El 32 por ciento de los menores que acuden a urgencias han sido automedicados previamente, siendo la madre en el 90 por ciento de los casos la persona que indica la medicación, según un estudio publicado en Anales de Pediatría, la revista de la Asociación Española de Pediatría, y que forma parte del Trabajo de Tesis Doctoral de María Valenzuela Ortiz.
Esto se debe, según José Uberos, responsable de comunicación del Equipo de investigación del trabajo, a que el hábito de la madre de automedicarse se asocia con mayor frecuencia con la automedicación de sus hijos. "Nuestros resultados parecen confirmar que el entrenamiento de la madre en la identificación de síntomas, basado en la experiencia con sus otros hijos, le permite adquirir ciertas competencias para indicar la administración de un medicamento, al que considera idóneo generalmente por la prescripción que hizo un médico en procesos interpretados como similares", ha argumentado.
- La frecuencia de automedicación se asocia significativamente con el número de hijos, siendo más frecuente en las familias numerosas
De hecho, este razonamiento está en concordancia también con el origen de los medicamentos utilizados para la automedicación, pues el 84,9 por ciento son restos de tratamientos anteriores. Asimismo, el nivel de estudio de la madre o el orden que ocupan los pacientes en el conjunto de sus hermanos influye también en la frecuencia en que la progenitora automedica al menor.
Estudios y número de hijos
Según Uberos, el estudio reveló que las madres con estudios medios y superiores son significativamente las que con mayor asiduidad automedican al menor. De igual manera, se comprobó que la frecuencia de automedicación se asocia significativamente con el número de hijos, siendo más frecuente en las familias numerosas (más de tres hijos) y con el orden que ocupa el paciente en el conjunto de sus hermanos, siendo mayor cuanto más avanzado es el orden de nacimiento.
"Esta frecuencia de automedicación podría explicarse por la experiencia adquirida por la madre en hijos anteriores. Con la edad se sienten capacitadas para tratar la misma sintomatología observada en hijos previos. La medicación por poderes según revela el estudio es menor en niños por debajo de los dos años, lo que podría justificarse por la percepción de la madre de mayor vulnerabilidad de sus hijos en edades más tempranas, lo que les induce a medicarlos más por prescripción que por automedicación", ha argumentado el experto.
Y es que, el 62,6 por ciento de los pacientes automedicados recibió un solo medicamento. Además, se utilizaron dos medicamentos en el 27,8 por ciento y tres o más en el 9,6 por ciento. En relación con el tiempo transcurrido entre la aparición de los primeros síntomas y la visita a urgencias el estudio evidencia que el 45,3 por ciento de las familias acude en las primeras 6 horas, el 25,6 por ciento acude entre las 6-12 horas y el resto con frecuencias decrecientes.
"Podríamos concluir, a la vista de los datos, que la medicación por poderes podría retrasar la consulta médica, obligando, en los casos no solucionados tras su empleo a acudir a urgencias. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el estudio también pone de manifiesto que la automedicación es más frecuente cuando el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas a la consulta es mayor", ha indicado Uberos.
El botiquín doméstico es la principal fuente de procedencia de los medicamentos empleados en la automedicación de los menores, como norma general se trata de excedentes de tratamientos anteriores y con menos frecuencia, su libre adquisición, al no precisar en su mayoría receta médica. En este sentido, Uberos ha asegurado que los antitérmicos (en un 56,8 por ciento), los antitusígenos y mucolíticos (40,3) predominan sobre los demás fármacos.
En la procedencia de los medicamentos utilizados, predominan los sobrantes de tratamientos de procesos anteriores (84,9 por ciento), los adquiridos expresamente para este episodio suponen solo el 11,9 por ciento y los de otro origen el 3,2 por ciento. La elección del medicamento se debió a prescripción anterior a otro hijo (49 por ciento), prescripción anterior al mismo hijo (44 por ciento) y recomendación extraclínica (7 por ciento).
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