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ESPAÑA
AMPLIAR LOS ANÁLISIS DE LAS NOVEDADES DARÍA VALOR A TODA LA VIDA DEL MEDICAMENTO
Reevaluar las tecnologías supondría una mejor garantía de innovación
A las clásicas garantías de calidad, seguridad y eficacia, las tecnologías sanitarias deberían incorporar una cuarta: la evaluación económica. Pero sería deseable no quedarse ahí, ya que el desconocimiento que se tiene sobre su utilidad en el momento de la autorización puede llevar a que una nueva evaluación futura arroje resultados mucho más eficientes.
Rosalía Sierra. Valencia - Lunes, 28 de Junio de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
Todos los foros en los que se reúnen economistas de la salud arrojan desde hace años, todavía sin el éxito esperado, una conclusión: la importancia de la evaluación económica de tecnologías sanitarias, incluyendo en éstas los medicamentos.
Cuando se autoriza una técnica es habitual que se sepa poco de ella; por eso hay que evaluarla antes, pero también durante todo su ciclo de vida
Las XXX Jornadas de Economía de la Salud, celebradas en Valencia, no han sido diferentes, pero han introducido una nueva vuelta de tuerca: tan importante como la evaluación es la reevaluación. O lo que es lo mismo, como ha resumido César Hernández, subdirector de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, "la vida de un medicamento no acaba con su autorización".
Según José Antonio Sacristán, director médico de Lilly, el problema estriba en que "la innovación suele ser gradual, incremental, pero este término se tiende a usar peyorativamente". En su opinión, las innovaciones en el ámbito de los medicamentos "no pueden medirse sólo en términos de utilidad absoluta, porque ésta se acaba demostrando en el futuro", algo que se refleja en el hecho de que "el 63 por ciento de los actuales medicamentos esenciales de la OMS fueron en su momento seguidores o me too con un valor sólo incremental".
Coincide con esto Paloma Fernández Cano, gerente de Relaciones Externas de Merck Sharp & Dohme: "Cuando se autoriza una tecnología se sabe aún muy poco de ella; lo lógico sería evaluarla no sólo antes de su autorización, sino durante todo su ciclo de vida". De este modo sería posible, según Sacristán, "saber si una innovación ha sido realmente útil y si un producto con criterio de coste-efectividad ineficiente al principio se ha convertido en eficiente con el paso del tiempo".
Paloma Fernández Cano (MSD) considera útil crear un organismo como el NICE británico, pero con matices, porque a veces frena la innovación
Esto podría suceder porque "normalmente la innovación se mide en términos de variables importantes para médicos y decisores, cuando las realmente fundamentales son las que resultan relevantes para los pacientes. Deberíamos centrarnos en analizar las variables clínicamente destacables en lugar de las estadísticamente significativas", ha añadido Fernández Cano.
No obstante, el problema de la evaluación económica tiene otra cara: "La mayor parte de los estudios sobre medicamentos están patrocinados por la industria farmacéutica, lo que genera gran escepticismo entre los decisores. Por eso sólo suelen tener impacto en la toma de decisiones los estudios sobre impacto presupuestario e incremento de costes, no los de coste-efectividad", explica José María Recalde, coordinador del Centro Andaluz de Información de Medicamentos (Cadime) y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. "Es necesaria más transparencia y acceso a la información sobre medicamentos", además de un organismo imparcial como el NICE británico que realice las evaluaciones, ya que "se suelen encontrar grandes diferencias en los resultados de los estudios realizados por la industria y los que efectúa el NICE".
Necesidad con matices
Fernández Cano, por su parte, considera que un organismo así es útil, pero con matices: "El NICE frena la innovación o la hace más estática en muchos casos", dado que una compañía no se arriesga a desarrollar un fármaco que, a pesar de ofrecer avances terapéuticos, no pasará la criba de la institución por su precio. Para contrarrestar este efecto, el NHS ha creado el Innovation Pass, un "acceso temprano al mercado para medicamentos innovadores que tienen un tiempo para demostrar su efectividad". Así, si los resultados clínicos compensan, el producto es aprobado.
Ésa sería una forma de salvar una de las grandes dificultades de la innovación, según Hernández: "Distinguir entre innovaciones comerciales, tecnológicas y terapéuticas. Todas son significativas, pero no deben confundirse".
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