Posted: 10 Apr 2018 09:12 AM PDT
A pesar de que ellas crecen en número, se mantienen las brechas salariales, de formación y de acceso a los puestos de decisión; aún hay especialidades en las que predominan los hombres.
En el campo de la atención de la salud, la presencia de la mujer es cada vez mayor. Pero esta feminización profesional aún encuentra algunas resistencias, de acuerdo con un informe local del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La paridad de los ingresos, el acceso a los cargos de decisión o la disponibilidad de tiempo para combinar el trabajo con el hogar sin resignar demasiado a cambio son algunos de esos obstáculos que aún perduran. Pero una mirada general indica que la situación de las mujeres con respecto de los varones "mejoró en los últimos años al reducirse las brechas en la cobertura de aportes jubilatorios y los años de antigüedad en el puesto", según afirman los autores del informe "Género en el sector salud: feminización y brechas laborales", que se presentó ayer en la sede del PNUD Argentina. "Las mujeres [del sector de la salud] también presentan una situación más favorable que las del conjunto de la población ocupada", agregan.
En nuestro país, de acuerdo con el análisis de los registros oficiales sobre los recursos humanos en el sistema sanitario, las médicas, enfermeras y técnicas ocupaban tres de cada 10 puestos en 1980. En 2016, que es el último año con datos disponibles, la cantidad se duplicó. Hoy, ellas representan el 59,3% de todo el personal de salud.
En las distintas especialidades médicas, se repite en general esa tendencia a la feminización: el 20% de los médicos que ejercían hace 38 años eran mujeres, comparado con el 46,3% en la actualidad. Si se tiene en cuenta solo los profesionales en edad activa (entre 23 y 64 años), la proporción de mujeres alcanza el 51,9 por ciento.
Presencia femenina
Las brechas de género comienzan a surgir a medida que esa tendencia comienza a desglosarse de acuerdo con las 72 especialidades certificadas en el país, la distribución del uso del tiempo, los ingresos o el acceso a los puestos de decisión. Mientras que entre las médicas más jóvenes predominan las que no son especialistas y superan a sus pares varones. También son más las mujeres que estudian las carreras médicas y se reciben. Los inconvenientes comienzan a surgir al momento de hacer la residencia.
"La carrera de medicina con una especialidad dura unos 10 años. Es la etapa que coincide con la edad reproductiva de las mujeres, que completan en menor proporción las especialidades y acceden más a concurrencias que a las residencias. Esto frena la posibilidad de avanzar en una carrera y sin una especialidad es más difícil acceder a un puesto de decisión", explicó Gabriela Catterberg, investigadora del PNUD Argentina y autora principal del informe.
Para ella, según indicó ayer a LA NACION, también influye la cultura laboral, incluidos los estereotipos y la deslegitimación de las capacidades femeninas en ciertas especialidades (ver infografía). "Las mujeres tienen una menor representación en las instituciones hospitalarias, los ministerios, las asociaciones profesionales y hasta en el ámbito académico", indican los autores del informe. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, una de cada cuatro direcciones ejecutivas hospitalarias está ocupada por una mujer.
"Es muy claro que en las especialidades vinculadas con la atención infantil y juvenil y los cuidados hay más mujeres, mientras que en el otro extremo, donde predominan las especialidades quirúrgicas son mayoría los varones. Esto tendría que ver con los estereotipos que tienen que ver con el control, el manejo de las situaciones de alto riesgo, el ejercicio de la autoridad y la resistencia a las jornadas prolongadas, por ejemplo", indicó Catterberg.
Otra brecha surge en la organización del tiempo que se dedica al trabajo y las tareas no remuneradas durante el día, como ocurre en el mundo laboral en general. Las profesionales de la salud dedican un 60% más de su tiempo que sus colegas varones a las tareas familiares.
"Mientras que las mujeres les dedican 4,8 horas diarias al cuidado y la organización de sus hogares, incluidos los traslados, los varones dedican 3 horas", se precisa.
Eso también influye en la disparidad de ingresos entre géneros. "El tiempo que disponen impacta en sus oportunidades de participación laboral, al trasladar las horas trabajadas de las mujeres y los varones del sector de la salud a las brechas de ingresos", indica el equipo del PNUD Argentina.
Hace dos años, esa diferencia económica era de alrededor del 19,6%, valor que aún se mantiene, de acuerdo con los investigadores. Entre los técnicos, era algo menor (12,3%) debido a "una mayor proporción de trabajadores asalariados con respecto a los profesionales, que en su mayoría son trabajadores autónomos".
A modo de comprobación en terreno de estos datos, el informe incluye los testimonios obtenidos durante las entrevistas a 20 médicas y 19 médicos. Los resultados describen la vigencia cultural de los estereotipos de género, sobre todo en los hospitales. "Aunque los médicos más jóvenes expresan una mayor aceptación de la presencia femenina en disciplinas tradicionalmente masculinas, la creencia de que las mujeres deben ser las principales responsables del cuidado de los hijos en la infancia temprana no tiene edad", resumen los autores. Los argumentos, de acuerdo con los testimonios, van desde los motivos económicos, de sostén del hogar, hasta los biológicos.
¿Cómo convivirán estas condiciones con la tendencia a la feminización del sector de la salud? El informe no lo responde. "No me parece que sea una cuestión solo de tiempo, si en 20 o 40 años este proceso va a revertir las brechas en el acceso a las especialidades o a los puestos de decisión. Ahora, si la pregunta es si el impulso de la feminización se trasladará a la paridad profesional sola o hay que intervenir con políticas específicas, pienso que hay que intervenir para adaptar las normativas a estos cambios", respondió Catterberg a LA NACION.
Fuente: La Nación
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