REFLEXIONES EN EL AVE
Nadie nace enseñado
Ser buen médico , de Familia o de cualquier otra especialidad, no basta para ser también un buen gestor clínico. En esto, como en todo, hay que formarse.
por Carmen Fernández. Directora de Diario Médico | 14/10/2017 00:00
La formación forma parte del ADN de la profesión médica, obligada de manera consustancial a actualizarse permanentemente, pero no solo en materia de avances biomédicos, diagnósticos o terapéuticos, sino también en cuestiones relacionadas con la gestión. Por ese motivo siempre he visto entusiasmo y muchas ganas de aprender entre los médicos con los que he coincidido en aulas de formación en gestión sanitaria, ya sea como alumna o como profesora (de mi principal área de conocimiento: la información sanitaria y científica y la comunicación).
Quien crea que no necesita formación en gestión porque ya es un buen médico, tiene un problema; él, su equipo y la organización de la que forma parte. ¿Cómo renunciar a saber cómo liderar personas y equipos, gestionar presupuestos (sean virtuales o reales) y recursos materiales, técnicas de negociación, herramientas de comunicación interna y externa, TIC y Big Data, evaluación, indicadores de calidad y seguridad, legislación básica y específica, relación con todos los stakeholders que tienen que ver con la actividad, unidad, servicio o centro,...? No digo conocer en detalle, por ejemplo, qué es y cómo se aplica el sistema LEAN (o de Toyota), tan de moda en sanidad como en su momento lo fue la gestión por procesos y la reingeniería de procesos, o las implicaciones que tiene el Sistema Europeo de Cuentas (SEC) en los centros de titularidad pública.
Se trata de conocer cuestiones básicas para gestionar con eficacia en todos los niveles(de la atención primaria, hospital, centros sociosanitarios o de salud mental, diagnóstico por la imagen, laboratorio, investigación biomédica, docencia...) de un sector como éste, de actividad trascendental para los individuos (pacientes) y la sociedad y de altísimo impacto presupuestario, público y privado.
Estas cuestiones básicas tendrían que formar parte de la formación quizás no del grado -donde todo el tiempo dedicado al conocimiento científico de la medicina y materias concomitantes -bioética, habilidades de comunicación médico/paciente- siempre parecerá poco-, pero sí del MIR.
Descubrí, leyendo el blog del gestor sanitario Jordi Varela, los tres pilares de la gestión clínica moderna de Richard Bohmer, que ha estudiado las formas de trabajar de las instituciones sanitarias norteamericanas con mejores resultados en efectividad clínica y costes: planificar procesos de la manera más detallada posible; adaptar las estructuras a las necesidades de los procesos; medir y supervisar los procesos, y mejora continua. ¿Sabría usted cómo manejar estos pilares? Nadie nace enseñado, si no es a llorar, como que se dice popularmente.
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