miércoles, 22 de agosto de 2012

Médicos Sin Fronteras lleva dos meses operando clandestinamente en Siria | elmundo.es

Médicos Sin Fronteras lleva dos meses operando clandestinamente en Siria | elmundo.es

SIRIA | Sin la autorización del Gobierno sirio

Médicos Sin Fronteras lleva dos meses operando clandestinamente en Siria

Médicos sin Fronteras atienden heridos en el hospital clandestino, en el norte del país. | Reuters Médicos sin Fronteras atienden heridos en el hospital clandestino, en el norte del país. | Reuters
  • Más de 300 pacientes han sido tratados y se han hecho 150 operaciones
  • Consiguieron transformar en seis días una casa en un hospital
  • 'Aquellos que apoyan al régimen pueden ir a hospitales públicos'
Los civiles están pagando caro el precio por su libertad. En las zonas 'liberadas' por el opositor Ejército Sirio Libre, los sirios no tienen acceso a los suministros más básicos, como la electricidad o los medicamentos. Y el personal sanitario que aún permanece para ayudar a los heridos es muy escaso.
Eso animó a Médicos Sin Fronteras (MSF) a comenzar su proyecto hace dos meses: nada menos que transformar una vivienda vacía en un hospital clandestino. Con la colaboración de un grupo de médicos sirios, varios equipos de la organización consiguieron la metamorfosis en tan sólo seis días, donde los heridos están siendo hospitalizados y operados.

Más de 300 pacientes ya han sido tratados en el centro y se han llevado a cabo más de 150 operaciones. Las condiciones en las que empezaron a trabajar fueron sumamente difíciles.

La cirujana Anna Nowak

"Durante seis días trabajamos de forma frenética para transformar el edificio en un hospital con 12 camas, un quirófano, una sala de esterilizaciones, otra de reanimación y otra de recuperación. Nos costó mucho contratar personal médico local y tuvimos que solventar problemas de suministro, sabiendo que es peligroso importar o comprar suministros médicos en Siria", relata la cirujana Anna Nowak, con experiencia en más de 20 misiones con MSF y que acaba de regresar de Siria.

"Cuando empezaron a llegar, enseguida llegamos al límite. Tuvimos que organizarnos para acomodar a la gente, incluso en la terraza. La disponibilidad y voluntad de ayuda de la gente que traía a los heridos fue algo muy emotivo", declara Nowak.


La anestesista Kelly Dilworth


Otro miembro de MSF, Kelly Dilworth, también acaba de regresar de Siria. Dilworth recuerda el dolor de aquellos que ha tratado y la gravedad de las heridas. "El 90% de las operaciones quirúrgicas obedecía a heridas producto de la violencia, sobre todo por explosiones y bombardeos."

Pero los peores recuerdos son sobre las víctimas con artillería pesada. "Por las enormes heridas de fragmentación causadas y por el hecho de que fueran civiles los afectados indiscriminadamente. Desgraciadamente, algunos llegaban demasiado tarde para ser salvados".

Algunos que no pudieron recibir tratamiento adecuado, por falta de recursos o por estar cerca de la zona donde se producían los enfrentamientos, debían marcharse tras la operación, lo que provocaba infecciones.

"Un adolescente de 15 años que había sido herido en una ofensiva con tanques no había recibido tratamiento alguno. En estos casos, la cascada de complicaciones que el cuerpo acumula puede acabar con la vida del paciente. El chico murió dos días después de su primera operación, a pesar del tratamiento quirúrgico e intensivo que pudimos ofrecerle."

El enfermero Brian Moller

Brian Moller es enfermero anestesista y ha sido uno de los responsables de la gestión del hospital quirúrgico instalado por MSF en Siria. "Estamos en el enclave rebelde y por lo tanto sólo tenemos una visión parcial de la situación", deja claro Moller desde el principio.

"No tenemos autorización para trabajar en el país, así que no nos queda otra elección. Nuestro trabajo consiste en aportar ayuda a aquellos que no disponen de acceso a cuidado médico. Aquellos que apoyan al régimen pueden ir a hospitales públicos, pero la mayoría de los rebeldes y los que le dan apoyo no disponen de asistencia alguna", asegura el enfermero.

Moller destaca la solidaridad entre los médicos locales. "Su capacidad y su voluntad para ayudarse entre sí es impresionante, dado el contexto. No tienen experiencia ni preparación para semejantes flujos de pacientes y para tratar ese tipo de heridas."

"Estamos obteniendo buenos resultados a pesar de las dificultades y los dilemas éticos que conlleva. Hay muchas cuestiones que pueden crear tensiones y discusiones entre el personal que se enfrenta a peticiones de racionalidad en situaciones extremadamente emocionales."

La obtención de medicinas y suministros es un problema. En palabras de Moller "sangre, analgésicos, anestésicos, les falta de todo." También el acceso al agua y a la electricidad, aunque declara que mantienen un almacén de emergencia que les permite resistir durante dos semanas sin repuesto.
Preguntarse de donde proceden ciertos suministros médicos no tiene cabida, según Moller, en contextos bélicos. "Disponemos de donaciones privadas, un testimonio de la solidaridad de la gente de allí, pero a veces saber de donde salen los suministros es difícil de verificar."

Un futuro incierto

La ONG denunció que la comunidad internacional "no está haciendo lo suficiente" en declaraciones a Efe en una rueda de prensa en París. El director general de la organización, Filipe Ribeiro, ha preferido no desvelar donde se encuentra el hospital clandestino, tan sólo que está ubicado en el norte del país, en una zona controlada por los rebeldes.

El futuro del proyecto parece incierto ante la deriva del conflicto, pero en palabras del enfermero Moller "nos gustaría quedarnos todo el tiempo que se nos necesite, pero ya se verá cuánto vamos a durar", señaló el integrante durante su intervención.

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