lunes, 14 de febrero de 2011

Tribuna: ¿Aportan valor los nuevos modelos de gestión de los servicios de salud? - DiarioMedico.com

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ESPAÑA
JUAN DEL LLANO
Tribuna: ¿Aportan valor los nuevos modelos de gestión de los servicios de salud?
El sistema sanitario español necesita más flexibilidad para ser más eficiente, algo que se pretende conseguir en algunas comunidades autónomas con modelos de colaboración público-privada. Se trata de un recurso útil pero que puede no resultar efectivo si no se impone un mayor ejercicio de transparencia empresarial y política.



Juan del Llano, director de la Fundación Gaspar Casal - Lunes, 14 de Febrero de 2011 - Actualizado a las 00:00h.


El modelo burocrático weberiano tiene una rigidez extrema en todos sus procedimientos de trabajo que maniata a sus trabajadores y les dificulta ser más eficaces. Las organizaciones de servicios (hospitales, centros de salud, atención domiciliara…) requieren flexibilidad y uso de incentivos reales, como tiene desde hace tiempo, por ejemplo, la Agencia Tributaria. En el ámbito de los recursos humanos la retribución variable en función de la productividad se ha convertido en café para todos. Criterios basados en capacidad y competencia son esenciales, sobre todo para las promociones profesionales.

Si queremos modernizar la Administración Pública, algo de lo que en nuestro sector se viene hablando desde la publicación del Informe Abril que en breve cumplirá 30 años, hemos de apostar claramente por herramientas tales como medir el rendimiento; flexibilizar la gestión financiera; delegar la responsabilidad mediante el uso de contratos personalizados y salarios vinculados al rendimiento; descentralizar la autoridad y la responsabilidad en niveles medios e inferiores; usar mecanismos de mercado como subcontrataciones para tareas rutinarias, y facilitar la mayor contribución y participación de los usuarios. Lo importante es trabajar con transparencia y exigir rendición de cuentas, que no es otra cosa que evaluar y comunicar públicamente todo lo que se hace y que sea además, relevante. Hay que medir la satisfacción de profesionales y usuarios y estudiar la rentabilidad social y económica del gasto público (análisis de evaluación económica).

La principal ventaja de la colaboración público-privada para las Administraciones Públicas es que no se les exige un desembolso inmediato de fondos para financiar la construcción y dotar del equipamiento de un nuevo hospital. Para las empresas este tipo de concesión puede constituir una inversión atractiva que estará en función de los plazos de explotación y de los márgenes económicos de la capitación.

La desventaja más reseñable tiene que ver con la hipotética pérdida de la calidad del servicio y con el riesgo de creación de monopolios en áreas geográficas determinadas. Si sólo hay un hospital y se ha decidido políticamente que se haga mediante concesión u otro tipo de colaboración público-privada, está muy claro que se ha generado un monopolio (como el de los controladores aéreos), que además, seguramente, va a tener una difícil corrección a medio plazo. Hay, adicionalmente, una dificultad de convivencia entre estructuras sanitarias que prestan el servicio público y que son gestionadas de forma tradicional con otras que son gestionadas en un régimen privado que previsiblemente se irá mitigando con el paso del tiempo.

La desventaja más reseñable de la colaboración público-privada tiene que ver con la hipotética pérdida de la calidad y con el riesgo de creación de monopolios en áreas geográficas determinadas

La política


A nadie se le escapa que la autoridad política es el garante económico de todos estos centros, se configuren como se configuren. El control público, la exigencia de rigor en el trabajo y la evaluación del trabajo clínico y no clínico, con similares estándares a los exigidos a los centros públicos, son irrenunciables. Llevamos poco tiempo, con excepciones, para mostrar resultados consistentes en cualquier evaluación comparativa que se haga. Tampoco parece tarea fácil establecer pautas de comparación incontestables sobre la calidad de la asistencia que se presta en los centros hospitalarios gestionados por las distintas personas jurídicas en relación con las de los establecimientos que se gestionan directamente por las Administraciones Públicas, aunque podemos mirar al sector de la educación, donde se cuenta con una dilatada experiencia.

A nivel macro, hay aspectos clave que no tienen que ver con los nuevos modelos, sino con cuestiones trascendentes y relevantes muy propias de país, tales como el aumento de la demanda de prestaciones explicada, en parte, porque en los últimos años hemos pasado, entre 1998 y 2007, de 39 millones de habitantes a 44,5 millones. También influyen la progresiva politización de la gestión, a la que hay que dar una solución por la vía de la profesionalización y de la carrera directiva pública; la ausencia de incentivos reales, que lastra las organizaciones sanitarias públicas desde hace mucho tiempo, aunque sepamos que allí donde existen son extremadamente útiles, y el cambio de los roles de los profesionales que viene de la mano de la innovación tecnológica y del uso extenso que se hace de ella. Suele ser la innovación tecnológica la que empuja la innovación organizativa y no al revés. Y todo esto está desdibujando los límites de algunas especialidades médicas.

Seguro que las soluciones, la participación y la implicación de lo público y lo privado puede ayudar, y serán más que bienvenidas, siempre y cuando se haga con rigor y midiendo lo que se hace, siendo transparentes y dando cuenta de los resultados. Sólo resta dejar de hablar y actuar.

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