jueves, 16 de septiembre de 2010

OMS | La ciencia de la salud pública y la estrategia mundial sobre el alcohol


La ciencia de la salud pública y la estrategia mundial sobre el alcohol
Thomas F Babor a
a. Department of Community Medicine, University of Connecticut School of Medicine, Farmington, CT, 06030, Estados Unidos de América.


Correspondencia: Thomas F Babor (e-mail: babor@nso.uchc.edu).

Boletín de la Organización Mundial de la Salud 2010;88:643-643. doi: 10.2471/BLT.10.081729

La ciencia tiene un peso cada vez más importante en el desarrollo de las políticas internacionales de salud, lo cual es especialmente patente en el caso de la respuesta mundial a los problemas relacionados con el consumo de alcohol. En mayo de 2010, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó la resolución WHA63.13, sobre la "Estrategia Mundial para reducir el uso nocivo del alcohol" [1], basada en parte en los muchos datos que demuestran tanto la importante contribución del alcohol a la carga mundial de morbilidad como la eficacia de las políticas adoptadas para mitigar los daños que ocasiona [2].

Una vez adoptada la estrategia, ha llegado la hora de que la ciencia de la salud pública asuma dos nuevos retos. El primero es ampliar la base de evidencia de modo que se aplique no sólo a los países desarrollados, que concentran el grueso del consumo de alcohol en el mundo, sino también a los países de ingresos bajos y medios, en los que el consumo de alcohol está creciendo y la respuesta de política es aún poco firme. El segundo reto consiste en usar los resultados de las investigaciones científicas para orientar la adopción de políticas eficaces contra el alcohol a nivel nacional e internacional.

En cuanto a la base de evidencia para adoptar políticas eficaces contra el alcohol, hay datos científicos sólidos que avalan las intervenciones destacadas en la estrategia mundial [2,5]: aumento de la capacidad de los sistemas de salud y bienestar social para proporcionar tratamiento e intervenir tempranamente; medidas contra la conducción bajo los efectos del alcohol; límites a la oferta de alcohol; restricciones a la mercadotecnia del alcohol; políticas de impuestos y precios que desalienten el consumo frecuente y en cantidades excesivas; regulación de los contextos sociales que fomentan el consumo excesivo, y reducción de los efectos del alcohol ilícito y el alcohol de producción informal en la salud pública.

Muchas de esas intervenciones son medidas universales que limitan la asequibilidad, disponibilidad y accesibilidad del alcohol. Dado su amplio alcance, el impacto previsible de esas medidas en la salud pública es relativamente importante, sobre todo cuando es posible controlar el mercado informal y la producción ilegal de alcohol. Cuando las medidas universales se combinan con intervenciones dirigidas a poblaciones de alto riesgo, como adolescentes (edad mínima), conductores de automóviles (conducción bajo los efectos del alcohol), personas alcohólicas (tratamiento y apoyo) y personas con prácticas de consumo peligrosas (intervenciones breves en el marco de la atención primaria), el efecto combinado suele ser considerable [3,6].

A pesar de los numerosos estudios transnacionales que avalan esas opciones de política, las instancias normativas de muchos países, especialmente de países en desarrollo, cuestionan que pruebas científicas obtenidas fundamentalmente en países de ingresos altos puedan aplicarse a las poblaciones y los patrones de consumo de su país [7]. Así pues, se necesitarán nuevas investigaciones para reproducir la base científica en distintos tipos de país, aunque el principio de precaución aconseja intervenir ya sin dilación [8] en muchos frentes para contrarrestar la introducción de nuevos productos alcohólicos (como bebidas de malta de alto contenido de alcohol), la eliminación de las restricciones de los horarios de venta y la promoción del alcohol dirigida a los jóvenes.

Además de seguir estudiando la eficacia de las políticas contra el alcohol, es necesario emprender también investigaciones para determinar la mejor manera de aplicar distintas estrategias que difieren sensiblemente en términos de costo, aceptabilidad cultural, obstáculos políticos y alcance de la población. Para ello se pueden sacar enseñanzas de investigaciones sobre la aplicación, de la teoría de la difusión de las innovaciones y de estudios de casos.

