de las prótesis PIP cuando se ha puesto de manifiesto. Creo que ya se está en ello", insiste Sendín.
En España, a diferencia de otros países como Reino Unido donde existe un organismo único que evalúa y decide los tratamientos que el sistema público incluye en su cartera, "existen seis organismos técnicos que realizan sus informes de una forma arbitraria, no se publican ni se debaten y a los que se les puede pasar por alto sus recomendaciones", aclara Kovacs. De ahí, que haga hincapié en la importancia de la transparencia de estas decisiones y en su rigurosidad para evitar que el dinero público se derroche en terapias ineficaces, en algunos casos, sin probar su eficacia, en otros, o que podrían ser perjudiciales.
Este estudio, sobre terapias contra el dolor aplicadas en Canarias y cuyo coste asciende a los 70.000 euros, ha sido publicado en la revista científica 'BioMed Central Musculoskeletal Disorders'. Aunque Kovacs no ha querido confirmar si se están realizando estudios similares para otras patologías, sí que ha señalado en la necesidad de que estos datos tengan alguna repercusión en el sistema sanitario. "Si con esta información no se hace nada, ¿para qué continuar realizando otros estudios?", concluye.
"Es el primer estudio que cuantifica en dinero el derroche en tratamientos. Lo hemos hecho primero en el campo de la rehabilitación y con el Sistema Canario porque era de los primeros que han incorporado el sistema informático y que contaban con todos los datos necesarios para hacer este informe. No obstante, todo apunta a que se pueden extrapolar estos datos al resto de España", afirma Francisco Kovacs, coautor del estudio y director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE).
Tanto Kovacs como Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial (organismo que ha querido presentar los datos de este informe), han puesto de manifiesto que en una situación de crisis como la actual el Gobierno debe de tomar nota y establecer un sistema efectivo para evaluar todas aquellas terapias que van a incorporarse en el SNS. "Antes de imponer un copago, con el que probablemente se gastaría más de lo que se ahorraría, se debe evaluar qué se está haciendo mal y qué hay que hacer para evitar el mal uso del dinero", ha explicado Kovacs.
Los datos del estudio son llamativos. Tras analizar, entre 2004 y 2007, las terapias destinadas al tratamiento del dolor lumbar, cervical o de hombro en la comunidad canaria se observó que la sanidad pública destina 5 millones de euros cada año a la rehabilitación de estos pacientes, de los que unos tres millones se gastan en técnicas que no han demostrado su eficacia. Un ejemplo, en el dolor cervical sólo es eficaz el ejercicio o la movilización manual pero no el láser cutáneo, la magnetoterapia, la onda corta, la estimulación eléctrica, la termoterapia o los ultrasonidos, entre otros. Algo similar ocurre en los problemas de hombro para los que sólo son eficaces las dos opciones mencionadas o en las molestias de la zona lumbar en las que sólo funciona el ejercicio para su alivio.
Un mal sistema de evaluación
Pero, ¿por qué las comunidades se gastan un dinero si no se ha comprobado la eficacia de un tratamiento? "Sólo los medicamentos pasan por un sistema de evaluación previo, pero no ocurre así con la tecnología médica", explica Sendín. Por su parte Kovacs señala a que "se trata de decisiones arbitrarias o políticas. Se aplican tal cual, sin estudios".Todo esto les lleva a reclamar que se tomen medidas a partir de ahora. "En España no existía un registro sobre los efectos secundarios de esta tecnología o de algunos dispositivos médicos, y ha sido con el caso de las prótesis PIP cuando se ha puesto de manifiesto. Creo que ya se está en ello", insiste Sendín.
En España, a diferencia de otros países como Reino Unido donde existe un organismo único que evalúa y decide los tratamientos que el sistema público incluye en su cartera, "existen seis organismos técnicos que realizan sus informes de una forma arbitraria, no se publican ni se debaten y a los que se les puede pasar por alto sus recomendaciones", aclara Kovacs. De ahí, que haga hincapié en la importancia de la transparencia de estas decisiones y en su rigurosidad para evitar que el dinero público se derroche en terapias ineficaces, en algunos casos, sin probar su eficacia, en otros, o que podrían ser perjudiciales.
Este estudio, sobre terapias contra el dolor aplicadas en Canarias y cuyo coste asciende a los 70.000 euros, ha sido publicado en la revista científica 'BioMed Central Musculoskeletal Disorders'. Aunque Kovacs no ha querido confirmar si se están realizando estudios similares para otras patologías, sí que ha señalado en la necesidad de que estos datos tengan alguna repercusión en el sistema sanitario. "Si con esta información no se hace nada, ¿para qué continuar realizando otros estudios?", concluye.
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