PUBLICADO EN 'ATENCIÓN PRIMARIA'
El marketing farmacéutico influye en la práctica de los futuros médicos
SINC · 17 marzo 2015 11:11
Una investigación de la Universidad de Zaragoza muestra que al menos 3 de cada 4 alumnos de Medicina se han beneficiado de un regalo de los laboratorios.
Los estudiantes y profesionales cuya relación con la industria es más estrecha tienden a valorar positivamente sus productos y los prescriben más, sin que exista evidencia científica que lo justifique. La conclusión corresponde a una investigación que ha analizado cómo afecta la exposición de los estudiantes al márketing farmacéutico, y cuyos resultados se publican enAtención Primaria.
El trabajo, que se llevó a cabo a partir de 396 encuestas realizadas a alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, muestra que el 78,6% de los participantes había recibido un regalo no relacionado con la formación –muestras de medicamentos, libros, viajes o comidas–. “Los estudiantes reconocen que esto puede provocar sesgos en su actividad profesional”, señala Sara Calderón, una de las autoras del estudio.
La formación es la actividad más frecuente de la industria farmacéutica en las facultades de Medicina, y también la más aceptada. No obstante, tres de cada 4 alumnos piensan que las charlas suelen estar sesgadas a favor de los productos de la compañía, aunque más del 60% las consideran útiles. Asimismo, un 22% estaría de acuerdo con prohibir los encuentros entre representantes farmacéuticos y estudiantes. “En este terreno son frecuentes las actitudes no definidas e incluso contradictorias”, apunta Calderón.
A mí no me afecta, a los demás sí
Como ejemplo de esta ambigüedad, un 39,8% de los estudiantes considera peligrosa la promoción farmacéutica para sus compañeros, pero sólo un 30,4% cree que pueda afectarle a él mismo. Del artíclo también se extrae que los estudiantes que han asistido alguna vez a una charla financiada por un laboratorio o han recibido una muestra valoran mejor su utilidad. “El regalo tiende a crear un sentimiento de reciprocidad independiente de su cuantía, pero los profesionales suelen verse a sí mismos como inmunes a tales efectos”, expone la coautora del trabajo.
Sin embargo, las actitudes ante las invitaciones y regalos varían según su naturaleza y contenido. Los encuestados se muestran críticos ante el pago de vacaciones, regalos caros o comidas, pero aceptan con facilidad libros, inscripciones y viajes a congresos. Esta influencia parece traspasar la frontera de la formación. “Estos comportamientos parecen reproducirse entre médicos residentes, lo que se puede atribuir, en parte, a carencias formativas tanto en pregrado como a lo largo de la formación MIR”, apunta Calderón.
Los familiares de médicos reciben más obsequios
El 24,9% de los encuestados tiene parientes que ejercen la medicina. Estos estudiantes, según la investigación, reciben más obsequios y muestran una percepción más positiva de las charlas financiadas por la industria. Son menos los que reconocen la posible influencia de las promociones en su futura prescripción y la de sus compañeros.
Por otro lado, en cuestión de sexos, el trabajo muestra una menor conformidad por parte de las mujeres hacia las estrategias de la industria, 14% frente al 23,4% de los hombres.
Más conciencia en las aulas
Calderón cree que, para evitar las posibles influencias negativas, sería necesario el refuerzo de asignaturas “que fomenten la reflexión y la medicina basada en la evidencia, el uso racional del medicamento o lectura crítica de la literatura”.
También hay estudiantes que, por su cuenta, emprenden iniciativas para luchar contra lo que entienden como un atentado contra la ética médica. La investigadora pone como ejemplo al colectivo Farmacríticxs, formado por alumnos de 6º curso, cuyo objetivo es promover una relación ética y transparente con la industria farmacéutica. “Precisamente por su condición de estudiantes, las actividades y los contenidos formativos deberían ser siempre accesibles y rigurosos”, concluyen.
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