TRIBUNA
La estafa de la sanidad privada
La falta de datos económicos y científicos enturbian el debate sobre la gestión sanitaria
Gracias al esfuerzo, la competencia y el compromiso de miles de profesionales sanitarios, nuestro sistema sanitario público ofrece unos excelentes resultados en gasto y en salud de la población cuando lo comparamos con el resto de modelos sanitarios y de países. Somos un país “top ten” en indicadores sanitarios como la expectativa de vida al nacer o la mortalidad infantil con un gasto sanitario total del 9,5% del PIB en 2009 (un 6,2% es gasto público). Países con potente sanidad privada como EE UU tienen peores indicadores sanitarios que España a pesar de que su gasto total es del 17,6%. La OMS sitúa a España como el 7º mejor sistema sanitario del mundo (el 3º entre los países más poblados) mientras Alemania está en el 25º y EE UU en el 37º. Sin embargo, no hay motivos para el triunfalismo.
Nadie niega que existan serias bolsas de ineficiencia en la sanidad pública que se deberían corregir. Pero en vez de coger el toro por los cuernos, y mejorar la gestión pública, algunos gobiernos autonómicos llevan años empecinados en privatizar la gestión sanitaria. Me refiero aquí al “Modelo del Hospital de Alzira” o las crecientes intenciones privatizadoras de la gestión de hospitales y centros de salud en Madrid. Entre otras cosas prometen un gasto 25% menor en los modelos de gestión privada.
Sin embargo, la retórica, que insiste en afirmaciones del tipo “se ha comprobado que el modelo de concesión es más eficiente” y” da buenos resultados clínicos”,pese a su reiteración aun no se ha dotado de evidencia que la sustente entre otras cosas por la pertinaz opacidad en los datos clínicos de los centros de gestión privada y la consiguiente ausencia de evaluaciones independientes. Hay innumerables hechos que ponen en duda estas afirmaciones. Veamos algunos:
- La Comunidad de Madrid pretende privatizar la gestión de 6 hospitales y 27 centros de salud que atienden 1,4 millones de personas. El coste per cápita de la atención hospitalaria es de 600 € pero, según los presupuestos para 2013, ofrece pagar 441 €. Cualquier ciudadano o profesional no puede dejar de hacerse varias preguntas. ¿Cómo es posible que una empresa con ánimo de lucro, gane dinero y a la vez consiga ahorrar, mantener el personal y la calidad de la asistencia sanitaria? Hasta un niño se da cuenta que son los ciudadanos y los profesionales los que van a salir perdiendo en esta insensata operación
- En el caso del Hospital de Alzira la Generalitat Valenciana concedió en 1999 la gestión a una empresa privada a un coste capitativo pactado para 7 años que suponía un ahorro frente a otros hospitales de gestión pública. Pero a los dos años la empresa tenía un déficit de cinco millones de euros. El Gobierno valenciano anuló la concesión y les indemnizó con 25 millones de euros, para seguidamente sacarla de nuevo a concurso y adjudicarla a aquellos que habían fracasado, eso si aumentado sustancialmente el canon por habitante pasó de 225 euros a 369 (un 68%).Un informe los expertos en Administración Sanitaria de España (Sespas) señala que la “excesiva proximidad entre autoridades y concesionarios…exacerba el enorme riesgo de la captura del regulador”. En otras palabras, los gobiernos pueden dejar de cumplir su función de árbitro y convertirse en el delantero centro de los intereses privados.
Nadie niega que existan serias bolsas de ineficiencia en la sanidad pública que se deberían corregir"
- Según George Halvorson, presidente de la aseguradora americana Kaiser Permanente, en EE UU se emplea incorrectamente el 25% del presupuesto sanitario en prácticas clínicas que no aportan ninguna salud a las personas y que no tienen ninguna evidencia científica. Eso indica que una buena gestión puede disminuir los costes en buena medida sin mermar los resultados en salud. En ese país donde la mayoría de la sanidad es privada, los hospitales mas eficientes tienen un gasto per capita un 16% menor que los más derrochadores lo que indica la variabilidad de las prácticas de gestión sanitaria, dentro de los propios sistemas, sean estos públicos o privados. Sin embargo, globalmente la sanidad americana es de las más ineficientes del mundo si observamos los indicadores de salud, los que atañen a la gente corriente.
La cuestión clave es cómo mejorar la gestión. Dicho objetivo no se consigue meramente por el cambio en la titularidad del gestor. Esto se logrará evaluando el centro en función de los resultados de salud y no sobre criterios economicistas. Y ello se puede hacer con fórmulas de gestión pública en las que los profesionales tengan protagonismo. El camino equivocado es prejuzgar que las concesiones administrativas a empresas privadas, sin más, garantizan una gestión más eficiente. Finalmente, si no hay evidencia de que la gestión privada de la sanidad sea mas eficiente ¿porque no apostamos por mejorar la gestión pública? Hace poco ha sido contratado por la Administración de Estados Unidos el Consejero de Salud del País Vasco, Rafael Bengoa, un claro ejemplo de que también hay buenos gestores en la sanidad pública. La sanidad es un servicio, tiene costes y debe ser eficiente pero no es un negocio para que se lucren los amiguetes de los políticos.
Rodrigo Córdoba García es medico de familia y profesor de la Facultad de Medicina
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