lunes, 16 de octubre de 2017

CESM, un sindicato entre la individualidad y el espíritu de equipo - DiarioMedico.com

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LA CRISIS CATALANA PONE AL SINDICATO ANTE SÍ MISMO

CESM, un sindicato entre la individualidad y el espíritu de equipo

La crisis abierta con Médicos de Cataluña ha vuelto a poner sobre la mesa las dificultades internas de CESM para conciliar su vocación de sindicato de ámbito nacional con los intereses de centrales con situaciones laborales muy dispares en sus respectivas autonomías.
Francisco Goiri. Madrid   |  16/10/2017 00:00
 
 

Ejecutiva confederal de CESM
Imagen de una reunión del Comité Ejecutivo confederal, presidido por su actual presidente, Tomás Toranzo (al fondo, en el centro). (CESM)
La crisis abierta en el seno la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) por la decisión de Médicos de Cataluña de abandonar la confederación pone, de nuevo, al sindicato profesional ante la duda hamletiana de su naturaleza interna: cómo conciliar el funcionamiento de una organización de ámbito nacional con los intereses individuales de sus miembros, todos plenamente soberanos y todos influidos por el contexto (laboral, profesional... o incluso político) de sus respectivas autonomías.
El antecedente más inmediato de la crisis catalana tuvo lugar en 2013, cuando 7 sindicatos autonómicos se opusieron frontalmente al acuerdo entre el Foro de la Profesión y el Ministerio de Sanidad (que CESM debía firmar como parte del Foro), e incluso uno de ellos, el Sindicato Médico de Asturias (Simpa), llegó a convocar una comisión ejecutiva de urgencia para votar su permanencia en CESM. Cambios puntuales de última hora en el texto de ese pacto lograron finalmente calmar las aguas, CESM no perdió a ninguno de sus miembros, y Antonio Matador, secretario general del Simpa, cree que esa crisis, "que, sin duda, fue muy importante, nos hizo más fuertes como conjunto, porque evidenció que el malestar de las partes era una razón suficientemente importante para que la confederación se viera obligada a replantear su postura".
  • La mayoría de los dirigentes automómicos coinciden en que las transferencias marcaron un antes y un después
Si hay algo en lo que coinciden todos los dirigentes sindicales autonómicos consultados por DM es en que las transferencias sanitarias marcaron un antes y un después en la historia de CESM; "una formación que nació en 1979, con una sanidad centralizada y que fue viendo como la negociación laboral y retributiva -la razón de ser de esa formación- la iban asumiendo 17 interlocutores distintos", resume Tomás Toranzo, presidente nacional de CESM.
Matador afirma que, ahí, "CESM corrió un peligro evidente, porque algunos se plantearon qué sentido tenía seguir unidos. Creo que la respuesta nos la fue dando el propio devenir del SNS: es verdad que la negociación de las condiciones se dividió en 17 mesas sectoriales separadas, pero no lo es menos que la mayoría de los asuntos que se abordaban en esas mesas son comunes, desde las retribuciones a la carrera profesional".
Miguel Lázaro, presidente del Sindicato de Baleares (Simebal), señala otra "afinidad evidente: todos somos sindicatos profesionales, sin adscripción ideológica a ningún partido, y en nuestras autonomías no somos teloneros electorales, sino la fuerza sindical más votada entre los facultativos. Una confederación de sindicatos tan fuertes y con tantas afinidades es evidente que nos hace mejores".
Lázaro coincide con Matador en que "test de estrés de tanta enjundia como la crisis abierta en su día con el acuerdo entre el Foro y Sanidad o la postura actual de Médicos de Cataluña, lejos de debilitarnos, nos hacen más fuertes..., si logramos salir airosos".
  • Aunque el Sindicato de Euskadi nunca estuvo integrado en CESM, "tenemos una relación constante y fructífera"
A pesar de que su sindicato está en pleno proceso de desconexión del conjunto, Josep Maria Puig, secretario general de Médicos de Cataluña, coincide con sus colegas en "la existencia de un intangible que dota a la confederación de un peso específico evidente", aunque matiza que, "a veces, concretar ese intangible no es fácil, y quizás más en Cataluña, por su configuración laboral: la mayoría de los médicos ejercen en la concertada y, por tanto, son laborales, mientras que los estatutarios representan en torno al 40 por ciento del total, de forma que la incidencia de los problemas globales que afectan al resto de los sindicatos autonómicos es menor en Cataluña".

Necesaria conciliación

Más allá de las crisis puntuales, Andrés Cánovas, secretario general del Sindicato Médico de Valencia (CESM-CV), pone sobre la mesa que "las evidentes diferencias laborales entre autonomías se traducen en una tensión que a veces es muy palpable en las reuniones de la Ejecutiva confederal, pero ese no es un problema sindical, sino de estructura administrativa". A pesar de esas tensiones, Cánovas matiza que "la interlocución directa con el ministerio, tan importante para un sindicato profesional, sólo es posible vía CESM".
Esa necesaria conciliación entre una organización con vocación nacional y una negociación escindida en 17 escenarios quizás se ve muy bien con los ojos de Kepa Urigoitia, secretario general del Sindicato Médico de Euskadi (SME), porque lo hace desde fuera: "Nuestra relación con CESM siempre ha sido muy estrecha, pero el SME nunca estuvo integrado en la confederación, porque el País Vasco asumió las transferencias en 1988 y ya entonces tomamos conciencia de que lo esencial se sustanciaba en el ámbito autonómico. Aun así, la unión que representa la confederación es una fuente impagable de datos, información y experiencias compartidas que enriquece a sus miembros. De hecho, mantenemos un intercambio constante y creo que muy fructífero".

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