“Un estudio pone de manifiesto que aproximadamente el 70 por ciento de los trastornos psiquiátricos comienza antes de los 18 años”, según el Dr. Celso Arango
A. Villajos
Lo ha señalado el psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón de Madrid en el marco del Seminario “Sumidos en la tristeza a cualquier edad”, organizado por Lundbeck en Ibiza, que asegura que la asignatura pendiente es la atención temprana, “cuanto más precoz es la identificación de las patologías mentales antes se da el tratamiento, mejor es el pronóstico, se dan menos complicaciones y es menor el riesgo de suicidio”
Ibiza (25/27-6-11).- “Un estudio pone de manifiesto que aproximadamente el 70 por ciento de los trastornos psiquiátricos comienza antes de los 18 años”. Lo ha señalado el Dr. Celso Arango, psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, en su ponencia “Niños y adolescentes deprimidos: la población vulnerable” en el marco del Seminario “Sumidos en la tristeza a cualquier edad”, organizado por Lundbeck en Ibiza, en el que también ha participado la Dra. Rosa Catalán, del Hospital Clìnic de Barcelona, y la Dra. Rosa Molina, del Hospital de Manacor (Mallorca).
“Eso no significa que se diagnostiquen estas patologías con 18 años -puntualiza el Dr. Arango-, esto suele ocurrir cuando hacemos una exploración en profundidad a una persona con ansiedad a los 20-25 años. La mayoría de las veces el paciente tuvo un problema adaptativo en la infancia o un cuadro de ansiedad o problemas de separación del vínculo familiar… Estos síntomas estaban presentes ya en la primera infancia”. Los primeros síntomas de la mayor parte de las patologías psiquiátricas aparecen durante la infancia y adolescencia, según el Dr. Arango, y muchas de ellas son patologías del neurodesarrollo (la esquizofrenia, el trastorno bipolar…) “que en un momento determinado de la vida eclosionan y no son más que un producto de un desarrollo cerebral normal que naturalmente tiene lugar en los primeros años de vida”.
En cuanto al infradiagnóstico de estas patologías, los estudios revelan que en los países avanzados sólo el 30 por ciento de los hombres jóvenes y el 31 por ciento de las mujeres jóvenes tiene acceso a la salud mental que necesita. “La asignatura pendiente es la atención temprana, cuanto más precoz es la identificación de las patologías mentales antes se da el tratamiento, mejor es el pronóstico, se dan menos complicaciones y es menor el riesgo de suicidio”, apunta este experto que añade que “los años de vida perdidos, sobre todo en los niños, son irrecuperables”.
Para lograr esta detección precoz es necesario formar a los profesionales sanitarios. “España no tiene aún la especialidad de Psiquiatría Infanto-Juvenil. El Ministerio ha dado una fecha y ha anunciado que su aprobación está prevista para antes de que finalice el año, ojalá sea así, ya que a día de hoy, la rotación de los psiquiatras durante su formación en Psiquiatría Infanto-Juvenil es de cuatro meses, y con esos cuatro meses y aplicando el método ensayo-error empiezan a tratar a los niños”.
Las enfermedades mentales no son sólo prevalentes, son además incapacitantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la depresión severa es la enfermedad que produce mayor pérdida de años de vida sana. Sin embargo, “en España, sólo el 5 por ciento del gasto sanitario va destinado a problemas relacionados con la salud mental, lo que nos deja muy lejos de la media de la Unión Europea, que se sitúa en el 13 por ciento”, tal y como apunta el especialista del Gregorio Marañón.
En cuanto a la diferencia de género en la prevalencia de las patologías psiquiátricas, en el único segmento de la población en el que no se aprecia diferencia es en la infancia, la proporción es 1:1. A partir de la adolescencia ya se aprecia esa diferencia 2:1 debido a aspectos como la personalidad, que son más influyentes a partir de estos años.
