"No hay crisis en la capacidad de los médicos"

Un gerente que se ha mantenido en el cargo contra viento y marea mucho más de lo que es habitual en su gremio, salta ahora el charco para emprender una nueva etapa.

Rosalía Sierra | 24/09/2012 00:00

César Gómez Derch, frente al hospital al que se ha entregado durante los últimos nueve años. (José Luis Pindado)

Vivió el terrible caso Leganés como director de Gestión del centro implicado, y llegó a la Gerencia cuando el Hospital Severo Ochoa, de la citada localidad madrileña, aún estaba en el ojo del huracán.

César Gómez Derch ha liderado en estos años la remontada de un hospital que parecía herido de muerte y que hoy "es uno de los más eficientes". Hecho esto, toca pasar página: la constructora Grupo Sanjosé le ha fichado como responsable de la puesta en marcha de dos hospitales públicos nuevos en Santiago de Chile, donde aterrizó ayer mismo. Los centros, en las áreas de Maipú y Florida, abrirán sus puertas en enero, así que quedan por delante unos meses de arduo trabajo.

Es bueno construir hospitales, pero el desarrollo no puede basarse en una realidad circunstancial, en el ladrillo y los ingresos extraordinarios

¿Por qué este cambio?
-He trabajado en el Hospital General de Albacete, en el General Yagüe, de Burgos, y llevo nueve años en el Severo Ochoa, al que echaré mucho de menos porque con él me une un vínculo muy fuerte porque la crisis que tuvimos que pasar rompió moldes. Pero ya es hora de cambiar.

¿Y por qué tan lejos?
-La situación en España es ahora complicada, mientras que países como Chile están creciendo a un ritmo muy alto. De hecho, es posible que después de arrancar los dos nuevos hospitales se liciten otros dos o tres, y que después la empresa se presente asimismo a concursos de hospitales en otros países también en gran crecimiento, como Panamá, Colombia o Perú.

¿En qué situación deja al Severo Ochoa?-Muy buena. He tenido suerte por cómo ha evolucionado. Ahora es universitario, moderno, acaba de ser ampliado y cuenta con unas infraestructuras y una dotación que no le darán problemas a corto plazo, y además es de los más eficientes. Todo ello ha sido posible gracias a los profesionales y al apoyo de la consejería.

El Severo Ochoa ha cambiado mucho en los últimos años: es universitario, moderno, acaba de ser ampliado y es de los más eficientes

¿Y cómo son los hospitales en Chile?
-El sistema es diferente: el acceso es universal y gratuito, pero a muy pocas prestaciones. Por ejemplo, en Santiago sólo hay cuatro resonancias magnéticas públicas. Por eso, el sector privado es muy potente. Los trabajadores pueden elegir entre aportar parte de sus ingresos a la Seguridad Social o destinarlos a un seguro privado, y la mayoría optan por lo segundo.
Sin embargo, esa tendencia quiere revertirse, y para eso se van a construir hospitales nuevos y mejor dotados.

¿Y cómo se financian?
-Son concesiones administrativas, una fórmula a la que los chilenos están muy acostumbrados y es un modelo socialmente aceptado, porque de esa forma se gestionan servicios como autobuses, aeropuertos y cárceles desde hace muchos años, lo que además favorece un desarrollo normativo y un soporte jurídico muy importantes.

¿Está viviendo entonces Chile un momento de crecimiento como el de España hace unos años?
-Sí, pero espero que hayan aprendido la lección y no cometan los mismos errores que nosotros. Es bueno construir hospitales, pero el desarrollo no puede basarse en una realidad circunstancial, en el ladrillo y los ingresos extraordinarios utilizados para cubrir gasto corriente.
De todos modos, su punto de partida es más bajo y sus nuevos hospitales no serán como los nuestros. Por ejemplo, las habitaciones son triples. Dan respuesta a una demanda creciente de la población, que cada vez es más exigente, pero aún queda mucho camino por recorrer.

¿La asistencia en España está pagando las consecuencias de la crisis?
-Ahora hay que medir más qué se gasta, no se puede derrochar como en ocasiones se ha hecho sobreprescribiendo pruebas diagnósticas, por ejemplo. Está claro que vamos hacia otro modelo, que será el que nos podamos permitir, y a los ciudadanos se les explicará y lo entenderán.
Eso sí, la crisis no ha hecho mella en la capacidad que nuestros profesionales tienen para diagnosticar, tratar y dar al paciente lo que necesita. No más, desde luego, pero tampoco menos: hay una barrera que sería inaceptable atravesar.