lunes, 24 de septiembre de 2012

Los contratos de riesgo compartido se van definiendo para ganar en eficiencia - DiarioMedico.com

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JAIME ESPÍN, DE LA EASP, DEFIENDE EL MODELO ITALIANO

Los contratos de riesgo compartido se van definiendo para ganar en eficiencia

Ante las malas situaciones hay que buscar soluciones innovadoras. De ahí han surgido los contratos de riesgo compartido, que empiezan a ser una realidad en la financiación de fármacos y a plantearse en la de dispositivos tecnológicos. Con este mecanismo, la financiación de medicamentos varía en función del éxito que obtienen.
David Rodríguez Carenas   |  24/09/2012 00:00

La situación es por todos conocida, y por Jaime Espín, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), explicada: "Los medicamentos aprobados en los últimos años son muy caros respecto a lo que aportan. Así lo ha confirmado, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud, que ha informado de que cada vez hay más inversión en I+D y menos moléculas nuevas. Y con pocas innovaciones, según la consultora PricewaterhouseCoopers".

Planteado el (negativo) escenario, hay que pensar en posibles soluciones. Espín explica una de ellas: los contratos de riesgo compartido en la financiación de medicamentos. Su razón de ser: "Ocurre que, tras financiar un fármaco, surgen fallos y el coste es mayor que el previsto".
  • Para que los contratos de riesgo compartido funcionen de forma adecuada, es necesario definir muy bien qué significa que un fármaco tenga éxito
"Los contratos de riesgo compartido son contratos, esquemas o acuerdos en los que las partes acuerdan regular incertidumbres presupuestarias y de eficiencia", ha explicado Espín durante el I Encuentro Profesional Relaciones Institucionales y Market Access, organizado por Unidad Editorial Conferencias y Formación en Madrid con la colaboración de Correo Farmacéutico. Hay dos tipos: basados en resultados financieros, que "son más habituales", y en resultados de salud, que "están poniéndose de moda ahora".

Ejemplos y marcos

Como ejemplo de esto último, cita el caso del inhibidor de la proteasoma Velcade -bortezomib-, cuyo precio de financiación sobrepasaba con mucho las 20.000 libras por año de vida ajustado por calidad (AVAC), el límite marcado por el NICE inglés para financiar un fármaco (hasta 30.000 libras se analiza si es conveniente), "pero era muy innovador. Por eso se plantearon financiarlo, aunque el tratamiento sólo continuaría en los pacientes que respondieran al tratamiento, exigiendo un reembolso a la compañía farmacéutica por los que no respondieran a la terapia".

Pero el ejemplo que más le gusta a Espín es el italiano, en el que -sobre todo con los medicamentos oncológicos- se fija un precio y se paga de inicio la mitad, entregando el resto sólo si funciona. "Los medicamentos que han aceptado este acuerdo han llegado antes al mercado", advierte el profesor de la EASP. El problema que se encuentra en estos casos es que "los registros son complejos y el tiempo para firmar los controles, eterno".

José Ramón Luis-Yagüe, director de Relaciones con las Comunidades Autónomas de Farmaindustria, también plantea sus cautelas: "Tiene que haber ganancias por los dos lados: Administración e industria farmacéutica. Intelectualmente es un mecanismo muy atractivo, pero hay que tener muy definido un indicador que mida de forma objetiva si un medicamento tiene éxito".

"Es cierto que en España es difícil hablar de esto, porque se financia todo", acepta Espín. "Tiene más lógica con el NICE" cuyas decisiones son vinculantes. Pero para eso en nuestro país habría que ser más consecuente con la búsqueda real del coste-efectividad.

Además, "hay que hallar un marco según el cual si el medicamento no obtiene los rendimientos esperados, la compañía no pierda absolutamente todo", continúa Espín. "Por eso me gusta el modelo italiano, más allá de la complejidad de ese país y de la inequidad que hay entre sus regiones". En cualquier caso, "el marco está; lo que falta es un poco de voluntad".

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