Depresión infanto-juvenil
Centrándose en las causas y factores de riesgo de la depresión infanto-juvenil, en primer lugar hay que señalar los factores de vulnerabilidad (factores genéticos, afectividad negativa, abuso físico y sexual en la infancia); factores de activación (separación conyugal, divorcios, acoso, humillación, bulling); y de protección (sentido del humor, de la amistad, logros personales, relaciones estrechas, inteligencia, actividades deportivas… que disminuyen el riesgo de padecer un cuadro de este tipo), según el Dr. Arango.
Los síntomas técnicos de la depresión en la población infanto-juvenil no se manifiestan de igual manera que en los adultos. “Los cuadros de la depresión en los niños y adolescentes son bastante inespecíficos. El desarrollo evolutivo marcará mucho la aparición de determinados síntomas”. Los niños presentan más síntomas de ansiedad, quejas somáticas y alucinaciones cognitivas. “Cuanto más pequeños es más frecuente que la depresión aparezca asociada a alucinaciones, irritabilidad con rabietas y muchos trastornos de conducta enmascarando una sintomatología depresiva. Se aprecia una disminución del rendimiento escolar; retraimiento social; aburrimiento y falta de interés por las cosas; y apariencia desvitalizada del niño”.
En los adolescentes –apunta este experto- lo síntomas suelen ser “alteraciones de sueño, pérdida de peso y apetito, ideación de actos suicidas (por debajo de los sietes años no hay concepto de no retorno, por lo que no saben que se están matando, por ello, la ideación de suicidio suele aparecer por lo general en la adolescencia), alteraciones del comportamiento. Con respecto a los adultos, hay más problemas de comportamiento y síntomas melancólicos en menor proporción que en los adultos”.
Los mejores identificadores de estas patologías son la familia y los profesores, que están ocho horas al día con los niños. “Formar a los maestros y profesores y tener una mayor relación entre el sistema sanitario y el educativo es fundamental”, señala Celso Arango.
Antidepresivos
La evidencia de la eficacia de los antidepresivos en los adolescentes es menor que en los adultos. “Los niños son muy cambiantes y son muy agradecidos a cualquier tipo de intervención psicosocial, por lo que se recomienda retrasar los tratamientos farmacológicos hasta comprobar que hay un nivel de gravedad mayor”, advierte Celso Arango. Sin embargo, “cuando el trastorno depresivo es grave o no funcionan las intervenciones psicosociales damos el tratamiento farmacológico, la fluoxetina, y debemos tratar otras patologías comórbidas a la depresión, ya que estamos hablando de cerebros plásticos y muy cambiantes, lo que hace que haya más trastornos comórbidos y que dependiendo de los factores ambientales, se van manifestando distintos diagnósticos”. “Una vez que se obtenga una respuesta a lo fármacos, se debe mantener el tratamiento el tiempo suficiente, nunca menos de 6 meses y lo recomendable es no menos de 12 meses, algo que a veces cuesta explicar a las familias”.
El Dr. Celso Arango ha apuntado a un aumento de riesgo de ideación suicida en la población joven, ya que a un 17 por ciento de los adolescentes se les pasa por la cabeza el suicidio a lo largo del año, un 12 por ciento de las niñas y 5 por ciento de los niños durante la infancia hacen algún intento suicida, el suicidio es la cuarta causa de fallecimiento entre 15 y 44 años y la segunda causa de muerte en la adolescencia tras los accidentes, y de los adolescentes deprimidos un 35-50 por ciento por ciento intenta suicidarse.
En cuanto al pronóstico, este experto señalan que, a los dos años el 90 por ciento de los pacientes remite, pero el 50 por ciento tiene recaídas y el 40 por ciento recurrencias. Además, hasta un 50 por ciento de las depresiones severas en niños, sobre todo si tienen síntomas psicóticos asociados, se van a convertir en trastorno bipolar en la edad adulta.
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