viernes, 23 de febrero de 2018

Condicionantes para desarrollar una aplicación de 'mHealth' - DiarioMedico.com

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I JORNADA DE 'MHEALTH' DE LA CAMFIC

Condicionantes para desarrollar una aplicación de 'mHealth'

El campo de la mSalud está en continuo desarrollo. Para entender mejor como poder evaluar una aplicación o como lograr un modelo sostenible de negocio, la Fundación iSYS, en colaboración con la Camfic, han organizado con expertos una jornada en Barcelona.
Miguel Ramudo. Barcelona   |  23/02/2018 13:02
 
 

Gabriel Antoja, Jesús Berdún, Joaquim Gómez y Pau Gascón
Gabriel Antoja, Jesús Berdún, Joaquim Gómez y Pau Gascón, en la I Jornada mHealth de la Camfic, en Barcelona. ()
Sólo en el año 2017 más de 325.000 aplicaciones móviles fueron encuadradas dentro de la categoría de salud. Aunque luego sólo un porcentaje muy pequeño realmente ofrecía un servicio sanitario, y muchas menos aún eran las que ofrecían algún resultado útil. En este maremágnum de ofertas resulta más necesario que nunca criterios de evaluación que ayuden a separar el grano de la paja.
Con el objetivo de facilitar guía y consejo en este sentido, desde la Fundación iSYS, que tiene como objeto desarrollar proyectos sociales de salud digital, y en colaboración con la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (Camfic), se ha organizado en Barcelona la I Jornada de mHealth, en la que se facilitaron las pistas que los desarrolladores de aplicaciones móviles pueden seguir para lograr que su producto sea finalmente exitoso.
Cómo evaluar una aplicación, qué define que sea calificada como producto sanitario y, sobre todo, cómo conseguir su sostenibilidad fueron algunos de los temas que se trataron en el evento.
  • Se calcula que, en 2018, los ingresos por eSalud alcanzarán 21.000 millones de dólares en el mundo
El volumen enorme que está alcanzado el mercado de las aplicaciones de eSalud hace más necesario que nunca evaluar el impacto que tienen en la salud de la población general, para ver si realmente son coste-efectivas y se consigue con ellas realmente producir cambios en los comportamientos que sean significativos.
"Para el año 2018 se calcula que los ingresos por eSalud alcanzarán un volumen económico de 21.000 millones de dólares en todo el mundo, 7.1000 millones solo en Europa", apunta Pau Gascón, consultor del Hospital Clínico de Barcelona, para dar una idea del tamaño que ha alcanzado el sector.
Sin embargo, a pesar de estas grandes cifras, la evaluación de estas aplicaciones móviles hasta el momento ha estado muy poco desarrollada. "Se ha centrado en buscar la efectividad y nada más, cuando quizás sería interesante también analizar otros aspectos de las mismas para ver cuáles son las verdaderamente valiosas", continua Gascón.
En este sentido, la usabilidad de la aplicación es un criterio que muchas veces no se tiene en la debida cuenta cuando realmente acaba determinando su éxito. "Puedes tener la mejor aplicación en cuanto a seguridad, estabilidad y fiabilidad que si luego al final el usuario no la utiliza la puedes tirar directamente a la papelera". También resulta, según Gascón, muy importante analizar la implementación y ver cómo la aplicación encaja en un modelo de atención sociosanitario concreto.
"¿Una aplicación móvil reduce las visitas presenciales al médico? De por sí, este dato puede ser bueno o malo, depende de si luego vemos que la salud de los pacientes empeora porque utilizan la aplicación y no van a la consulta. Es necesaria una visión más holística en la evaluación de la aplicación", añade Gascón, quien acaba señalando que se ha de tener muy en cuenta a quién se le va a prescribir y cuál es el objetivo que se busca para poder hacer una evaluación correcta de los resultados.

La aplicación como producto sanitario

De esta forma, la categorización como producto sanitario de las aplicaciones móviles conlleva una serie de obligaciones. "Hasta ahora nos estamos rigiendo por una directiva europea del año 93, pero a partir de mayo de 2020 será de obligado cumplimiento un reglamento que es mucho más riguroso y que concreta mucho más lo que hay que evaluar antes de poner un producto de este tipo en el mercado", señala Joaquim Gómez, técnico experto en Marcado CE de Productos Sanitarios del organismo notificado KIWA.
En este sentido, Gómez apunta que se pondrá mucho más énfasis en solicitar siempre ensayos clínicos que demuestren la eficacia del producto. En este sentido la pregunta es obligada: ¿qué es entonces un producto sanitario? "En el momento en que hay un diagnóstico o una ayuda al diagnóstico, cuando se manipula algún dato para hacerlo más comprensible, la aplicación ya pasa a convertirse en un producto sanitario porque aparece un riesgo, y es que un fallo en una librería del software pueda hacer que uno de estos datos se interprete de una forma incorrecta", añade.

El modelo de negocio

Llegados a este punto, resulta también de crucial importancia definir cuál será la forma de generar ingresos. "Resumiendo mucho la cosa, lo crucial es responder a la pregunta: ¿quién paga la fiesta?", señala Gabriel Antoja, de la IESE Business School de Barcelona, que explica cómo muchas aplicaciones finalmente fracasaban a la hora de monetizar el valor generado.
"Hay estudios en Europa que señalan que un 70 por ciento de las aplicaciones no han conseguido tener apenas ingresos. Es cierto que muchas declaran tener motivaciones altruistas. Pero éstas también fracasan en lograr sus objetivos. Hasta un 8 por ciento declara no lograr lo que buscaban y sólo un 3 por ciento considera que si ha conseguido su objetivo", dice Antoja.
  • Hay varias claves: ¿Cómo evaluar una aplicación? ¿Qué define que sea calificada como producto sanitario¿ Cómo hacerla sostenible?
Por todo esto, para Antoja resulta tan crucial o incluso más definir desde el principio del desarrollo de la aplicación cuál será la fuente de ingresos que permitirá la sostenibilidad. "Hemos estudiado más de 200 aplicaciones en detalle para poder identificar los modelos de ingreso. Porque una cosa es generar valor y otra muy diferente ser capaz de capturar este valor y convertirlo en dinero".
De esta forma, existen dos grandes objetivos a la hora de determinar el pago del servicio. Por una parte, puede ser el usuario quien se encargue de sufragar el coste y generar ingresos, algo que puede ser mediante el pago por descarga, la suscripción o la compra de dispositivos, entre otras fórmulas. Pero también puede ser un tercero, a través de esponsorización, anuncios, colocación de dispositivos o pagando por los resultados que se obtienen.
"Hay que ver bien cuáles son las funcionalidades que se obtienen a través de la aplicación. Luego, en función de estas, se puede determinar mejor cuál deber ser el modelo de ingreso que hemos de aplicar", finaliza Gabriel Antoja.

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