La AEMPS exige una relación beneficio-riesgo positiva para la sustitución de biosimilares, pero reconoce que la metodología es complicada
Antonio Blázquez, jefe adjunto del Departamento de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, interviene en la II Jornada Nacional de Biosimilares organizada por BioSim en el Ministerio de Sanidad
Eva Fariña | 22 - febrero - 2018 3:10 pm
Las principales novedades de los aspectos regulatorios de los medicamentos biosimilares han sido analizadas por Antonio Blázquez, jefe adjunto del Departamento de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), que ha participado en la II Jornada Nacional de Biosimilares organizada por la Asociación Española de Biosimilares (BioSim) en el Ministerio de Sanidad.
En cuanto a la sustitución, el representante de la AEMPS ha señalado que “la evaluación no garantiza la intercambiabilidad”. “Nuestro reglamento exige una relación beneficio-riesgo positiva, y desde el punto de vista de la metodología, esa demostración es de una complejidad elevada. Además, tampoco se hace en el resto de los medicamentos. Lo ideal es actuar con precaución teniendo en cuenta el conocimiento del médico y del paciente. Una sustitución masiva y descontrolada podría ser teóricamente problemática”, ha añadido.
Evolución de los biosimilares
Blázquez ha destacado tres fechas en el desarrollo de estos medicamentos. En el año 2001 Europa toma la iniciativa de implementar legislación que apoyase el desarrollo de los medicamentos biológicos, ya que el término biosimilar no aparece en ninguna normativa europea. En el año 2006 se consigue el primer biosimilar, y en 2013 se alcanza la madurez del proceso regulatorio y técnico.
“El proceso de evaluación recae siempre en las agencias nacionales. La Agencia Europea del Medicamento no tiene evaluadores ni de calidad, ni eficacia, ni seguridad. Por tanto, los mismos evaluadores que analizan los productos innovadores son los que valoran los biosimilares”, ha explicado el representante de la AEMPS.
El ejercicio comparativo de un fármaco biosimilar tiene en la base de la pirámide la caracterización fisicoquímica, y a continuación está la caracterización biológica, que son los dos pasos fundamentales en la evaluación de un biosimilar. Después está la fase preclínica, PK/PD y, en el vértice de la pirámide están los ensayos clínicos. “Cuando se investiga algo que se desconoce es fundamental recurrir al ensayo clínico, pero en el caso de los biosimilares los profesionales del sector sanitario deben saber que está comprobada su equivalencia terapéutica”.
Respecto a la farmacovigilancia, el desarrollo de anticuerpos no se puede anticipar, porque se pueden producir reacciones muy raras. Con incidencias de 1-3/100.000 no es posible detectarlos pre-autorización en ensayos clínicos. Blázquez también ha destacado que cuando se detectan estos anticuerpos “es demasiado tarde”. “Solo un ‘Risk Management Plan’ sólido es capaz de ver este tipo de efectos. De asuntos como este surgen las disposiciones sobre especial vigilancia de la Directiva 2010/84 de Farmacovigilancia”.
Seguridad y eficacia
La mesa en la que ha intervenido Antonio Blázquez ha sido moderada por Alfonso Moreno, presidente de la Comisión Ética de BioSim, y también ha intervenido Francisco Olivera, operation manager de mAbxience, que ha hablado de los diez años del proyecto de desarrollo, fabricación y comercialización de biosimilares, en concreto de anticuerpos monoclonales.
Además, ha analizado todas las herramientas que se generan a lo largo de las fases del desarrollo y fabricación de un medicamento biosimilar para controlar la seguridad y la eficacia del medicamento. “Este proceso, que dura entre 4 y 7 años, empieza en la caracterización del producto de referencia y concluye con el último ejercicio de similaridad que hacemos antes de lanzar al mercado un medicamento”, ha señalado. “Desde el momento en que decidimos el pipeline y la molécula que vamos a desarrollar y fabricar, la seguridad y la eficacia son dos pilares fundamentales que nos acompañan durante todo el ciclo de vida de un proyecto”, ha destacado Francisco Olivera.
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