VIVENCIAS DE LOS RESIDENTES DE PRIMER AÑO
Llegan los R1: cero en experiencia, diez en ganas de ejercer
Cinco residentes cuentan a DM su experiencia en los dos meses que llevan en sus hospitales: la relación con compañeros y pacientes, cómo han vivido sus primeras guardias...
N. Monsó / C. Yusta | 24/07/2017 00:00
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Autor: Enrique Mezquita
A finales de mayo la vida cambió para más de 6.000 graduados de Medicina. Meses después de todo el estrés que supuso prepararse para el examen MIR y elegir plaza , en ese momento empezaba una nueva etapa para ellos como residentes de sus correspondientes hospitales y centros de salud. Dos meses después, DM ha contactado con cinco de los nuevos residentes del Sistema Nacional de Salud (SNS) para conocer cómo han vivido este primer acercamiento a la que será su vida en los próximos cuatro o cinco años.
Los residentes entrevistados están en un momento dulce: en sus palabras se nota la ilusión que tienen por dejar atrás la etapa como estudiantes de Medicina y por aprender cómo es realmente eso de ejercer como médicos, si bien todos reconocen que aún están muy verdes y agradecen infinitamente todo el apoyo de sus compañeros, especialmente de los residentes mayores.
La elección de especialidad y residencia es siempre peliaguda. Oriol Caritg tenía claro que quería hacer Medicina Intensiva, pero le costó un poco más decantarse por el Hospital Universitario Valle de Hebrón: "En mi caso tuve la duda de si ir a un hospital muy grande o más bien mediano. Pensé que para Intensiva es importante ir a un sitio donde haya muchos pacientes y veas muchas patologías diferentes, así que ese fue el principal motivo por el que vine aquí".
- Mónica San Frutos (Ginecología): "El R1 es poco resolutivo para quitar trabajo al resto. Sólo puedes intentar aprender lo máximo posible"
Otros, como Mónica San Frutos, residente de Ginecología, han optado por hospitales más familiares: "El Hospital Puerta de Hierro tiene todo lo bueno de un hospital grande: buen volumen de partos, buena equipación, vemos casi todo tipo de patologías sin necesidad de derivar; y también lo de un hospital más pequeño: se te conoce por tu nombre, tú conoces a tus adjuntos, haces más amistad con los residentes...".
María Folgueras, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Central de Asturias, explica que "tenía claro que quería trabajar en una especialidad que me permitiese desarrollar un abordaje global del paciente". Afirma que su integración en el servicio ha sido buena y sin demasiadas sorpresas, dado que "ya había rotado por aquí en sexto curso y ya tenía una visión de cómo hacen las cosas, aunque también es verdad que no conocía en detalle el programa docente".
Rocío Rodríguez, de Cardiología del Hospital de Valme, en Sevilla, también destaca que se formó en dicho centro, "por lo que no he notado una diferencia importante. Valme es un hospital en el que durante toda la carrera universitaria se favorece que el alumno participe, en muchos casos, como un residente más".
- María Folgueras (Interna): "Una vez vino un paciente con un ‘espesonte’. Mi tutora se d¡o cuenta de que era un hérpes zóster"
En cambio, para Antonio Lázaro, R1 de Oncología Médica en el Hospital de San Juan de Alicante, esta etapa es completamente diferente al grado: "Como residentes participamos de forma activa para mejorar la salud de las personas, abandonando el papel de espectador y convirtiéndonos en protagonistas de la atención sanitaria", remarca.
Reconoce que cuando todavía estaba en la carrera, en muchas ocasiones pensó que "quizás no iba a ser capaz de adquirir la destreza y pericia de los profesionales que tenía a mi alrededor. Ahora veo cómo esa idea se disipa paulatinamente". A esto se suma que ha tenido que irse de casa, si bien asegura que no se arrepiente de su decisión.
El primer acercamiento
Es la hora de ver cómo funcionan realmente los servicios desde dentro. Rodríguez destaca sobre lo bueno de estos dos meses la cercanía y disponibilidad de todos los profesionales, "que han conseguido integrarnos como parte del equipo. No he podido ver muchos aspectos negativos. Quizás el solapamiento de varios residentes en algunos rotatorios, que hace que a veces seamos más de uno con un adjunto, un pequeño inconveniente a la hora de que nos soltemos con los pacientes".
- Antonio Lázaro (Oncología Médica):"Durante el grado pensaba que a lo mejor no adquiriría la suficiente destreza. Esa idea se va disipando"
Lázaro apunta que en la relación con el resto de adjuntos hay de todo: "No siempre se recibe el trato que uno desea, sobre todo cuando hay una elevada carga asistencial, pero yo me siento afortunado por el trato y la ayuda recibidos hasta ahora".