Así, los estudios de evaluación de los programas de cribado de los trastornos relacionados con el alcohol y de intervenciones breves llevados a cabo en el Brasil, los países nórdicos, [9] España y los Estados Unidos de América han permitido determinar las condiciones en que la aplicación de un enfoque de salud pública a las intervenciones breves contra las prácticas peligrosas de consumo de alcohol constituye una opción factible en el marco de la atención primaria y en otros entornos asistenciales. Entre esas condiciones óptimas figuran la existencia de un liderazgo organizacional y el apoyo logístico a los programas de intervención temprana.

Un último ámbito de investigación que no debe ignorarse es la investigación sistemática de la industria del alcohol en sí misma como vector de las enfermedades y discapacidades relacionadas con el alcohol [3,10]. Es necesario vigilar las tácticas agresivas de mercadotecnia de las bebidas alcohólicas empleadas en los países en desarrollo de bajo consumo de alcohol, al igual que el grado de cumplimiento por la industria de sus propios códigos de publicidad responsable. También hay que estudiar la posibilidad de aplicar medidas más estrictas para proteger a los jóvenes de la exposición a una publicidad irresponsable, dado que los códigos de autorregulación se pueden eludir fácilmente y no son de cumplimiento exigible.

Como se señala en la estrategia mundial, [1] lo que se necesita ahora es una mayor conciencia de la magnitud del problema del alcohol en el mundo, y compromiso político para aplicar estrategias de control del alcohol basadas en la evidencia. La estrategia mundial brinda una gran oportunidad para que cada país reevalúe sus políticas al respecto a la luz de los datos disponibles. Cualquier cambio de política debe hacerse con cautela y con espíritu de experimentación para determinar si efectivamente tiene los resultados previstos. Por otra parte, los países deben reforzar los vínculos entre los ámbitos científico y normativo para poder reconocer y sintetizar los resultados de investigación más prometedores y transmitírselos eficazmente a los formuladores de políticas y al público.



Referencias
1.Estrategia mundial para reducir el uso nocivo del alcohol, Ginebra, Organización Mundial de la Salud; 2010 (EB126/2010/REC/2).
2.Comité de expertos de la OMS en problemas relacionados con el consumo de alcohol. 2.º informe (OMS, Serie de Informes Técnicos, n.º944). Ginebra, Organización Mundial de la Salud; 2007. http://www.who.int/substance_abuse/expert_committee_alcohol_trs944.pdf [Disponible en: 3 de agosto de 2010].
3.Babor T, Caetano R, Casswell S, Edwards G, Giesbrecht N, Graham K, et al. Alcohol: no ordinary commodity – research and public policy. Oxford: Oxford University Press; 2010.
4.Room R, Babor TF, Rehm J. Alcohol and public health. Lancet 2005; 365: 519-30 pmid: 15705462.5.Anderson P, Chisholm D, Fuhr DC. Effectiveness and cost-effectiveness of policies and programmes to reduce the harm caused by alcohol. Lancet 2009; 373: 2234-46 doi: 10.1016/S0140-6736(09)60744-3 pmid: 19560605.6.Brand DA, Saisana M, Rynn LA, Pennoni F, Lowenfels AB. Comparative analysis of alcohol control policies in 30 countries. PLoS Med 2007; 4: e151- doi: 10.1371/journal.pmed.0040151 pmid: 17455992.7.Room R, Jernigan D, Carlini-Cotrim B, Gureje O, Mäkelä K, Marshall M, et al. Alcohol in developing societies: a public health approach. Helsinki: Finnish Foundation for Alcohol Studies; 2002.
8.Kriebel D, Tickner J. Reenergizing public health through precaution. Am J Public Health 2001; 91: 1351-5 doi: 10.2105/AJPH.91.9.1351 pmid: 11527753.9.Babor TF. Taking stock: twenty-five years of translational research on alcohol screening and brief intervention. Nordic Studies on Alcohol and Drugs 2008; 6: 578-80.
10.Anderson P, de Bruijn A, Angus K, Gordon R, Hastings G. Impact of alcohol advertising and media exposure on adolescent alcohol use: a systematic review of longitudinal studies. Alcohol Alcohol 2009; 44: 229-43 pmid: 19144976.

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