martes, 6 de septiembre de 2011

Tribuna: Reducción homogénea del gasto: inequitativa y menos eficaz - DiarioMedico.com

MERCÉ CASAS

Tribuna: Reducción homogénea del gasto: inequitativa y menos eficaz

Las prisas son malas consejeras, y cuando las cosas se ponen feas se tiende a actuar con prisa. La crisis económica ha llevado a realizar recortes drásticos en la Sanidad, y se han hecho de forma homogénea, cuando cada hospital es un mundo diferente.

Mercé Casas, directora general de Iasist   |  07/09/2011 00:00
 

 
Es evidente que no se puede gastar por encima de las disponibilidades. Dejando a otros estudiosos y responsables políticos el debate sobre el nivel de financiación adecuado a nuestros servicios de salud, en una situación de emergencia económica como la actual hay que tomar medidas inmediatas que permitan contener o disminuir el gasto. En los servicios de salud no podemos ignorar que existe capacidad de mejorar la eficiencia y reducir costes y, por tanto, debe adoptarse al menos una conducta rigurosa para identificar y eliminar las ineficiencias del sistema. La posibilidad de mejora de la eficiencia se encuentra tanto en la organización y planificación de los servicios de salud como en la gestión de los centros y de la práctica de los profesionales. Aunque el primer nivel es vital para la sostenibilidad, lo que sigue se centra en los dos últimos.
  • En los servicios de salud existe capacidad de mejorar la eficiencia y reducir costes y, por tanto, debe adoptarse una conducta rigurosa para identificar y eliminar las ineficiencias
La emergencia del momento y la necesidad de medidas de impacto inmediato lleva a los responsables políticos y económicos a adoptar acciones de corte presupuestario homogéneo en todos las unidades, y se reduce en igual dimensión el presupuesto de todos los hospitales, por ejemplo. Es lo más fácil ante una situación complicada y desbordante, pero es una política potencialmente muy dañina, tanto a corto como a largo plazo.
Durante muchos años hemos documentado en Hospitales TOP 20 que existe una gran variabilidad en la eficiencia de los hospitales, de manera que los más eficientes acreditan costes unitarios un 17 por ciento menores, estancias hospitalarias inferiores para iguales pacientes o productividades de los recursos humanos un 20 por ciento superiores, todo con igual o mejor calidad. Los impactos de esas diferencias implicarían más de 5.000 camas prescindibles, y más de 7.000 millones de euros si todos se comportaran como los más eficientes.
Una reducción homogénea del gasto en hospitales con eficiencia muy diferente tiene implicaciones muy perjudiciales, amén de ser totalmente inequitativa. Pueden destacarse tres efectos negativos importantes:
  • ¿No estaría la población dispuesta a operarse de corazón a 60 kilómetros de distancia si los cirujanos en ese hospital operan más del doble de casos y con mejores resultados?
- Gran riesgo de incumplimiento en los centros más eficientes, que afrontarán mayores dificultades o imposibilidad de conseguir la reducción de gasto solicitada sin incurrir en riesgos de la calidad o nivel de servicio a su población y, al no conseguirlo, pondrán en riesgo la consecución del objetivo de reducción de gasto colectivo esperado.
- Favorece a los centros más ineficientes, a los que les puede bastar con realizar acciones básicas de gestión de sus recursos que otros ya han hecho en tiempos de bonanza para cumplir con los objetivos marcados sin que ni su plantilla, menos productiva, ni sus pacientes sufran serias consecuencias.
- Promociona una cultura que no favorece la gestión eficiente. A los gestores se les envía un mensaje de que gestionar los recursos se reserva a los momentos de emergencia, pero que lo mejor es recuperar la laxitud en la gestión en cuánto la situación económica lo permita.
Las dos primeras son inequitativas para la población, los profesionales y los gestores con efectos inmediatos y una amenaza para la eficacia de las medidas; la segunda supone un daño moral a largo plazo a la salud del sistema.
La población atendida en los hospitales más eficientes podrá ver recortada la actividad en mayor medida de la necesaria y de la aplicada en otras zonas; los profesionales con mayores productividad y esfuerzo personal pueden sufrir pérdidas de empleo mientras colegas tradicionalmente menos productivos seguirán con su trabajo, y los buenos gestores tendrán más complicado cumplir el objetivo de reducción, con medidas más duras, y se enfrentarán a mayores dificultades de cumplimiento.
Los gestores de los centros son responsables de llevar a cabo las acciones que permitan conseguir los objetivos de reducción marcados, y se encontrarán necesariamente en situaciones difíciles, tomando acciones impopulares y sufriendo directa y personalmente por ello. En un entorno de inequidad como el descrito los buenos gestores, los que han mantenido permanentemente una acción profesional de lucha por los mejores resultados posibles, no sólo afrontarán una situación mucho más complicada, sino que se enfrentan a un mayor riesgo de ser evaluados como malos gestores en la emergencia actual si han de rendir cuentas por sus resultados, cuentas que no se les exigieron ni premiaron en la época de abundancia anterior. Los gestores actuales y la generación futura pueden tomar buena nota de ello marcando su conducta futura.
La eficacia en la consecución de los objetivos de reducción marcados se ve también comprometida al dificultar el logro de los objetivos a los centros más eficientes. Hace mucho tiempo que las administraciones sanitarias y los hospitales disponen de información sólida y fiable para identificar las áreas de ineficiencia. Emprender acciones más selectivas, siendo más drásticas en esas áreas, sería también más eficaz que las medidas igualitarias.
El uso de la información
La información disponible es asimismo un argumento de explicación a la población, pero tampoco se usa en esa dirección. ¿No sería más fácilmente entendible por los ciudadanos un cierre de unas urgencias nocturnas en un centro de atención primaria si la media de atenciones por noche son de tres a un coste diez veces superior al de otros que están a menos de veinte minutos? ¿No estaría la población dispuesta a operarse de corazón a 60 kilómetros de distancia si los cirujanos en ese hospital operan más del doble de casos y con mejores resultados que los del más próximo?
Nuestro sistema de salud hace una muy baja utilización de la información disponible para la toma de decisiones y es opaco tanto interna como externamente respecto a sus costes y resultados. Un cambio radical y una mayor transparencia pública de los resultados contribuiría en gran medida a corregir algunos de estos errores en el futuro y a corresponsabilizar a todo el mundo, ciudadanos incluidos, en la buena gestión y uso de los servicios, no sólo en los momentos de crisis, sino de forma permanente. La monitorización continuada y la evaluación de los resultados alcanzados por cada nivel de responsabilidad es además un paso imprescindible para el rendimiento de cuentas para la designación de los mejores profesionales en los puestos de gestión y dirección.
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