sábado, 7 de marzo de 2015

Preventing Chronic Disease - CDC: Volume 11, 2014: 14_0047 ► Características del entorno construido en relación con la actividad física en adultos mexicanos medida objetivamente, 2011

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Preventing Chronic Disease - CDC: Volume 11, 2014: 14_0047



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Características del entorno construido en relación con la actividad física en adultos mexicanos medida objetivamente, 2011

Deborah Salvo, PhD; Rodrigo S. Reis, PhD; Areyh D. Stein, PhD; Juan Rivera, PhD; Reynaldo Martorell, PhD; Michael Pratt, MD, MPH

Citación sugerida para este artículo: Salvo D, Reis RS, Stein AD, Rivera J, Martorell R, Pratt M. Characteristics of the Built Environment in Relation to Objectively Measured Physical Activity Among Mexican Adults, 2011. Prev Chronic Dis 2014;11:140047. DOI:http://dx.doi.org/10.5888/pcd11.140047Aclaraci?n sobre los enlaces a sitios web externos.
REVISADO POR EXPERTOS

Resumen

Introducción
La correlación del entorno construido con la actividad física se ha documentado en países con ingresos altos, pero aún no se ha estudiado en los adultos mexicanos. Nuestros objetivos consistieron en estudiar las asociaciones entre las características del entorno construido y la actividad física en adultos de Cuernavaca, México, y examinar la posible función moderadora de la seguridad percibida en parques y vecindarios.
Métodos
Realizamos un estudio poblacional de adultos en Cuernavaca, México, en el 2011 (N = 677). Los participantes usaron acelerómetros Actigraph GT3X durante 7 días. Usamos sistemas de información geográfica (GIS, por sus siglas en inglés) para generar medidas basadas en zonas delimitadas de 500 metros y 1 kilómetro de la densidad residencial neta, la proporción de la utilización comercial del terreno, la combinación de usos de la tierra, las conexiones, la transitabilidad peatonal y la cantidad de parques y rutas para el tránsito. También obtuvimos datos de la distancia al parque más cercano con los GIS. La seguridad percibida del vecindario y del parque fue autorreportada. Creamos categorías basadas en cuartiles para todas las características del entorno construido y utilizamos modelos de regresión lineal para estimar la asociación entre cada una de las características y la actividad física de moderada a vigorosa total por semana (MVPA, por sus siglas en inglés) y la MVPA en sesiones de 10 minutos de duración.
Resultados
La transitabilidad peatonal estuvo inversamente relacionada con el total de minutos de MVPA por semana (zona delimitada de 1 km, −46.9 [error estándar, 20.0]; P= .03) y los minutos de MVPA por semana en sesiones (zona delimitada de 500 m, −31.5 [12.9]; P = .02). La cantidad de rutas de tránsito en la zona delimitada de 500 metros estuvo inversamente relacionada con el total de minutos de MVPA por semana (−23.8 [10.6]; P = .04). La percepción de la seguridad del parque moderó la asociación entre la actividad física y tener un parque con intersección en la zona delimitada de 500 metros.
Conclusión
Nuestros hallazgos contrastaron con los de los países con ingresos altos, lo cual parece indicar que los programas y políticas ambientales que tienen la finalidad de aumentar la actividad física en ciudades mexicanas no pueden ser adaptados de los países con ingresos altos sin antes considerar el contexto local.

