PROFESIÓN MÉDICA
La OMC reclama a los medios que la información en salud sea de calidad y contrastada
JANO.es · 13 junio 2017 15:19
Los médicos españoles salen al paso de los bulos que achacan el autismo a las vacunas.
El presentador de «Hora Punta», Javier Cárdenas, sembró hace unos días la polémica al asegurar que existían vínculos entre la vacunación y el autismo durante el programa de radio que presenta en Europa FM, «Levántate y Cárdenas». No es la primera vez que un personaje público realiza esta afirmación, desmentida en multitud de ocasiones por la comunidad científica.
«Una reflexión más que interesante, sobre todo a los que nos toca de cerca. Ya lo dijo incluso Obama: el autismo se ha convertido en una epidemia. Para que veas hasta qué punto algo se está haciendo mal, seguro, desde un punto de vista de vacunas», decía Cárdenas.
Tras el alegato, fueron muchos los profesionales que corrigieron al presentador. Una de las primeras en dirigirse a Cárdenas fue la pediatra y divulgadora Lucía Galán. Ahora, la Organización Médica Colegial de España (OMC), tras apoyar a la doctora, ha enviado un comunicado para garantizar una información en salud de calidad y contrastada.
La asociación lamenta el «sensacionalismo alarmista» y «falta de rigor» del presentador en la transmisión de noticias sobre enfermedades y tratamientos. «El que los medios de comunicación públicos cuenten con programas que tienden a trivializar la información científica y médica es un problema que, como ciudadanos, nos afecta a todos. A pesar de que la divulgación siempre es difícil, la distancia entre la vulgarización y el sensacionalismo alarmista es notable y no debería recorrerse», añade.
Más allá de lo ocurrido la pasada semana, destacan que, en ocasiones, se malinterpreta y descontextualizan informes o declaraciones que crean alarma y ponen en cuestión intervenciones clínicas o de salud pública cuya efectividad está perfectamente establecida. «Y en otros casos, se difunden actividades y productos presuntamente sanadores que confunden a los ciudadanos y pueden tener fatales consecuencias para los pacientes», añade. La OMC pide a los periodistas y medios de comunicación social que hagan un «importante esfuerzo» para que la información siga los códigos éticos de la profesión y sean contrastados y valorados antes de su publicación. Asimismo, piden a las autoridades sanitarias a que cumplan con sus obligaciones en esta materia y solicitan un compromiso de todos los sectores implicados (profesionales sanitarios, administraciones, medios de comunicación, ciudadanos y pacientes) por una información en salud de calidad y contrastada.
«Una reflexión más que interesante, sobre todo a los que nos toca de cerca. Ya lo dijo incluso Obama: el autismo se ha convertido en una epidemia. Para que veas hasta qué punto algo se está haciendo mal, seguro, desde un punto de vista de vacunas», decía Cárdenas.
Tras el alegato, fueron muchos los profesionales que corrigieron al presentador. Una de las primeras en dirigirse a Cárdenas fue la pediatra y divulgadora Lucía Galán. Ahora, la Organización Médica Colegial de España (OMC), tras apoyar a la doctora, ha enviado un comunicado para garantizar una información en salud de calidad y contrastada.
La asociación lamenta el «sensacionalismo alarmista» y «falta de rigor» del presentador en la transmisión de noticias sobre enfermedades y tratamientos. «El que los medios de comunicación públicos cuenten con programas que tienden a trivializar la información científica y médica es un problema que, como ciudadanos, nos afecta a todos. A pesar de que la divulgación siempre es difícil, la distancia entre la vulgarización y el sensacionalismo alarmista es notable y no debería recorrerse», añade.
Más allá de lo ocurrido la pasada semana, destacan que, en ocasiones, se malinterpreta y descontextualizan informes o declaraciones que crean alarma y ponen en cuestión intervenciones clínicas o de salud pública cuya efectividad está perfectamente establecida. «Y en otros casos, se difunden actividades y productos presuntamente sanadores que confunden a los ciudadanos y pueden tener fatales consecuencias para los pacientes», añade. La OMC pide a los periodistas y medios de comunicación social que hagan un «importante esfuerzo» para que la información siga los códigos éticos de la profesión y sean contrastados y valorados antes de su publicación. Asimismo, piden a las autoridades sanitarias a que cumplan con sus obligaciones en esta materia y solicitan un compromiso de todos los sectores implicados (profesionales sanitarios, administraciones, medios de comunicación, ciudadanos y pacientes) por una información en salud de calidad y contrastada.
