domingo, 16 de septiembre de 2012

Cartas por la caída de la Seguridad Social en ESPAÑA



 ¿VÍCTIMA DE LOS RECORTES DE LA SEGURIDAD SOCIAL?

Todo comenzó el martes 10 de julio pasado cuando, al salir de mi casa, tuve una mala caída en la esquina. En ese momento recuerdo que sentí en mis lumbares un ruido: “cra cra cra” e inmediatamente pensé: “mi vida se terminó”. Recuerdo que se acercaron personas a ayudarme y les pedí que no me movieran, que me había hecho algo serio; igual insistieron en levantarme de la acera y llevarme hasta la entrada del edificio donde vivo. Sentí que el dolor era fuerte y me vinieron náuseas y perdí el conocimiento por unos minutos. Luego, una ambulancia me trasladó al Hospital Gregorio Marañón. Estuve en total siete horas allí. Me hicieron radiografías, esperaron unas dos horas y media y volvieron a repetir las radiografías, me vio un médico traumatólogo, el Dr Sobrón y me dijo: “parece que hemos tenido suerte, no hay  fractura sólo hay imagen de acuñamiento anterior de L1, posiblemente antiguo”. El juicio clínico dice: “Lumbalgia post-traumática”. Las recomendaciones al alta dicen: “reposo relativo”. Una ambulancia me trasladó a mi casa y me dejó en mi cama, lugar de donde no pude levantarme en un mes y veinte días. No sabía por qué me salía un grito al cambiar de postura, todos los días me despertaba con la ilusión de que el dolor hubiera desaparecido pero, lo cierto es que, sólo podía gatear hasta el baño y regresar gateando a la cama porque no me sentía en condiciones de ponerme de pie. Tuve la suerte de tener muchos vecinos que me atendieron todos los días, me trajeron la comida, me llevaban al baño y me bañaban, cambiaban las sábanas de mi cama, mis hermanas y amigos venían después de trabajar, todos colaboraron porque saben que jamás voy a un médico, jamás me quedo en cama, soy de las que no suele hacer gasto a la Seguridad Social. Un vecino fue al ambulatorio de mi zona, Peñaprieta,  a pedirme hora con el traumatólogo. Le dijeron que para que fuera más rápido, me la daban en el ambulatorio de Moratalaz, en Hacienda de Pavones. Allá me fui en un taxi el día señalado, aún no puedo explicarme cómo pude hacer todo esto sola. Me atendió el Dr. Angel Oteo. Recuerdo que entré en su consulta con la espalda doblada y con la respiración entrecortada por el dolor. Vio el informe del Gregorio Marañón y me mandó hacer una serie de pruebas: sangre, orina, densitometría y resonancia magnética. Solicité la hora para todos los exámenes y regresé a mi casa deseando llegar a la cama. Comencé día a día con las pruebas, la última fue la resonancia, el día 26 de julio. Tampoco sé cómo hice para meterme en ese tubo y mantenerme boca arriba 45 minutos, quizá porque no sabía lo que realmente tenía.
Lo increíble es que, la hora para volver al Dr. Oteo la tenía para el 13 de septiembre.  La pedí el día que fui a ver al Dr. Oteo, 17 de julio. La enfermera que me atendió, me dijo que no tenía ninguna fecha anterior para darme. Le dije que viera en qué estado estaba, que no me podía incorporar, que me diera con otro traumatólogo y me explicó que era un problema, que tenía que solicitar un escrito, que el Dr. Oteo se iba de vacaciones, que me fuera para mi casa y esperara hasta el 13 de septiembre.
Así lo hice, no tenía posibilidad de seguir insistiendo así que me quedé en la cama todo el tiempo que mi cuerpo necesitó. Algunos días pensaba si no tendría una fuerte depresión. No era posible que yo necesitara siempre estar en la cama pero el cuerpo era el que mandaba, no podía hacer otra cosa. Lentamente, a partir del 20 de agosto comencé a dar mis primeros pasos fuera de casa. Iba hasta la esquina y regresaba porque no podía mantenerme en pié.
Y así, de a poco, fui comenzando a caminar con los dolores que sentía y aún siento, como quien tiene un cuchillo al rojo vivo en la zona lumbar.
Llegó por fin el 13 de septiembre y regresé a la consulta del Dr. Oteo.  Vio el resultado de los exámenes, la densitometría y leyó el informe de la resonancia magnética. Se tomó su tiempo para leer una página entera que, lamentablemente no pude leer ni traerme (sólo me dio la resonancia). Me dijo que tenía que ponerme un corsé de cuello a ingles. Sacó un folleto de prótesis de “Ortopedia 41” y me señaló con una cruz el corsé que tenía que llevar. Que lo tenía que llevar un mes entero y hacer reposo y luego regresar para hacer radiografías y ver cómo había evolucionado. Me indigné. Le dije: “¿usted me dice esto hoy 13 de septiembre, cuando la resonancia es del 26 de julio, doctor”? Me respondió: “señora, yo también tengo derecho a vacaciones”, “estoy de acuerdo doctor ¿pero no había un suplente que pudiera llamarme y decirme qué me pasaba?” “tiene una fractura importante”, “ya lo sé que es importante, yo no estoy un mes y veinte días en la cama porque me gusta, doctor”. “No hay médicos suplentes, estos son los recortes”, me contestó. Y me fui de la consulta ardiendo, de dolor, de rabia, de indignación. Por eso lo cuento, porque no sé si son los recortes o no, pero esto que me pasó a mí, lamentablemente le tiene que estar pasando a muchas personas y quiero que se sepa.
Llamé al día siguiente a “Ortopedia 41”. Me atendió una señorita, le dije que necesitaba un corsé, pese a que yo no estaba convencida de ponérmelo después de tanto tiempo. Me preguntó quién me enviaba y le dije: me envía el Dr Oteo. La señorita me preguntó: “¿es usted Margarita Fuentes Martín”? Le contesté que sí y me extrañó que supiera mi nombre. Me dijo que tenía la orden para darme un corsé Spinomed . Le dije que yo prefería la faja dorso lumbar de la foto de al lado, la Lumbamed active y me dijo que no podía ser, que la que había indicado el Dr Oteo era la Spinomed. Le pregunté cuánto costaba una y cuánto costaba la otra: “la que le indicó el Dr Oteo cuesta 500€ y la que usted quiere, 80€”. ¡?¿!
Hice ver la densitometría con otro médico especialista en fracturas de huesos.  No sólo tengo una fractura importante, la vértebra se rompió en tres pedazos y en su lugar ha quedado un agujero. Me señaló un punto y me dijo: “¿ves esto que sobresale del lugar? Un milímetro más y te tengo paralítica de la cintura para abajo”. Aún hoy, domingo 16 de septiembre de 2012 sigo sin poder hacer vida normal y estoy muy lejos de ello.
Resido en Madrid desde hace 30 años. Actualmente tengo 64 y en dos meses, cumplo 65 años.


Margarita Fuentes Martín
05272666P

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