UN AÑO DE LA CRISIS DEL ÉBOLA
Fernando Simón: "Los médicos estuvieron desinformados y como resultado desinformaron"
Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, reconoce que en la crisis del Ébola los médicos estuvieron desinformados, lo que provocó que desinformaran a la población. Pide implicar más al médico de AP "que tiene un rol importantísimo" y restructurar equipos ante este tipo de crisis.
María Lagoa. Santiago | 03/09/2015 17:29
La aparición hace casi un año de un caso secundario de Ébola dentro del equipo que atendió a uno de los dos misioneros repatriados de África para ser tratados de la enfermedad, provocó una crisis en el país de la que se han extraído lecciones importantes. De ellas ha hablado hoy el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón Soria, en el II Congreso Iberoamericano y de Salud Pública que se está celebrando durante estos días en Santiago de Compostela.
A su juicio, España desempeñó un buen trabajo a la hora de valorar y gestionar el riesgo, en línea con las actuaciones realizadas en otros países: "En España hubo una crisis poblacional, pero no una crisis de salud pública; pese a que siempre se puede mejorar, la valoración del riesgo y la gestión del riesgo se hicieron bien". La principal laguna fue la gestión de la comunicación, no fue buena y llegó tarde.
Este concepto es también uno de los aprendizajes, opina Simón: una comunicación eficaz dirigida a todos los profesionales de los dos niveles asistenciales es clave para manejar una situación de estas características porque contribuye a rebajar la sensación de miedo generalizado: "Si con las repatriaciones se hubiese hecho una campaña de comunicación con los profesionales sanitarios, incluidos los médicos de primaria, creo que se habría reducido la percepción del riesgo por parte de la población".
- Simón reconoce que "la gestión de la comunicación no fue buena y llegó tarde"
La relevancia de AP
Reconoce este experto que las autoridades no esperaban una reacción social tan visceral y tampoco la desatada entre los propios profesionales: "El resultado de la desinformación que tuvieron los médicos fue que desinformaron en lugar de informar". De ahí la necesidad de hacerles partícipes de la comunicación: "Hay que entender que los médicos de atención primaria tienen un rol importantísimo en la gestión de las crisis sanitarias, son agentes de comunicación de riesgo". Además, es preciso que los técnicos intervengan en la comunicación que se da a la población general desde el principio de una crisis.
La supervisión de la retirada de los trajes de protección del personal sanitario es esencial: "No se hizo mal pero podía ser mejor". Así, las esclusas aumentaron su tamaño y se reveló como un factor determinante que todos los profesionales del hospital tengan conocimientos en riesgos biológicos y conozcan los protocolos: "Es necesario porque se supervisan unos a otros".
Otra lección es que el ingreso de un paciente de Ébola implica una sobrecarga para el hospital y el sistema de salud pública, que han de tener capacidad de afrontar esa situación de estrés y reestructurar sus equipos para destinar un equipo que se dedique exclusivamente a esta atención: "Entre 30 y 135 profesionales porque el resto de los pacientes no los quieren ni ver y a veces tampoco sus colegas". Por ello y porque no es conveniente tener casos desperdigados por todo el territorio, hay que limitar el número de hospitales en los que se dé tratamiento a los infectados; en España son ahora siete.
Reconoce este experto que las autoridades no esperaban una reacción social tan visceral y tampoco la desatada entre los propios profesionales: "El resultado de la desinformación que tuvieron los médicos fue que desinformaron en lugar de informar". De ahí la necesidad de hacerles partícipes de la comunicación: "Hay que entender que los médicos de atención primaria tienen un rol importantísimo en la gestión de las crisis sanitarias, son agentes de comunicación de riesgo". Además, es preciso que los técnicos intervengan en la comunicación que se da a la población general desde el principio de una crisis.
La supervisión de la retirada de los trajes de protección del personal sanitario es esencial: "No se hizo mal pero podía ser mejor". Así, las esclusas aumentaron su tamaño y se reveló como un factor determinante que todos los profesionales del hospital tengan conocimientos en riesgos biológicos y conozcan los protocolos: "Es necesario porque se supervisan unos a otros".
