Los incentivos mal planteados incrementarán el deterioro de la Sanidad Pública, resalta la FADSP en un informe
Madrid (12/09/2012) - Redacción
"La racionalización del gasto sanitario, su adecuación a las mejores pruebas científicas disponibles y el control gerencial de compras y de utilización de tecnologías es una responsabilidad de los profesionales y de los gobernantes en todo tiempo y lugar", se destaca en este trabajo
La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) ha elaborado un Informe en el que se evalúan los sistemas de incentivos en la Sanidad Pública y su posible impacto sobre el funcionamiento del sistema sanitario. La importancia del Informe, que EL MÉDICO INTERACTIVO ofrece íntegramente a sus lectores, crece si se tienen en cuenta las propuestas de la última reunión del Ministerio de Sanidad con algunas comunidades autónomas donde se trató precisamente la incentivación profesional. En resumen, el Informe viene a decir que los incentivos mal planteados incrementarán el deterioro de la Sanidad Pública.
"La racionalización del gasto sanitario, su adecuación a las mejores pruebas científicas disponibles y el control gerencial de compras y de utilización de tecnologías es una responsabilidad de los profesionales y de los gobernantes en todo tiempo y lugar, y no es de recibo que se propongan esas medidas ahora como moneda de cambio por una política de personal y de recortes errática y sin planificación alguna, y que lo que logrará es enfrentamientos entre población y profesionales de la salud y un ejercicio injusto de la actividad profesional, con el consiguiente aumento de los efectos adversos y de las desigualdades." señala el Informe.
En éste también se establecen las condiciones que deben de reunir los sistemas de incentivos para alcanzar sus objetivos, y las características que deben reunir los incentivos sanitarios.
El Informe acaba recordando: "En resumen, para poder abordar seriamente una política de incentivos, primero es necesario acabar con los recortes generalizados e indiscriminados, luego incentivar la calidad de la atención sanitaria y no el ahorro y, por fin, consensuarlo entre administración sanitaria, profesionales y usuarios. Otro tipo de propuestas sólo avanzan en el deterioro de la Sanidad Pública".
"La racionalización del gasto sanitario, su adecuación a las mejores pruebas científicas disponibles y el control gerencial de compras y de utilización de tecnologías es una responsabilidad de los profesionales y de los gobernantes en todo tiempo y lugar, y no es de recibo que se propongan esas medidas ahora como moneda de cambio por una política de personal y de recortes errática y sin planificación alguna, y que lo que logrará es enfrentamientos entre población y profesionales de la salud y un ejercicio injusto de la actividad profesional, con el consiguiente aumento de los efectos adversos y de las desigualdades." señala el Informe.
En éste también se establecen las condiciones que deben de reunir los sistemas de incentivos para alcanzar sus objetivos, y las características que deben reunir los incentivos sanitarios.
El Informe acaba recordando: "En resumen, para poder abordar seriamente una política de incentivos, primero es necesario acabar con los recortes generalizados e indiscriminados, luego incentivar la calidad de la atención sanitaria y no el ahorro y, por fin, consensuarlo entre administración sanitaria, profesionales y usuarios. Otro tipo de propuestas sólo avanzan en el deterioro de la Sanidad Pública".
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