También tienen que aprender a lidiar con los pacientes y sus explicaciones. Folgueras recuerda el caso de uno que decía que tenía un espesonte: "Yo no tenía idea de qué estaba hablando, pero la tutora enseguida se dio cuenta de que se refería a un herpes zóster".
Los residentes aseguran que tienen una buena relación con los enfermos: "En la mayoría de los casos, buscan a alguien que les escuche y que les intente ayudar de la mejor forma, sin importarles si el que está en frente es adjunto o residente", apunta Rodríguez.
- Oriol Caritg (Intensiva): "En mi primera guardia no dormí nada, pero se aseguran de que no te quedes solo y me sentí seguro"
Otra clave de esta nueva etapa son las guardias, que se afrontan con muchos nervios. Folgueras recuerda que su primera vez llegó cuando "sólo llevaba dos días en el hospital", y cada vez que sonaba el busca sentía sobre su espalda el peso de la responsabilidad.
"No dormí nada", asegura Caritg, que explica que "por suerte aquí siempre vamos con un residente mayor y con varios adjuntos en el equipo de guardia de la Unidad de Cuidados Críticos (UCI), así vas bastante acompañado y protegido. En las primeras van pendientes de que no te quedes solo y yo me sentí relativamente seguro".
"Pensé que iba a ser muy agotador y que iba a quedarme dormida por los rincones, pero no fue así. Es cierto que no paramos en toda la guardia y quizá sea la adrenalina la que te mantiene en tensión y despierto durante toda la noche", recuerda San Frutos, que reconoce que en esos momentos no pudo hacer tanto como le hubiese gustado: "En la primera guardia, el R1 es poco útil y lo único que pude hacer es intentar aprender lo máximo posible. Aún eres poco resolutivo como para quitar carga de trabajo a tu residente mayor. En mi caso, te enseñan todo lo que pueden durante las guardias, haciendo que poco a poco puedas tener algo más de autonomía".
- Rocío Rodríguez (Cardiología): "Nos supervisan en todo momento aunque no esté el adjunto al lado; nos dan libertad y autonomía"
Rodríguez confiesa que las guardias han sido lo más estresante "por la presión asistencial y porque nos enfrentamos a algo nuevo y nos encontramos cara a cara con los enfermos, pero en nuestro hospital existe muy buena organización para que vayamos progresando poco a poco en autonomía. Contamos con un curso de Urgencias antes de empezar bastante completo y con dos guardias con R2 en las consultas de puerta para aprender a manejar bien el programa. A partir de ahí, empezamos a pasar consulta solos, aunque nunca lo estamos en realidad: contamos con adjuntos consultores durante 24 horas".
"Las guardias son el reflejo fiel de todo el camino que nos queda por recorrer y de todo lo que nos falta por aprender", apunta Lázaro, que reconoce que, aunque suponen un reto gratificante, "el hecho de no ser autosuficiente conlleva demandar supervisión, por lo que a veces sientes que ralentizas el sistema más que agilizarlo".
Más autonomía
Una denuncia habitual de los sindicatos es que se utilice al MIR como mano de obra barata, dejándole solo ante el peligro y sin que descanse adecuadamente tras las guardia. Sin embargo, los entrevistados no comparten esa visión en los dos meses que llevan trabajando.
Caritg recalca que en su servicio de Intensiva "el descanso tras guardia se cumple, pero por lo que sé en otros servicios no siempre es así. En cuanto a los tutores, tenemos varios, aunque no todos están en nuestro servicio. Por lo que he visto, no están muy encima, pero sí muy accesibles. Es un servicio grande, hay bastantes adjuntos y están los MIR mayores también, y en este sentido siempre tienes supervisión".
San Frutos opina que hay un buen equilibrio entre autonomía y supervisión, y dice que los descansos tras guardias se cumplen y no obligan a hacer de más, salvo situaciones muy puntuales: "Respecto al horario, quizás algún día tengas que quedarte un ratito más porque estés viendo a un paciente que exige más tiempo o porque tengas alguna cosa a última hora que haga que te retrase, pero son cosas ajenas al servicio y que no se pueden prever".
Rodríguez defiende que están supervisados en todo momento, "lo cual no significa que tengamos un adjunto al lado siempre, sino que estamos arropados y protegidos cuando trabajamos; pero también nos dan mucha libertad y autonomía para poder ir desenvolviéndonos solos cada día un poco más".
En este reportaje han colaborado C. Cáceres, E. Mezquita y C. Díaz.
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