TRIBUNA: La Ley General de Sanidad, retos por abordar 25 años después
Moisés Robledo, secretario de Información de la SEMG
Han pasado 25 años desde que se promulgó la Ley General de Sanidad, que regula el acceso de los ciudadanos a los servicios de salud, de forma universal, equitativa y solidaria. Muchos han sido los cambios que el desarrollo de esta norma han producido, que han supuesto importantes mejoras, tanto para los ciudadanos como para los profesionales
Madrid (26-4-11).- Entre los cambios más determinantes que supusieron la Ley General de Sanidad destacan la apuesta por la prevención, el desarrollo de la Atención Primaria, la regulación de los derechos y deberes de los ciudadanos en materia de salud, la organización del Sistema Nacional de Salud, o la financiación del mismo. De esta forma, se estructura el Sistema Nacional de Salud, integrado por los servicios de salud de las Comunidades Autónomas, proceso culminado en el año 2002, con un abordaje integral al unir las actividades preventivas (Salud Pública), asistenciales y la planificación sanitaria, y orientado específicamente hacia la protección. Y todo ello, con financiación pública.
En el año 2003, la Ley de Cohesión establecía el marco legal para la coordinación y cooperación de las diversas Administraciones públicas sanitarias, con el fin de garantizar la equidad, la calidad y la participación social en el Sistema Nacional de Salud, y disminuir las desigualdades en salud.
Los objetivos perseguidos con la ley son claros: la universalización de la asistencia, el mayor desarrollo de las actuaciones preventivas sobre las asistenciales, el desarrollo de la Atención Primaria, que facilita la accesibilidad, o la descentralización de la gestión, entre otros. También hay que reseñar diversos condicionantes que han limitado el desarrollo previsto e impedido alcanzar los niveles esperados.
El envejecimiento poblacional, la irrupción de nuevas tecnologías de elevado coste, la sobreutilización de los servicios sanitarios y la actual crisis económica hacen que la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud esté en entredicho.
Con este escenario, la situación actual refleja que, si bien los cambios producidos han mejorado de forma notable nuestro sistema sanitario, son aún muchos los problemas a resolver y, lo que es más preocupante, la actual situación de crisis puede impedir la puesta en marcha de medidas imprescindibles para garantizar su sostenibilidad y adecuado desarrollo.
Estos son algunos:
1º Cobertura y Equidad
Actualmente no existe una cobertura total. Un porcentaje de población aún no tiene acceso a la asistencia sanitaria pese al derecho a la protección de la salud y a la atención sanitaria para todos los españoles y los ciudadanos extranjeros que tengan establecida su residencia en el territorio nacional, contemplado en el artículo 2 de la LGS.
Por otro lado, la persistencia de las mutualidades de funcionarios, con diferentes prestaciones y condiciones a las existentes en los servicios de salud, genera una situación de inequidad aún no resuelta, pese a que la disposición final tercera de la LGS ya prevé su integración en el Sistema Nacional de Salud.
2º Cohesión/Coordinación
La coordinación general sanitaria, regulada en el capítulo IV de la LGS, precisa de ajustes. La promulgación de normas legislativas autonómicas choca, en ocasiones, con otras de carácter nacional, lo que puede ser causa de situaciones de inequidad que hay que resolver. Para ello, el Consejo Interterritorial debe asumir el papel que la propia Ley determina y poner en marcha las medidas necesarias para que la atención integral de la salud sea homogénea y equitativa independientemente del lugar donde se reciba.
A modo de ejemplo, resulta paradójico la existencia de múltiples calendarios vacunales, injustificados desde el punto de vista epidemiológico, o que los sistemas de historia clínica electrónica no sean compatibles entre las diferentes Comunidades Autónomas.
A un nivel inferior, debe mejorarse la coordinación entre niveles, que permita la adecuada continuidad asistencial necesaria para una atención de calidad.
3º Gestión
En los últimos años, se han puesto en marcha diversos modelos de gestión, destinados a una mejora de la eficiencia, aunque muchos de ellos implementados sin participación previa de los profesionales y sin una evaluación de los mismos que permita la comparación y selección de los que alcancen mejores resultados.
Algunos de los aspectos que deben ser tenidos en cuenta son mapas sanitarios obsoletos por los avances en las comunicaciones, aumento de prevalencia de patologías crónicas, que requiere un cambio hacia un modelo de crónicos, avance de las herramientas de telecomunicación, el desarrollo de la historia clínica electrónica, la gestión de los profesionales (con un adecuado estudio de necesidades), o la evaluación de nuevas tecnologías, entre otros.
4º Participación de los profesionales y ciudadanos
Continúan sin desarrollarse los mecanismos de participación comunitaria y profesional previstos en la LGS, y las diferentes Leyes de Ordenación Sanitaria Autonómicas. Los consejos de salud de área tienen escasa implantación y actividad, su existencia incluso ha sido derogada en alguna Comunidad Autónoma, como la de Madrid. No existe un protagonismo real en la gestión y control de los servicios de salud.
Por ello, no es infrecuente que las decisiones de tipo político o gerencial estén disociadas de las demandas realizadas por ciudadanos y profesionales, con los problemas que supone.
5º Financiación
La actual crisis económica ha supuesto una reducción importante de la partida presupuestaria asignada a los servicios de salud. En todo caso, es necesario garantizar la prestación de unos servicios de salud accesibles, equitativos y de calidad. Para ello resulta necesario adecuar la cartera de servicios al marco actual y poner en marcha medidas de gestión, más allá de los recortes salariales y sociales a los profesionales tomados por la Administración.
6º Salud Pública
La LGS orienta los servicios sanitarios más hacia la prevención y menos hacia la asistencia. La futura Ley de Salud Pública, cuya remisión a las Cortes Generales fue aprobada el pasado 4 de marzo por el Consejo de Ministros, debe marcar el camino para hacer realidad este objetivo.
7º Desarrollo de la Atención Primaria
Con presupuesto congelado en los últimos años, exceso de burocracia, elevada presión asistencial y baja motivación en muchos casos, hace falta poner, sin demora, medidas que sitúen a la Atención Primaria en el eje del sistema, por su accesibilidad, capacidad de resolución y eficiencia. Es necesario poner en marcha medidas de control sobre la demanda, disminución de la burocracia, implantación de cupos adecuados, acceso a pruebas complementarias, participación en la toma de decisiones, etc, ya contempladas en la estrategia AP-21 y demandadas de forma reiterada por el colectivo.
El aumento del porcentaje destinado en los presupuestos a este nivel asistencial es un requisito indispensable para que puedan llevarse a cabo las necesarias reformas que permitan alcanzar los objetivos propuestos.
8º Docencia e Investigación
Si bien la LGS establece que toda la estructura asistencial del sistema sanitario debe estar en disposición de ser utilizada para la docencia pregraduada, postgraduada y continuada de los profesionales, y que las actividades de investigación habrán de ser fomentadas como elemento fundamental para el progreso del mismo, la realidad es bien distinta, sobre todo en el ámbito de la Atención Primaria.
Hay que avanzar en el desarrollo de la LGS. Los objetivos inmediatos deben ser la consolidación de un Sistema Nacional de Salud universal, accesible, de calidad, eficiente y sostenible, centrado en el paciente, y con una participación activa de los ciudadanos, y de unos profesionales motivados, que vean reconocida su labor. Todo ello, soportado con los necesarios cambios legislativos a tomar por nuestros dirigentes, de manera que lo hagan posible.
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