Hepatitis, amenaza para la Salud Pública
Rebeca Flores | 7 - noviembre - 2017 1:21 pm
Un estudio, realizado en 2014 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), estimó que existen 80 millones de personas infectadas por el VHC. Para el 2015, la OMS apreció una disminución, con 71 millones de personas infectadas, esto se debe a un pequeño ajuste que refleja la disponibilidad de mejores datos de grandes países que influyen sustancialmente en las valoraciones mundiales.
La hepatitis es una inflamación del hígado debido a una infección viral del mismo nombre. Sólo los virus de las hepatitis B, C y D pueden causar hepatitis crónica, que puede llevar a una cicatrización progresiva del hígado (cirrosis) y al cáncer de hígado primario o carcinoma hepatocelular. Cada año fallecen 1.4 millones de personas a causa de hepatitis. De esas muertes, aproximadamente el 47 por ciento son atribuibles al virus de la hepatitis B, el 48 por ciento al virus de la hepatitis C y el resto a los virus de las hepatitis E y A.
El contagio de la hepatitis C es más frecuente a través de inyecciones, procedimientos médicos y la transmisión menos frecuente es por vía sexual. Otra forma de transmisión del virus de la hepatitis C está relacionada con el uso de drogas inyectables. Se estima que el 67 por ciento de las personas que se inyectan drogas están infectadas con el virus de la hepatitis C.
Para marzo de 2017, 43 Estados miembros informaron a la OMS que ya habían formulado planes de eliminación de la hepatitis viral y 36 Estados miembros indicaron que se encontraban en proceso de desarrollo de planes.
Colaborando con los planes de eliminación de esta infección de la OMS, sabemos que las encuestas de biomarcadores son la herramienta epidemiológica de referencia para estimar la prevalencia de infección por VHB y VHC. Estas estimaciones de la población son fundamentales para la planificación de las pruebas y el tratamiento.
En el caso de los países que no tienen una evaluación nacional basada en la población, sobre las personas infectadas por VHB y VHC deben de considerar la posibilidad de planificar una encuesta de biomarcadores.
Existen dos controles de salud particularmente críticos para la prevención de la infección por el VHC: el uso seguro y adecuado de las inyecciones y la reducción del daño por drogas inyectadas.
Colaborando con los planes de eliminación de esta infección de la OMS, sabemos que las encuestas de biomarcadores son la herramienta epidemiológica de referencia para estimar la prevalencia de infección por VHB y VHC. Estas estimaciones de la población son fundamentales para la planificación de las pruebas y el tratamiento.
En el caso de los países que no tienen una evaluación nacional basada en la población, sobre las personas infectadas por VHB y VHC deben de considerar la posibilidad de planificar una encuesta de biomarcadores.
Existen dos controles de salud particularmente críticos para la prevención de la infección por el VHC: el uso seguro y adecuado de las inyecciones y la reducción del daño por drogas inyectadas.
Con respecto al riesgo de las inyecciones en los centros sanitarios, se recomiendan dos métodos para estimar la proporción de inyecciones que se administran con jeringas y agujas reutilizadas sin esterilización apropiada:
Realizar encuestas a la población, en las que los individuos seleccionados recuerdan durante una entrevista las circunstancias de la última inyección que recibieron; y realizar encuestas a centros sanitarios durante las cuales los evaluadores asisten a los planteles e inspeccionan las técnicas de inyección.
Por otro lado, el tamaño sustancial de la población de personas que se inyectan drogas y su escaso acceso a los servicios de reducción de daños explica por qué el uso de drogas inyectables sigue siendo un factor clave de la transmisión del VHC en muchos países. En general, es necesario ampliar los servicios de reducción de daños e implementar políticas que aborden temas sobre el rechazo y la discriminación.
Siendo el virus de la hepatitis una gran amenaza a la salud pública mundial, los países pueden contribuir a su eliminación, si actúan con la suficiente determinación para lograr un conjunto de objetivos propuestos por la Organización Mundial de la Salud para 2020 y 2030.
Se estima que para 2020 cinco millones de personas estarán recibiendo tratamiento para la infección por el virus de la hepatitis B crónica, y tres millones de personas habrán sido tratadas por hepatitis C crónica. La infección se habría reducido en un 30 por ciento en comparación con el número de casos nuevos en 2015. Para 2030, la incidencia de enfermedades crónicas por hepatitis se habrá reducido en un 90% y se tendrá un acceso universal a servicios clave de prevención y tratamiento.
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