Introducción

La inactividad física contribuye a las 5.3 millones de muertes que ocurren al año en todo el mundo y es un factor de riesgo de obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer (1). La evidencia vincula el entorno construido con la actividad física (2). La transitabilidad peatonal (un índice que incorpora la densidad residencial, la proporción entre el área comercial y el terreno, las conexiones [es decir, la cantidad de intersecciones de 3 y 4 vías] y la combinación de usos de la tierra) se asocia de manera positiva con la actividad física (3), pero la mayor parte de la evidencia proviene de países con ingresos altos (2). Recientemente han aparecido estudios de correlación de países con ingresos bajos a medios, y sus hallazgos iniciales parecen indicar que hay diferencias con los hallazgos de los países con ingresos altos (4,5).
Los estudios que se basan en información autorreportada (tal como lo hacen la mayoría de los estudios [2]) son fuentes valiosas para identificar dominios de actividad (p. ej., ocio frente a transporte) y percepciones del entorno, pero las medidas objetivas proporcionan evidencia más confiable para la investigación y las políticas (2,6). Nuevas tecnologías, como la acelerometría y los sistemas de información geográfica (GIS), permiten hacer estimaciones más precisas de la actividad física y el entorno construido (2,7).
México tiene una epidemia de obesidad y enfermedades crónicas (8). La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del 2012 informó que el 71.2 % de los adultos mexicanos tienen sobrepeso o son obesos, y la diabetes y las enfermedades cardiovasculares son las causas principales de muerte (8,9). En el 2004, se estima que la inactividad física representó un 4.4 % de las muertes y un 1.2 % de años de vida ajustados en función de la discapacidad entre los mexicanos (10). Sin embargo, en el 2012 solo el 17.2 % de los adultos informaron ser inactivos (8). La correlación entre el entorno construido y la actividad física en México aún no se ha estudiado.
El diseño y la implementación de estrategias ambientales a fin de aumentar la actividad física requiere estudios específicos dentro del contexto (2,6,11). La delincuencia y la seguridad pueden influir en la actividad física, pero los estudios arrojan resultados inconsistentes (2). Dada la alta tasa de delincuencia actual en México (9), es posible que la percepción de la seguridad modere la asociación de la actividad física con las variables del entorno medidas en forma objetiva.
El objetivo de este estudio fue identificar las asociaciones entre la actividad física medida de manera objetiva y los aspectos del entorno construido medidos de manera objetiva en los adultos de Cuernavaca, México. Nuestra hipótesis sostenía que el índice de transitabilidad peatonal de los EE. UU. no tendría una asociación positiva con la actividad física de moderada a vigorosa (MVPA) en Cuernavaca, y que las asociaciones entre el entorno construido y la actividad física serían moderadas por la percepción de seguridad.

Métodos

Diseño y lugar del estudio

Este fue un estudio poblacional, multietápico por conglomerados en Cuernavaca, una ciudad de 365 000 habitantes en la zona central de México. Si bien Cuernavaca es más adinerada que la ciudad mexicana promedio (índice de desarrollo humano de 0.86 en comparación con 0.78 de México [12]), presenta las características socioeconómicas, estructurales, políticas y culturales típicas de una ciudad con ingresos bajos a medios (12). La delincuencia en Cuernavaca aumentó durante la década pasada; los homicidios se incrementaron en un 277 % (9,13). Este estudio es parte del proyecto de la Red Internacional de Actividad Física y el Medio Ambiente (IPEN) de México (6).

Muestreo

Recolectamos los datos en el 2011. Se identificó una muestra representativa utilizando secciones censales como unidades principales de muestreo, que luego fueron estratificadas en 4 niveles socioeconómicos (SES, por sus siglas en inglés) con base en cuartiles y 2 niveles de transitabilidad peatonal (3) estratificados por la mediana. Se seleccionaron de manera aleatoria ocho secciones censales por estrato, lo que dio como resultado 32 secciones censales para el estudio (de las 123 que existen en Cuernavaca). Se seleccionaron de manera aleatoria siete cuadras por cada sección censal, y por cada cuadra se seleccionaron de manera aleatoria entre 2 y 4 hogares. A fin de evitar sesgos, se excluyeron las cuadras con cercanía inmediata a una sección censal de un estrato diferente de nivel socioeconómico y transitabilidad peatonal. Si un hogar decidía no participar o no había quien cumpliera los requisitos de participación, se seleccionaba el hogar ubicado inmediatamente a la derecha.
Trabajadores de campo capacitados reclutaron a 1 participante por hogar durante una visita al domicilio. Los participantes que cumplieron con los requisitos eran adultos entre 20 y 65 años que habían vivido en forma permanente en el hogar por al menos 6 meses y que no tenían ninguna discapacidad que les impidiera caminar. Los participantes dieron su consentimiento informado por escrito; el estudio fue aprobado por las juntas de revisión institucional de la Universidad de Emory y del Instituto Nacional de Salud Pública de México.

