lunes, 7 de junio de 2010

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DETRÁS DE CADA ERROR HAY MUCHOS DESCUIDOS
Hay que implicar al paciente para detectar efectos adversos

A pesar del principio bioético "lo primero es no hacer daño", la asistencia tiene sus riesgos. Detrás de los efectos adversos hay cientos de pequeños incidentes y descuidos potencialmente peligrosos que no llegan a ser graves pero que sí son percibidos por los pacientes.


Rosalía Sierra. Mallorca - Lunes, 7 de Junio de 2010 - Actualizado a las 00:00h.


La Medicina no es una ciencia exacta, por lo que muchas veces se escapa de la lógica más básica: "Lo razonable en un centro sanitario es salir mejor de lo que se entra, pero no siempre ocurre", se ha lamentado Julián Vitaller, jefe de la Sección de Inspección de Servicios Sanitarios de Alicante y profesor de la Universidad Miguel Hernández, durante su exposición en el simposio sobre Riesgos sanitarios en el ámbito hospitalario, que la compañía Janssen-Cilag ha patrocinado en el marco de las X Jornadas de Gestión y Evaluación de Costes Sanitarios, organizadas por la Fundación Signo en Palma de Mallorca (ver DM).

El mayor conocimiento sobre efectos adversos en España deriva del Estudio Eneas, que sitúa en un 9,3 por ciento la posibilidad de sufrir un incidente de este tipo durante un ingreso hospitalario. No es que parezca poco, pero asusta mucho más trasladado a grandes cifras: "De esos datos se infiere que se dan 400.000 efectos adversos al año, lo que se traduce en más de dos millones y medio de estancias adicionales, de las que cerca de un millón son evitables. Eso supone una ocupación total de seis hospitales de 500 camas al año".

El Estudio Eneas sobre efectos adversos sitúa en un 9,3 por ciento la posibilidad de sufrir un incidente durante el ingreso hospitalario

Un trabajo realizado por la Universidad Miguel Hernández arroja aún cifras más altas: "Un 12 por ciento de los pacientes afirmaban haber sufrido molestias o complicaciones por un error o actuación incorrecta durante su ingreso", por lo que Vitaller propone implicar directamente al paciente en la detección de efectos adversos.

Tiempo y desorganización
Además, los usuarios sostienen como principal causa de los errores "la falta de tiempo, seguida de la desorganización y el azar". Y es que "detrás de cada hecho catastrófico que deriva en muerte o invalidez existen diez mil incidentes o actos inseguros que forman la parte del iceberg que no se ve y que es tributaria de una mayor cultura de seguridad", afirma Andrés Prat, del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Clínico de Barcelona.

Ante esta situación, Prat plantea la necesidad de "instaurar en los hospitales un plan de seguridad clínica dinámico, que se actualice frecuentemente, que sea coherente con el plan estratégico del centro, adaptado a su modelo organizativo e integrado en el plan de calidad".

En un trabajo de la Universidad Miguel Hernández, los usuarios dicen que la principal causa de los errores es la falta de tiempo y la desorganización

Sistema de información
Esto no será posible, a su juicio, sin "un adecuado sistema de información sobre seguridad clínica: es necesario saber qué ocurre en el hospital para poder mejorar".

Este sistema deberá ser activo, no limitarse a incluir las notificaciones voluntarias, sino contar, como sucede en el que está desarrollando el Clínico, con "sesiones clínicas, análisis de mortalidad, revisión de reclamaciones de usuarios relacionadas con efectos adversos y sistemas activos de vigilancia epidemiológica". Un modelo de este tipo ayudará a "conocer, a detectar los errores precozmente, a priorizar y a poder evaluar a posteriori".

Por su parte, Juan Pedro Serna, director de la Fundación para la Formación e Investigación de la Consejería de Sanidad de Murcia, apunta una característica más: "Es clave en qué punto de la estructura de un hospital está posicionado el equipo encargado de gestionar los errores: cuanto más cerca de la dirección y lejos de la clínica se encuentre, menor efectividad tendrá".

TECNOLOGÍA Y PERSONAS
Juan Pedro Serna considera que hay que prestar atención al hecho de que "una de las causas que se dan sistemáticamente en la aparición de efectos adversos es el uso de innovaciones tecnológicas, que frecuentemente no están evaluadas en términos de coste-beneficio, incluyendo en este último término la seguridad". No obstante, reconoce que no suele ser la tecnología en sí la que causa daño, sino "las carencias en formación de las personas que la manejan". En este sentido, todos los ponentes han hablado de poner el acento en los profesionales, que Julián Vitaller ha definido como segundas víctimas: "El 15 por ciento del personal se ve envuelto en un evento adverso al año, y cuando las consecuencias son graves se producen situaciones de ansiedad, preocupación mórbida y reducción del rendimiento y de la capacidad de toma de decisiones". A este respecto, Serna opina que sería deseable "cambiar la legislación. El Código Penal obliga al que tiene conocimiento de un delito a notificarlo a riesgo de considerarlo cómplice, lo que genera mucha tensión en el caso de efectos adversos graves".

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