martes, 8 de enero de 2013

El diseño también ayuda a la curación - DiarioMedico.com

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creación de EDIFICIOS SOSTENIBLES

El diseño también ayuda a la curación

Una buena gestión del edificio aportaría tanto beneficios económicos como mejores resultados de salud. Que la calidad percibida sea alta no significa que no podría aumentar si se diseña, por ejemplo, por procesos.
David Rodríguez Carenas. Madrid | david.rodriguez@diariomedico.com    |  08/01/2013 00:00

Hospital Rey Juan Carlos, de Móstoles
(DM)
"Si crees que la educación es cara, prueba con la ignorancia". La frase de Derek Bok, antiguo presidente de la Universidad de Harvard, en Boston, se puede aplicar como metáfora en muchos niveles: si crees que hacer algo es caro, prueba lo contrario. Eso ha hecho el nuevo informe de la Commonwealth Fund, que ha hallado que si las organizaciones sanitarias estadounidenses adoptaran prácticas de sostenibilidad, la industria de la salud podría ahorrar 5.400 millones de dólares, una cifra que se triplicaría en diez años.

Se trata de la vieja historia del retorno de la inversión. "Incluso con la financiación que hay que hacer para obtener edificios sostenibles, la iniciativa Hospitales Saludables, de la Commonwealth Fund, cosechó beneficios en retorno de la inversión", explica Anne-Marie Audet, vicepresidente de Calidad y Eficiencia en Salud de la fundación.

¿Cómo? Susan Kaplan, profesora asistente de investigación en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Illinois, en Chicago, apunta a la formación de los empleados en la segregación de los residuos, el reciclaje y el reprocesado de dispositivos en quirófano. Un ejemplo es la organización sanitaria de Carolina del Norte Inova Health System, que ahorró más de un millón de dólares con el reprocesado y más de 250.000 dólares al regular la gestión de la basura médica.

Habitación individual
Recientemente, un exgerente hospitalario estadounidense, Blair Sadler, aportaba que habitaciones individuales y ventanas más grandes, sistemas de aire más limpios y estaciones de enfermería descentralizadas costarían 30 millones de dólares para un presupuesto anual de 350 millones, pero ahorrarían 10 millones al año, con lo que la inversión retornaría en 3 años. Por tanto, los buenos edificios aportan económicamente. Pero también contribuyen a la curación; interesantes son los buenos resultados de salud que se logran, los cuales, por cierto, revierten en una mejor cuenta de resultados económicos en una loable pescadilla que se muerde la cola.

"Los aspectos relacionados con el equipamiento hospitalario pueden afectar a la seguridad del paciente tan perjudicialmente como los errores médicos", señala Mark Bruley, vicepresidente del Grupo de Accidentes e Investigación Forense del Instituto ECRI, una organización independiente conocida en España por sus informes sobre riesgos tecnológicos. Entre esas instalaciones está el baño, cuyo diseño puede ser responsable de la mayor preocupación de instituciones como la Clínica Cleveland, según un informe del Centro para el Diseño Sanitario: las caídas. En el baño éstas dependen de la presencia de pasamanos, del tipo de suelo -la tasa de caída es diez veces mayor con suelo de linóleo que con pavimento de vinilo o azulejo cerámico- o incluso de que la instalación se comparta con más pacientes.

Por tanto, la decisión de diseñar habitaciones individuales o compartidas es clave. Así lo constata Manuela Domínguez, coordinadora general de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer, cuando explica la evolución de los conceptos relacionados con el diseño: "A finales de los ochenta y principios de los noventa, en los hospitales públicos la oncología se trataba con un diseño de los años 30, dentro de la salas de pediatría e infecciosas, con azulejos blancos y mamparas para que los familiares vieran a los niños. Ya en los noventa se asumió que el familiar también estaba hospitalizado. Se pensó en su comodidad -de la silla al sillón-, se quitaron los azulejos y se pasó de habitaciones de 6 a 3 personas. Todo hasta hoy, cuando se considera el ingreso madre-hijo (con derecho a una comida caliente al día para el familiar), hay más luz, color, aulas para clases y juegos, e incluso lavadoras y secadoras... La calidad hostelera es muy importante; se cura con la asistencia, pero también con el entorno".

Objeciones
Matiza estas claves y la importancia del diseño la subgerente del Hospital La Paz, de Madrid, Mercedes Fernández de Castro, miembro de los comités de calidad percibida del centro: "Tras la calidad técnica y la relación personal, estaría la arquitectura, sobre todo la capacidad de las habitaciones. Afecta menos el entorno, como el color de la pared o el tamaño de los pasillos, que si acaso afectan más al profesional". Tal planteamiento lo comparte la Asociación Española Contra el Cáncer, desde cuyo gabinete psicológico de Infocáncer dicen que "no es una preocupación que los pacientes oncológicos manifiesten".
Como profesional, Fernández de Castro lamenta que La Paz sea "un centro con problemas arquitectónicos", muchos de los cuales se arreglarían con más espacio, ya fuera en Urgencias -los pacientes en camas de observación podrían estar con su familia-, en algunas plantas -se tendería hacia habitaciones con menos personas- o en consulta". Del tema del espacio, y precisamente de La Paz, opina Justo Fernández-Trapa de Isasi, catedrático de Proyectos Arquitectónicos de la Escuela Politécnica de Arquitectura de Madrid: "En España estamos poco acostumbrados al lujo del espacio, que es extraordinariamente saludable". Eso condiciona, por ejemplo, "el desorden absoluto que hay en La Paz: no hay forma de coger bien un ascensor".

Además de que el diseño hospitalario contemple al familiar como alguien necesario, Domínguez cita como gran logro en estos años que las especialidades estén separadas: el niño ya no está en Pediatría sino en Oncología, y puede salir a pasear sin tanto temor al contagio. También valora que ahora se contemple como oncología pediátrica hasta los 18 años, pero estima necesario un espacio intermedio para la adolescencia.

Objetivo: edificios inteligibles

"Hay que hacer edificios inteligibles". Así de claro. La reclamación de Justo Fernández-Trapa de Isasi, de la Escuela Politécnica de Arquitectura de Madrid, tiene su justificación: "El problema es que nadie se dedica a ello. Tenemos que reflexionar más. La calidad arquitectónica se percibe poco, pero a veces ni arquitecto ni paciente ven que, aunque algo funcione, podría hacerlo mejor". "Hay hospitales buenísimos en diseños malísimos. Se han hecho centros infumables, incluso entre los nuevos, que se califican de alegres. Entre los problemas y las mejoras, Fernández-Trapa de Isasi habla de pasillos sin luz y en los que las camillas no pueden girar, gestiones para las que hay que salir y entrar de un mismo edificio, salas de espera en esquinas sin luz e incluso de "urgencias que no paran de crecer". ¿Y entonces? "Si se pusiera todo en orden, el paciente estaría más satisfecho". Como opción plantea que, ya que la asistencia tiende a organizarse por procesos, que también lo haga el diseño, "como ocurre en Estados Unidos o en el nuevo Hospital de San Cecilio, en Granada, que aún no se ha abierto".

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