Medición y resultados de la actividad física

La actividad física se midió con acelerómetros ActiGraph GT3X (ActiGraph, LLC) y se usaron etapas de 60 segundos (conteo por minuto). Los participantes usaron un acelerómetro en el lado derecho de su cadera por 7 días en todo momento, excepto para dormir, ducharse o nadar. Se dieron instrucciones por escrito y verbales (en persona y usando demostraciones) sobre cómo usar el acelerómetro. Para garantizar aún más el cumplimiento del protocolo, hicimos 2 llamadas telefónicas durante la semana, y los participantes anotaron la hora de inicio y término del uso por día en un registro para el acelerómetro. Después de transcurridos 7 días, hicimos una segunda visita al domicilio para verificar el tiempo de uso. El tiempo de "no uso" se definió como 60 ceros consecutivos (1 hora) o más. Un día de uso válido se definió como 10 horas válidas o más. Validamos el tiempo de uso mediante el programa informático MeterPlus 4.2 (Santech, Inc) y por la comparación de los datos del registro para el acelerómetro y la información de las llamadas telefónicas. Si se observaban patrones inusuales de uso diario, se le solicitaba más información al participante en la entrevista en persona. Si se registraban menos de 5 días válidos, se le solicitaba al participante que usara el dispositivo durante más días, y se programaba una tercera visita al domicilio. Los días en que entregamos y fuimos a buscar el acelerómetro se consideraron no válidos. El puntaje de los datos se calculó con MeterPlus 4.2 usando los puntos de corte de Freedson para adultos (14).
Calculamos los minutos por semana de MVPA total y los minutos por semana de MVPA en sesiones de 10 minutos (ver apéndice). Las sesiones se definieron de la siguiente manera: duración mínima de 10 minutos, con al menos el 80 % de la sesión destinada a la MVPA (es decir, todos los descansos totalizaron <20 % de la sesión). Si alguno de los descansos duró más de 2 minutos, se consideró que la sesión fue interrumpida. Se ha reportado una definición similar (15). Los datos de las sesiones se generaron en MatLab 7.7 (The MathWorks Inc).

Medición objetiva del entorno construido

Analizamos el entorno construido por medio de atributos derivados del GIS. La ubicación de la residencia de cada participante fue geocodificada con ArcGIS 9.3 (ESRI Inc). Se generaron zonas delimitadas por la red de calles de un kilómetro y 500 m alrededor del domicilio de cada uno de los participantes. Si bien otros estudios usaron una zona delimitada de 1 km (16), la mayor densidad de población y urbanización en algunas ciudades latinoamericanas en comparación con las de ciudades en países con ingresos altos (17) parece indicar que ciertas características del entorno construido en una zona delimitada más pequeña (500 m) podrían tener más relevancia para nuestro estudio.
Generamos las siguientes variables del entorno construido: densidad residencial neta, proporción de uso del terreno con fines comerciales, conexiones (densidad de intersecciones), combinación de usos de la tierra, índice de transitabilidad peatonal (3), cantidad de parques con intersección en la zona delimitada y cantidad de rutas de transporte público (autobús) con intersección en la zona delimitada. Debido a que ninguna ruta de autobús se cruzaba con alguna de las zonas delimitadas de 1 km sin cruzarse también con la correspondiente zona delimitada de 500 m, usamos una sola variable. Medimos la distancia al parque más cercano usando la red de calles. Categorizamos cada variable de acuerdo con terciles que abarcaron toda la ciudad (para la cantidad de parques con intersección en la zona delimitada) o cuartiles (para todas las otras variables del entorno construido). Se usó la categoría con el menor valor como valor de referencia para cada variable (ver apéndice). Los datos del GIS fueron proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México y el Departamento de Registro de Tierras de Cuernavaca. Generamos todas las variables del GIS mediante ArcGIS 9.3.