Leer el comunicado íntegro
Ante la situación generada por las declaraciones realizadas el pasado 6 de junio por presentador de radio Javier Cárdenas en su Programa en Europa FM Levántate y Cárdenas, integrado en el grupo Atresmedia, con las que ha contribuido a propagar el bulo que relaciona el uso de las vacunas con el aumento de los casos de autismo la Organización Médica Colegial (OMC) quiere manifestar, una vez más, su preocupación por la falta de rigor en la transmisión de noticias sobre enfermedades y tratamientos, en un doble sentido:
En ocasiones, se malinterpreta y descontextualizan informes o declaraciones que crean alarma y ponen en cuestión intervenciones clínicas o de salud pública cuya efectividad está perfectamente establecida. Y en otros casos, se difunden actividades y productos presuntamente sanadores que confunden a los ciudadanos y pueden tener fatales consecuencias para los pacientes.
El que los medios de comunicación públicos cuenten con programas que tienden a trivializar la información científica y médica es un problema que, como ciudadanos, nos afecta a todos. A pesar de que la divulgación siempre es difícil, la distancia entre la vulgarización y el sensacionalismo alarmista es notable y no debería recorrerse.
Estas afirmaciones, al igual que muchas otras que escuchamos a diario en múltiples medios locales o nacionales, de radio, prensa, televisión y redes sociales en boca de diferentes expertos no contrastados, en personas ajenas al ámbito sanitario e inclusive presentadores de gran influencia en población general, no sólo provocan inquietud y sufrimiento a las personas que padecen directamente la enfermedad y a sus familiares, sino que afectan a la credibilidad de nuestro propio sistema sanitario, a nuestros mecanismos de vigilancia sanitaria y especialmente a la imprescindible confianza que los ciudadanos depositan en los profesionales de la salud.
Nuestro compromiso con las normas éticas y de deontología médica nos obliga a ejercer una tarea permanente dentro de la profesión médica para fomentar la buena práctica y corregir los errores y distorsiones. Sería importante que los periodistas y medios de comunicación social hicieran un importante esfuerzo para que su información siguiera los propios códigos éticos de su profesión y fueran contrastadas y valorada antes de su publicación.
En estos días han sido muchos los testimonios en relación a estas desafortunadas declaraciones, pero especialmente hacemos una referencia y nos solidarizamos con la Doctora Lucia Galán Bertrand, Pediatra y escritora, que, por hacer una defensa de las evidencias existentes sobre este tema, ha tenido que soportar como respuesta la petición de una disculpa pública.
Desde la OMC queremos transmitir a la opinión pública que:
1.Las vacunas no causan autismo. Este bulo nació en el año 1998 del Sr. Wakefield, al que el Colegio General Médico Británico le retiró la licencia de médico acusándole de actuar de forma deshonesta e irresponsable, reconociendo que las conclusiones y los métodos del médico británico eran falsos. En los años posteriores se han publicado cientos de estudios científicos con decenas de miles de niños estudiados y en ningún caso se observó tal asociación.
2.No hay ninguna epidemia de autismo, para ser más exactos, de trastorno del espectro autista. Existe una clasificación más reglada, un mejor conocimiento de la enfermedad que se une a una mayor preocupación y temor por parte de familiares y sociedad general que pide aclarar y buscar las posibles causas de este supuesto incremento.
3.Las vacunas son seguras, no contienen mercurio, son efectivas y salvan cada año millones de vidas en el mundo. Las vacunas suponen el mayor avance de la medicina en los últimos años y sembrar la duda con informaciones desfasadas, equivocadas y falsas, es una temeridad.
4.Las vacunas son medicamentos esenciales que hay que utilizar apropiadamente. Los debates, necesarios y obligados, basados en la búsqueda de la mayor evidencia posible, forman parte de la esencia del compromiso ético y profesional de los médicos.
5.No menos importante es que en España, existe ya el principio consagrado de prevalencia del “interés superior del menor” (Ley Orgánica 8/2015 de Protección del menor y del adolescente), incluso frente a la patria potestad de los padres que tendrá́ una importante incidencia también en el terreno de las vacunas, terreno en el que es determinante considerar que las indicaciones vacunales son recomendaciones sanitarias y por tanto de libre aceptación, salvo los concretos casos de epidemias o grave riesgo para la salud pública, único caso en España actualmente en el que las autoridades pueden imponer la vacunación obligatoria a la población.
Por lo tanto, desde la OMC seguiremos denunciando con firmeza aquellas situaciones que conlleven mensajes equívocos y faltos de evidencia científica sobre salud y que supongan un riesgo sobre la población general. Lamentamos que un grupo tan relevante en el mundo de la información como Atresmedia que entre sus principios de responsabilidad social corporativa recoge el compromiso de un tratamiento responsable de sus contenidos, permita estas declaraciones sin contrastar especialmente en un tema tan delicado.
