DIAGNÓSTICO Y HERRAMIENTAS PARA EL ABORDAJE
Priorizar el manejo de comorbilidades
Se puede decir que la cara B del éxito que se ha conseguido con los tratamientos antirretrovirales es el abanico de comorbilidades que presentan estos pacientes, especialmente aquellos de más edad, debido a distintas causas, y que han abierto un nuevo frente en las pautas de manejo de esta patología.
Carla Nieto | 07/12/2017 00:00
Las comorbilidades son uno de los caballos de batalla a los que se enfrentan actualmente los expertos en el abordaje de los pacientes con VIH. Esta circunstancia está directamente relacionada con factores como el envejecimiento de la población, y entre las comorbilidades más frecuentes asociadas al VIH que presentan estos pacientes se encuentran las patologías renales, las cardiovasculares, las óseas o las pulmonares, entre otras. Tal y como explica Vicente Estrada, "las comorbilidades (cardiovascular, renal, hepática, ósea) representan un reto importante para los médicos que tratan a pacientes con VIH. Entre los factores responsables de estas comorbilidades se encuentran la inflamación crónica y la activación inmune. A ello hay que unir el hecho de que existen lagunas de conocimiento en el manejo global de estos problemas".
Respecto a este tema, los autores del estudio Vivir y envejecer con el VIH: desafíos en la gestión del VIH en España, explican que, a pesar del uso generalizado de los antirretrovirales disponibles hasta hace poco, los efectos fisiológicos del virus suelen acarrear la aparición de otras enfermedades relacionadas con el envejecimiento en una edad más temprana que el resto de la población, y estos efectos también se ven acelerados por los efectos a largo plazo de las terapias antirretrovirales, así como por hábitos de vida poco saludables.
Adultos mayores
En este contexto, son significativos los datos sobre reducción de toxicidades asociadas al tratamiento antirretroviral (TAR): se han publicado estudios que muestran que la densidad mineral ósea puede estar alterada hasta en el 34 por ciento de los pacientes antes de iniciar cualquier tratamiento antirretroviral, y, tras un año, la disminución de la densidad mineral ósea de la columna lumbar fue más pronunciada en pacientes tratados con PI/r en comparación con el NNRTI y los NRTI. Asimismo, en población de VIH se ha reportado una prevalencia aumentada de fracturas vertebrales (30 por ciento en VIH respecto a 4 por ciento en controles).
- Los pacientes con VIH tienen más comorbilidades que la población general
Al abordar el tema de las comorbilidades, el estudio destaca la existencia de un número de pacientes de VIH con edades muy superiores a la media y que, en la mayoría de los casos, deben enfrentarse a comorbilidades asociadas a esta patología, y los dividen en tres grupos.
En primer lugar, se destaca una primera generación de pacientes que adquirió la enfermedad hace muchos años, cuando todavía no había tratamientos eficaces, y que se han tenido que enfrentar a muchas complicaciones médicas. El segundo grupo estaría compuesto por una segunda generación de pacientes que fueron diagnosticados en el momento en que los tratamientos empezaron a ser más eficaces y que se tienen que enfrentar a problemas adversos derivados de las altas toxicidades. Y, por último, hay una tercera generación diagnosticada con tratamientos mejores y con unas toxicidades reducidas, lo que incrementó su eficacia y su esperanza de vida en unos diez años.
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