Percepción de seguridad

En la segunda visita al domicilio, los trabajadores de campo capacitados hicieron el cuestionario "Escala breve del ambiente peatonal del vecindario" (Neighborhood Environment Walkability Scale–Abbreviated, NEWS-A) (18). Se generaron dos variables para la seguridad percibida: percepción de la seguridad del vecindario y percepción de la seguridad del parque. Ambas variables fueron dicotomizadas como seguro o inseguro (ver apéndice).

Covariables

La edad, el sexo, la educación, el estado civil, el nivel socioeconómico individual (basándose en 25 preguntas sobre las características del domicilio y los bienes usadas por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de México [8]) y la propiedad de vehículos automotores se determinaron mediante preguntas de un cuestionario realizadas durante la segunda visita al domicilio. Se midió el índice de masa corporal (IMC) con las escalas Tanita y estadímetros fijos (Tanita Corporation of America, Inc), de acuerdo con procedimientos estandarizados (19).

Análisis estadístico

Todos los análisis representaron el diseño multietápico por conglomerados y fueron ponderados para la probabilidad de selección y ausencia de respuesta por sexo, mediante los procedimientos de encuesta de SAS 9.3 (SAS Institute Inc). Se utilizaron modelos de regresión lineal sin ajustar para la MVPA total y las sesiones de MVPA, y para ello se usó cada GIS y cada variable de percepción de seguridad como variables independientes. Aplicamos modelos de ajuste para todas las covariables. Usamos SURVEYREG, el procedimiento de SAS que utiliza un enfoque basado en el diseño en lugar de un enfoque basado en el modelo, lo que permite aplicar modelos lineales a los resultados cuya distribución no es normal (20). Los coeficientes de regresión están representados como minutos semanales (error estándar [EE]) de MVPA total o sesiones de MVPA. Usamos pruebas de cociente de probabilidad para identificar posibles interacciones entre el entorno construido y la seguridad percibida. Cuando la interacción fue significativa con P < .05, se utilizaron modelos de regresión lineal para estimar la asociación de la variable de entorno construido con cada resultado de actividad física, en cada estrato de seguridad percibida. También se aplicaron modelos a las características del entorno construido como variables continuas. La significación estadística para todos los análisis de regresión, pruebas de cociente de probabilidad y para las pruebas de tendencia lineal se definió en P < .05.