Por ultimo instamos a las autoridades sanitarias a que cumplan con sus obligaciones en esta materia y solicitamos un compromiso de todos los sectores implicados (profesionales sanitarios, administraciones, medios de comunicación, ciudadanos y pacientes) por una información en salud de calidad y contrastada.
En ocasiones, se malinterpreta y descontextualizan informes o declaraciones que crean alarma y ponen en cuestión intervenciones clínicas o de salud pública cuya efectividad está perfectamente establecida. Y en otros casos, se difunden actividades y productos presuntamente sanadores que confunden a los ciudadanos y pueden tener fatales consecuencias para los pacientes.
El que los medios de comunicación públicos cuenten con programas que tienden a trivializar la información científica y médica es un problema que, como ciudadanos, nos afecta a todos. A pesar de que la divulgación siempre es difícil, la distancia entre la vulgarización y el sensacionalismo alarmista es notable y no debería recorrerse.
Estas afirmaciones, al igual que muchas otras que escuchamos a diario en múltiples medios locales o nacionales, de radio, prensa, televisión y redes sociales en boca de diferentes expertos no contrastados, en personas ajenas al ámbito sanitario e inclusive presentadores de gran influencia en población general, no sólo provocan inquietud y sufrimiento a las personas que padecen directamente la enfermedad y a sus familiares, sino que afectan a la credibilidad de nuestro propio sistema sanitario, a nuestros mecanismos de vigilancia sanitaria y especialmente a la imprescindible confianza que los ciudadanos depositan en los profesionales de la salud.
Nuestro compromiso con las normas éticas y de deontología médica nos obliga a ejercer una tarea permanente dentro de la profesión médica para fomentar la buena práctica y corregir los errores y distorsiones. Sería importante que los periodistas y medios de comunicación social hicieran un importante esfuerzo para que su información siguiera los propios códigos éticos de su profesión y fueran contrastadas y valorada antes de su publicación.
En estos días han sido muchos los testimonios en relación a estas desafortunadas declaraciones, pero especialmente hacemos una referencia y nos solidarizamos con la Doctora Lucia Galán Bertrand, Pediatra y escritora, que, por hacer una defensa de las evidencias existentes sobre este tema, ha tenido que soportar como respuesta la petición de una disculpa pública.
Desde la OMC queremos transmitir a la opinión pública que:
1.Las vacunas no causan autismo. Este bulo nació en el año 1998 del Sr. Wakefield, al que el Colegio General Médico Británico le retiró la licencia de médico acusándole de actuar de forma deshonesta e irresponsable, reconociendo que las conclusiones y los métodos del médico británico eran falsos. En los años posteriores se han publicado cientos de estudios científicos con decenas de miles de niños estudiados y en ningún caso se observó tal asociación.
2.No hay ninguna epidemia de autismo, para ser más exactos, de trastorno del espectro autista. Existe una clasificación más reglada, un mejor conocimiento de la enfermedad que se une a una mayor preocupación y temor por parte de familiares y sociedad general que pide aclarar y buscar las posibles causas de este supuesto incremento.
3.Las vacunas son seguras, no contienen mercurio, son efectivas y salvan cada año millones de vidas en el mundo. Las vacunas suponen el mayor avance de la medicina en los últimos años y sembrar la duda con informaciones desfasadas, equivocadas y falsas, es una temeridad.
4.Las vacunas son medicamentos esenciales que hay que utilizar apropiadamente. Los debates, necesarios y obligados, basados en la búsqueda de la mayor evidencia posible, forman parte de la esencia del compromiso ético y profesional de los médicos.
5.No menos importante es que en España, existe ya el principio consagrado de prevalencia del “interés superior del menor” (Ley Orgánica 8/2015 de Protección del menor y del adolescente), incluso frente a la patria potestad de los padres que tendrá́ una importante incidencia también en el terreno de las vacunas, terreno en el que es determinante considerar que las indicaciones vacunales son recomendaciones sanitarias y por tanto de libre aceptación, salvo los concretos casos de epidemias o grave riesgo para la salud pública, único caso en España actualmente en el que las autoridades pueden imponer la vacunación obligatoria a la población.
Por lo tanto, desde la OMC seguiremos denunciando con firmeza aquellas situaciones que conlleven mensajes equívocos y faltos de evidencia científica sobre salud y que supongan un riesgo sobre la población general. Lamentamos que un grupo tan relevante en el mundo de la información como Atresmedia que entre sus principios de responsabilidad social corporativa recoge el compromiso de un tratamiento responsable de sus contenidos, permita estas declaraciones sin contrastar especialmente en un tema tan delicado.
Por ultimo instamos a las autoridades sanitarias a que cumplan con sus obligaciones en esta materia y solicitamos un compromiso de todos los sectores implicados (profesionales sanitarios, administraciones, medios de comunicación, ciudadanos y pacientes) por una información en salud de calidad y contrastada.
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