Otra lección es que el ingreso de un paciente de Ébola implica una sobrecarga para el hospital y el sistema de salud pública, que han de tener capacidad de afrontar esa situación de estrés y reestructurar sus equipos para destinar un equipo que se dedique exclusivamente a esta atención: "Entre 30 y 135 profesionales porque el resto de los pacientes no los quieren ni ver y a veces tampoco sus colegas". Por ello y porque no es conveniente tener casos desperdigados por todo el territorio, hay que limitar el número de hospitales en los que se dé tratamiento a los infectados; en España son ahora siete.
Medidas exageradas
En España, la repatriación de los misioneros y la infección de una de las profesionales que integraron el equipo que los atendió, sacó la discusión del ámbito técnico al ámbito público y se generó una tensión social que, en opinión de Fernando Simón, dio lugar a actuaciones innecesarias, como helicópteros, escoltas policiales, cortes en las autopistas en los traslados o controles a personas que habían superado ya el período de incubación: "La presión mediática y de la población provocó que se tomaran decisiones muy por encima de lo que hacía falta, que no tuvieron las consecuencias deseadas de tranquilizar a la población e hicieron que la bola de miedo creciera más".
En España, la repatriación de los misioneros y la infección de una de las profesionales que integraron el equipo que los atendió, sacó la discusión del ámbito técnico al ámbito público y se generó una tensión social que, en opinión de Fernando Simón, dio lugar a actuaciones innecesarias, como helicópteros, escoltas policiales, cortes en las autopistas en los traslados o controles a personas que habían superado ya el período de incubación: "La presión mediática y de la población provocó que se tomaran decisiones muy por encima de lo que hacía falta, que no tuvieron las consecuencias deseadas de tranquilizar a la población e hicieron que la bola de miedo creciera más".
La aparición del caso secundario provocó también medidas exageradas, como que todos los sanitarios implicados fueran sometidos a un aislamiento cuando no tenían ningún síntoma o el control de demasiados contactos de la persona infectada pese a que cuando estuvo en la sociedad sólo experimentó fiebre.
El experto ha declinado valorar el seguimiento realizado a la paciente contagiada en España durante la incubación o las condiciones de su traslado al hospital Carlos III, porque hay informaciones contradictorias y una relación difícil entre la afectada y la Administración sanitaria. De todos modos, ha admitido que la ambulancia utilizada tendría que haberse retirado.
Simón ha recordado que el Ébola es una infección muy grave con alta probabilidad de fallecimiento y con consecuencias graves, pero ha añadido que se transmite a través de las secreciones de una persona enferma y que no se contagia si no hay síntomas, aunque esté infectada. Además, el número de casos secundarios por cada caso primario es de 1,5 en Ébola, cuando otras enfermedades, como el sarampión, es de 15 a 18.
Simón ha recordado que el Ébola es una infección muy grave con alta probabilidad de fallecimiento y con consecuencias graves, pero ha añadido que se transmite a través de las secreciones de una persona enferma y que no se contagia si no hay síntomas, aunque esté infectada. Además, el número de casos secundarios por cada caso primario es de 1,5 en Ébola, cuando otras enfermedades, como el sarampión, es de 15 a 18.
- "La presión mediática y de la población provocó que se tomaran decisiones muy por encima de lo que hacía falta e hicieron que la bola de miedo creciera más"
Actuar en el país de origen no sólo con vacunas
Fernando Simón ha insistido en que el Ébola fue una epidemia que se circunscribió a tres países africanos: Guinea, Sierra Leona y Liberia, ya que en el resto del mundo se produjeron 3 casos secundarios (el español y 2 en Estados Unidos). No obstante, ha resaltado que "fue la mayor jamás conocida", registrando unos 28.000 casos en África y cobrándose 11.000 defunciones, y que existe siempre un riesgo a nivel internacional, dada la movilidad de la población. El riesgo en las repatriaciones y en el manejo de los pacientes nunca es cero. La actuación en los países de origen es la única estrategia posible: "El aislamiento de un país no sirve para nada. Hay que actuar en África con todo el apoyo internacional hasta que desaparezca el último caso". Actualmente, los ensayos realizados con la nueva vacuna demuestran una eficacia del cien por cien, pero hay que actuar en otros ámbitos: "Liberia, sin probar la vacuna, ha sido el primer país libre del ébola". Reforzar los sistemas de vigilancia epidemiológica y notificación, reforzar sus sistemas sanitarios y la formación en riesgos de salud pública, son actuaciones que funcionan.
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