Resultados

La tasa de respuesta del estudio fue de 58.9 %, calculada según la cantidad de hogares seleccionados que tenían un adulto que cumplía los requisitos para participar. Ocho participantes fueron excluidos debido a datos de acelerometría sin validez y 7 fueron excluidos por causa de problemas de geocodificación; la muestra final analítica fue de 662 participantes. No encontramos diferencias significativas en las características sociodemográficas entre la muestra final y los participantes excluidos. La media de edad de la muestra fue de 42.0 años; el 48.1 % eran varones, el 32.7 % había alcanzado un nivel de educación superior a la secundaria (high school), el 55.8 % era propietario de un vehículo automotor y el 31.8 % de los participantes eran obesos (tabla 1); el 41.3 % percibía su vecindario como inseguro y el 39.9 % percibía los parques como inseguros (tabla 2). Los participantes realizaron un promedio de 221.3 minutos (desviación estándar [DE], 10.1) de MVPA por semana y 63.4 minutos (DE, 4.3) por semana de sesiones de MVPA; el 58.5 % cumplió con los 150 minutos por semana de actividad física recomendados por la Organización Mundial de la Salud (21) al considerarse la MVPA total, pero solo el 13.3 % cumplió la recomendación al tomarse en cuenta las sesiones de MVPA.
Tener 8 o más rutas de autobús que cruzaran la zona delimitada de 500 m estuvo inversamente relacionado con el total de MVPA (−23.8 [0.6] min; P = .04) (tabla 3), pero no con la MVPA en sesiones (−7.0 [12.3] min; P = .58) (tabla 4). No hallamos una tendencia lineal significativa para la relación entre la cantidad de rutas de tránsito y el total de MVPA o la MVPA en sesiones; tampoco encontramos una asociación significativa entre la distancia al parque más cercano y el total de MVPA o la MVPA en sesiones.
Los participantes que tenían 1 parque con intersección en la zona delimitada de 500 m realizaron 27.9 (14.9) minutos menos por semana de MVPA total (P = .05) y 16.8 (8.2) minutos menos de MVPA en sesiones (P = .03) que los participantes que no tenían parques con intersección en la zona delimitada de 500 m. No hallamos ninguna asociación significativa en los participantes con 2 o más parques con intersección respecto de la MVPA total o la MVPA en sesiones (se usó 0 parque como referencia), ni tampoco hallamos tendencias lineales significativas en esta relación.
El índice de transitabilidad peatonal en la zona delimitada de 1 km estuvo inversamente asociado a la MVPA total (−46.9 [20.0] min; P = .03 para el cuartil de transitabilidad peatonal más alto frente al más bajo). En la zona delimitada de 500 m, se identificó una tendencia lineal inversa significativa (P = .02) en la asociación de la transitabilidad peatonal con la MVPA total. La transitabilidad peatonal alta en la zona delimitada de 500 m se relacionó con 31.5 (12.9) minutos menos de MVPA en sesiones por semana (P = .02) cuando se la comparó con la transitabilidad peatonal baja (cuartil 1), y la tendencia lineal inversa entre la transitabilidad peatonal y las sesiones de MVPA persistió (P = .01). Respecto de la transitabilidad peatonal dentro de la zona delimitada de 1 km, el cuartil 2 (medio, −22.3 [10.2] min; P = .04) y el cuartil 3 (medio-alto, −34.2 [10.01] min; P = <.001), pero no el cuartil 4, estaban asociados de manera negativa con la MVPA en sesiones, al usarse el cuartil 1 (transitabilidad peatonal baja) como referencia. La tendencia lineal no fue significativa para la relación entre la transitabilidad peatonal en la zona delimitada de 1 km y la MVPA en sesiones. Hallamos asociaciones inversas significativas similares entre ambas variables de los resultados de actividad física (MVPA total y MVPA en sesiones) y los componentes individuales del índice de transitabilidad peatonal tal como se define para los países con ingresos altos (3).
La seguridad del vecindario percibida no estuvo asociada de manera significativa con la MVPA total ni con la MVPA en sesiones. La percepción de que el parque era inseguro estuvo inversamente asociada a la MVPA total (−23.2 [9.2] min; P = .08) y la MVPA en sesiones (−12.0 [7.0] min; P = .05). La asociación entre la cantidad de parques con intersección dentro de la zona delimitada de 500 m tanto con la MVPA total como la MVPA en sesiones estuvo moderada por la seguridad del parque percibida (pruebas para la interacción, MVPA total, P = .04; MVPA en sesiones, P = .02). Cuando los parques se percibían como inseguros, tener un parque con intersección dentro de la zona delimitada de 500 m se asoció a 30.8 (14.9) (P = .047) y 19.2 (7.2) (P = .03) minutos menos de MVPA total y MVPA en sesiones a la semana, respectivamente, mientras que no se halló una asociación significativa cuando los parques se percibían como seguros.

