miércoles, 19 de septiembre de 2012

Adipocito Al Qaeda | Código Salud | elmundo.es

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Adipocito Al Qaeda

La semana pasada una cadena de televisión norteamericana entrevistó a la mujer del presidente Obama. Una de las preguntas que le hicieron fue la de si creía que la obesidad y el sobrepeso del país eran ya la mayor amenaza para la seguridad de los EEUU. La respuesta de Michelle fue tajante: "absolutely", esa palabra inglesa que enfatiza un sí rotundo.

¿Exageró el entrevistador y la primera dama? Probablemente no. Quizá muchos se pregunten ¿cómo es posible que por mucho adipocito cebado que abunde entre los estadounidenses eso vaya a ser más peligroso que la amenaza de Al Qaeda, por ejemplo? Pues lo es. Las consecuencias de tanta obesidad y sobrepeso se traducen en una carga insoportable de enfermedades de las llamadas no comunicables que acecha a buena parte de América pero también a casi todo el planeta -incluidos muchos países en vías de desarrollo-. Los analistas predicen que o se pone freno a esa tendencia o el coste en sufrimiento, muerte prematura y dinero será muy superior al que pueda causar los grupos terroristas más fanáticos.

Dos de las grandes revistas científicas esta misma semana publican monográficos dedicados precisamente a la obesidad y a la enfermedad crónica. Son el 'JAMA' y 'Science'. En ellas se diseccionan muchos de los interrogantes que rodean estas patologías. Independientemente de los detalles biológicos y socio sanitarios que concurren en cada uno de los procesos que se están mencionando, los expertos opinan que el problema, con mayúsculas, es irresolubre si éste no se incorpora de forma prioritaria a la agenda política de todos los gobiernos.

Porque lo que es kafkiano es saber que los filtros -demostrados científicamente hasta la saciedad- que previenen las patologías crónicas son pocos y muy simples. Pero no se implementan. Alimentación, ejercicio diario, poco alcohol y nada de tabaco. Cuatro patas para una mesa sólida.

Sin embargo, hace falta poner mucha imaginación, legislación, educación y recursos para conseguir que buena parte de la sociedad incorpore a su vida hábitos saludables para siempre. Aunque sean sencillos.

Son acciones con réditos a medio y largo plazo, por supuesto. Algo que a los políticos parece importar poco. Pero si no se abordan, la consecuencia, más temprano que tarde, será que habrá que pagar una prima de riesgo bastante más severa que la que ahora nos imponen los mercados. Y no será únicamente financiera.

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