lunes, 7 de enero de 2013

INCONGRUENCIAS ► REVISTA MÉDICOS 2012

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Opinión

Incongruencias

Por el Licenciado
Víctor Norberto Cerasale [MBA R&D]

Mientras la salud pública zozobra y los ámbitos privados redoblan esfuerzos para sobrevivir a la tragedia impuesta por la crisis económica mundial, la Industria Farmacéutica invierte miles de billones de pesos en la investigación y el desarrollo de nuevas terapias, en algunos casos verdaderas innovaciones científicas, en otras opciones destinadas a no ceder espacios. Todo parece indicar que en un mundo donde reinan las incoherencias, hay otros espacios donde lo hacen las incongruencias.
Desde la instalación del Proyecto Genoma Humano, allá por los albores de los noventa, la medicina se fue adentrando en un territorio que podría ser significado como una catarata de avances. Como todos ellos, una vez que se toma la punta del ovillo, lo que sigue es un hilo de hitos científicos que se suceden unos a otros, aportando “valor agregado genuino” a la salud humana como derecho humano tan fundamental como elemental. Si se recorren los Nobel de los últimos veinte años, podrá verificarse cuánto hay de cierto en lo antedicho, aunque claro está, no sólo de nobeles vive el hombre... y muchos otros reconocimientos son tanto o más trascendentes que éste (Nobel), e incluso más justos.
El camino del descubrimiento y el desarrollo molecular es muchas veces abordado por los supuestos réditos económicos ciertos, sin considerar los inciertos que casi nunca llegan al conocimiento médico, mucho menos al público, siendo banalizados por los apuros periodísticos. Desde luego, periodísticamente hablando, venden los fracasos, no así los éxitos, y aún así, los esfuerzos y las voluntades nunca aparecen ocupando “valor” en el imaginario colectivo.
Más allá del escenario y sus telones, Europa está señalando con sus decisiones en el ámbito de las políticas sociales, que poco y nada hay de políticas públicas, y que nada tienen de sociales, ya que las inequidades se geometrizan al tiempo que las equidades se liquidan en un maremágnum de contradicciones donde los pacientes son víctimas propiciatorias y sus médicos, son meras variables de ajuste sin importancia alguna... allí, sucumbe la ciencia... cualquier ciencia... todas las ciencias. Cuando digo médicos, entiéndase: ellos (médicos), personal de enfermería, farmacéuticos, bioquímicos, odontólogos, y más, esto es todos los integrantes de un complejo denominado “equipo de salud”, que ha crecido según el desarrollo científico y tecnológico concomitante.
En ese mismo paisaje, de recortes presupuestarios a mansalva y de servicios diezmados, el crecimiento de gentes que “reclaman” podría tildarse de “dramático”, sin obviar que además de ello es también “aberrante” e individualmente “trágico”. Léase, el drama comienza cuando al paciente se le niega un tratamiento, la circunstancia se torna aberrante cuando los mecanismos públicos (máquina de impedir) descalifican la condición humana del paciente burlando su dignidad como persona, y más tarde se instala una “tragedia” vinculada ya no sólo al deterioro en su salud, sino en un daño psíquico intangible... que aun siendo cuantificado, nunca hará justicia al verdadero dolor cargado en los hombros de la víctima. Desde luego, a los estados políticos ausentes les sobran argumentos... y tantos son éstos, que finalmente no dejan lugar para las auténticas razones de los enfermos sometidos a peregrinaciones en busca de tratamientos que deberían corresponderles por aquel “derecho humano básico y fundamental”.
Por supuesto, sobre el horizonte de esta misma visión se divisan tsunamis de deudas públicas impagas, irresueltas, que aún cuando hayan sido reconocidas, jamás se pagarán, ya que los estados además de ausentes, son insolventes (cuando les conviene). Dichas deudas, además de provocar un daño al circuito económico-financiero, producen otro infinitesimal al caudal de enfermos indefensos, cuyas voces pasan desapercibidas en el concierto de los ruidos desatados por los desatinos.
Globalizando, Estados Unidos de Norteamérica sostiene el liderazgo de las investigaciones y sus consecuentes patentes. Para ello, la adecuación de la Ley de Recetas (PDUFA) le asegura continuidad, lo suficiente como para arrojar al mercado mundial (cada vez más restringido) un volumen significativo de “nuevas entidades moleculares” a precios catastróficos, según las expresiones políticas de moda, referidas a aquello que los estados ausentes deben asumir y que no lo hacen, argumentando carencias que se expresan donde sus conveniencias políticas aparecen para negar lo evidente.
Una vez más, el paciente se torna en el “pato de la boda”... de la que no participa. Una vez más, los organismos de regulación y control actúan de manera imprudente, generando expectativas que quedarán sin resolver, sea por muerte prematura, sea por falta de oportunidad científica (tema no menor a la hora de los diagnósticos), o por la simple negación (ninguneo) de los mencionados “estados ausentes”. El que está enfermo está condenado a “padecer” según antiguos preceptos medievales.
Los estados demuestran desinterés y desprecio hacia la sociedad humana... los organismos de regulación y control hacen culto a una evidencia endeble, que justifica aprobaciones al tiempo que burla los equilibrios financieros quebrados de los sistemas solidarios de salud... un paciente que recibe una molécula de última generación, adecuada a su patología, terminará licuando el presupuesto destinado a diez, cien o mil pacientes crónicos... que no encontrarán a quién quejarse... y de hallarlo, no serán escuchados... y de serlo, no serán correspondidos. El NICE británico está señalando secuencias completas de inequidades... pero sus mensajes no parecen hacer mella en la consciencia de las políticas públicas... donde los responsables se evaporan ante el mínimo problema que puede afectar sus puestos.
Como se ve, las incongruencias abundan... y son responsabilidad de todas y cada una de las partes involucradas, en mayor o menor medida. La Industria Farmacéutica estudia el potencial de los mercados según el universo de pacientes... pero desconoce el incierto mundo de los presupuestos públicos y privados, donde todo es pasible de ser manipulado. Las consecuencias están a la vista... cada vez son más los pacientes sin acceso a sus terapias... cada vez son más los pacientes que transitan un calvario sin destino, al solo efecto de recibir respuestas inconsistentes ante enfermedades que no pueden esperar... cada vez son más las inequidades... y finalmente, cada vez son más las gentes frustradas.
Mientras tanto, las legislaciones se convierten en letras muertas... y los sistemas solidarios dejan de serlo, brindando salud a los “amigos” del poder.


 
Licenciado [MBA R&D] Víctor Norberto Cerasale. Copyright by Cerasale, 2012. Derechos reservados. Exclusivo para Revista Médicos, Medicina Global.
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Ultima edición Nº 72
Diciembre 2012



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