Discusión

Las asociaciones de la actividad física medida objetivamente con los aspectos del entorno construido medidos objetivamente para una muestra representativa de adultos en Cuernavaca difieren notoriamente de las asociaciones reportadas en los países con ingresos altos. Nuestros resultados parecen indicar que la relación entre el entorno construido y la actividad física puede ser específica al contexto, y que el contexto en México difiere notoriamente del de los países con ingresos altos.
En contraste con los informes de países con ingresos altos (22), la cantidad de rutas de autobús en nuestro estudio estuvo inversamente asociada a la actividad física. La ubicación exacta de las paradas de autobuses no es proporcionada por las autoridades de transporte, lo cual es una característica del transporte público en México, donde es común hacer señales para que un autobús se detenga en cualquier lugar de la ruta. Nuestros resultados concuerdan con los de un estudio en Bogotá, Colombia, que tiene un sistema de transporte similar (5). Se hallaron asociaciones positivas con la actividad física en la proximidad de las paradas de autobuses separadas por más de 500 metros en Bogotá (23), lo que parece indicar que si cambiaran las normas de uso de las paradas de autobuses designadas, la actividad física de los usuarios podría aumentar. Esto es relevante para la ciudad de Cuernavaca porque casi la mitad de los adultos no son propietarios de vehículos automotores.
A pesar de las altas tasas de delincuencia en Cuernavaca (9,13), la percepción de la seguridad del vecindario no estuvo asociada a la actividad física, ni tampoco moderó ninguna de las relaciones con las variables del entorno construido. Sin embargo, la percepción de la seguridad del parque dilucidó la asociación negativa entre el hecho de tener 1 parque en la zona delimitada de 500 m y tener niveles bajos de actividad física semanal. Solo cuando los parques se percibían como inseguros, la presencia de un parque en la zona delimitada de 500 m estuvo inversamente relacionada a la actividad física; no se halló ninguna asociación cuando los parques se percibían como seguros.
Nuestros hallazgos sobre el índice de transitabilidad peatonal (3) tienen consecuencias para la investigación y la salud pública en países con ingresos bajos a medios. Estudios provenientes de los Estados Unidos, Europa y Australia mostraron asociaciones positivas entre la actividad física y la densidad de intersecciones (conexiones), la combinación de usos de la tierra y la densidad residencial (3,24–26). Estos elementos se combinaron en un índice de transitabilidad peatonal (3). Nuestros resultados muestran una asociación inversa entre este índice (o sus componentes individuales) y la actividad física.
Si bien los hallazgos de Curitiba, Brasil, muestran asociaciones entre la actividad física y la transitabilidad peatonal que concuerdan con las de países con ingresos altos (27), en Bogotá, Colombia, los investigadores que usaron datos derivados de los GIS y de la actividad física autorreportada no notificaron asociaciones entre la densidad residencial o la combinación de usos de la tierra y la actividad física, lo cual podría reflejar diferencias en las escalas porque casi todos los vecindarios eran densamente poblados y de usos variados (23,28). Se reportaron resultados similares a los nuestros en Bangladesh (29). Los estudios usaron definiciones específicas para la muestra de transitabilidad peatonal alta y baja, pero el nivel bajo de densidad, de conexiones o de combinación de usos de la tierra en Cuernavaca puede ser equivalente a niveles altos de densidad, de combinación de usos de la tierra y de conexiones en países con ingresos altos. Quizás los vecindarios muy densamente poblados, con usos demasiado mezclados o que tienen demasiadas conexiones representan una barrera para la actividad física, y puede que la asociación de la actividad física con la transitabilidad peatonal sea en forma de U invertida en lugar de lineal. Nuestros datos son insuficientes para probar esta hipótesis. El análisis de toda la serie de datos de la Red Internacional de Actividad Física y el Medio Ambiente (IPEN) podría ayudar a abordar este asunto.
Nuestros resultados resaltan la complejidad de las relaciones entre el entorno construido y la actividad física en la población de adultos mexicanos. La densidad residencial neta media y media-alta, pero no alta, en la zona delimitada de 1 km se asoció a niveles bajos de MVPA total y a sesiones de MVPA cuando se la comparó con niveles de densidad bajos, lo cual parece indicar que existe un umbral para esta relación. Hemos observado relaciones no lineales similares en otras características del entorno construido. Mientras tanto, se encontraron tendencias lineales inversas en la asociación de MVPA total y sesiones de MVPA con el índice de transitabilidad peatonal de los EE. UU. y la proporción de uso de la tierra con fines comerciales en la zona delimitada de 500 m. Algunas características mostraron asociaciones más fuertes con la actividad física solo en la zona delimitada de 500 m (cantidad de parques por zona delimitada, proporción de uso comercial del terreno), mientras que para otros la zona delimitada de 1 km dio paso a asociaciones más significativas (densidad residencial, combinación de usos de la tierra), lo que parece indicar que algunas características del entorno están relacionadas con la actividad física solo en un microambiente. Algunas características mostraron una asociación más fuerte con la MVPA en sesiones (densidad residencial, combinación de usos de la tierra, transitabilidad peatonal, cantidad de parques) y otras con la MVPA total (cantidad de rutas de tránsito). Se necesitan más estudios para esclarecer estas relaciones complejas.
Nuestro estudio tiene varias limitaciones, incluido el diseño transversal, los datos autorreportados y una baja tasa de respuestas (pero concuerda con otros estudios en México [8]). No examinamos la asociación del tipo de parque con la actividad física. Los datos objetivos sobre la delincuencia en el vecindario no estaban disponibles. Para el uso de la tierra solo estaban disponibles los datos de cobertura del terreno (frente a nivel de parcela), lo cual es posible que haya disminuido la precisión de estas variables. No estaban disponibles en el GIS las capas de calles mejoradas para los peatones. Es necesario contar con datos del GIS más accesibles para poder estudiar mejor las asociaciones del entorno construido en México. Las medidas objetivas proporcionan excelentes estimaciones de actividad física y entorno construido, pero no permiten el estudio de los dominios de actividad física ni de las percepciones de los vecindarios que las herramientas de autorreporte pueden brindar. Esta deficiencia de las medidas objetivas quedó demostrada con la significativa función moderadora de la percepción de seguridad del parque sobre la asociación de la cantidad de parques con la actividad física. Es posible que el análisis del transporte y la actividad física en momentos de ocio clarifiquen mejor estas relaciones.
Nuestro estudio tiene varias fortalezas. Es el primer estudio latinoamericano que examina la actividad física y el entorno construido mediante el uso de medidas objetivas tanto para las variables dependientes como independientes. Como parte de IPEN, se usaron métodos, medidas e instrumentos de vanguardia (6). El uso de una variable no normalizada del resultado de actividad física se debió a la necesidad de contar con estudios que traten la actividad física como una variable continua (2,21,30). Al usar cuartiles para las variables del entorno en lugar de dicotomizarlas o asignarles puntajes z, identificamos más asociaciones y observamos las relaciones complejas entre la actividad física y el entorno construido. Nuestro estudio es el primero en proporcionar estimaciones de la correlación del entorno construido con la actividad física en la población adulta urbana de México. Nuestros hallazgos tienen consecuencias para la salud pública de México y posiblemente para otros países con ingresos bajos a medios, al mostrar que las asociaciones entre la actividad física y la transitabilidad peatonal son discordantes con las que se observaron en países con ingresos altos (3) e indicar que se deben tomar precauciones al aplicar la evidencia proveniente de países con ingresos altos a países con ingresos bajos a medios (4,5,11).

Agradecimientos

Este trabajo contó con el respaldo de la Fundación de los CDC, que recibió una subvención de capacitación sin restricciones de The Coca-Cola Company. Agradecemos a Catalina Torres, Hugo Rodríguez, Lilian Pérez, Andrea Ramírez y a nuestros trabajadores de campo por su apoyo logístico esencial.

Información sobre los autores

Autora responsable de la correspondencia: Deborah Salvo, PhD, Centro de Investigación en Nutrición y Salud, Instituto Nacional de Salud Pública de México, Av. Universidad 655, Col. Sta. María Ahuacatitlan, Cuernavaca, Morelos, México, CP 62100. Teléfono: 408-829-0005. Correo electrónico: deborah.salvo@insp.mx.
Afiliaciones de la autora: Rodrigo S. Reis, Pontificia Universidade Catolica do Parana, Curitiba, Brasil, y Universidad Federal de Paraná, Curitiba, Brasil; Areyh D. Stein, Reynaldo Martorell, Universidad de Emory, Atlanta, Georgia; Juan Rivera, Centro de Investigación en Nutrición y Salud, Instituto Nacional de Salud Pública, Cuernavaca, México; Michael Pratt, Universidad de Emory, Atlanta, Georgia, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Atlanta, Georgia. La Dra. Salvo también está afiliada al Centro de Investigación sobre Prevención Stanford, Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, Stanford, California. Cuando se hizo la investigación, la Dra. Salvo era estudiante de doctorado de la Universidad de Emory, Atlanta, Georgia.

Referencias

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