El médico de Atención Primaria se siente infravalorado y acosado en la gestión de las Incapacidades Temporales, según la FADSP
Silvia C.Carpallo
Mientras que el INSS explica la necesidad de las medidas tomadas para reducir el aumento del gasto en la gestión de las IT, como es aumentar la competencia de sus médicos inspectores, desde la FADSP se manifiesta que la baja no es una prestación económica, sino una prestación sanitaria, en la que el médico es la autoridad y no el cómplice
Madrid (23-6-11)-. Unión Sindical Obrera (USO) y la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) han organizado la mesa de debate “Situación actual de la incapacidad temporal en España”, en la que se han enfrentado los puntos de vista de la Administración, de los médicos de primaria y de los sindicatos, sobre la misma.
La postura defendida por Javier González Medel, médico de atención primaria y miembro de la junta directiva de la FADSP, era que actualmente existe “una infravaloración en este aspecto del médico de primaria, porque hablamos de la Salud de las personas, y eso quien mejor lo sabe es su médico”. Por ello, manifestaba su disconformidad ante el exceso de organismos que hoy intervienen en la Incapacidad Temporal (IT) del paciente, tales como el propio Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS), la Inspección de servicios sanitarios, la propia Consejería de Sanidad, y las mutuas, y todos ellos “inquieren al médico, todo el mundo parece estar autorizado para decir al médico lo que tiene que hacer, pero lo hacen con poca formación clínica”. En este sentido, quería recalcar que “la baja es no es una prestación económica, es una prestación sanitaria que acarrea una prestación económica, y en este sentido el médico de atención primaria es la autoridad, y no el cómplice”. Igualmente, González Medel, hacía un llamamiento ante otros problemas como eran la sobrecarga asistencial que supone la excesiva burocratización de la IT, la privatización de la IT ante la potencialización de las mutuas, y el problema de privacidad y confidencialidad que supone que el INSS tenga acceso a la historia clínica digital completa del paciente.
De forma contraria, Emilio Jardín Dato, consejero técnico de la Subdirección general de Coordinación de Unidades Médicas del INSS, aportaba las cifras de la realidad administrativa. Para empezar, exponía como en 2002 existía un aumento del gasto en IT de un 11,82 por ciento, mientras que en 2010 se había llegado a un descenso del gasto del -10, 58 por ciento. Para explicar estas cifras, que también tienen que ver con el hecho de que la afiliación al INSS ha decrecido a favor de las mutuas, el representante del INSS explicaba que se habían realizado una serie de medidas, tanto de gestión, como legales, como de control de la prestación. Estas pasaban por la reestructuración de la entidad, por el programa INCA de gestión informatizada de los partes, una modificación de las normativas, el acercamiento del INSS a atención primaria y las actuaciones de las unidades médicas del INSS. Sobre estas, resumía que “hemos aumentado la competencia del médico inspector del INSS, para que tenga las mismas que tiene el inspector del Sistema Sanitario”. Otro de los puntos clave eran las guías y manuales que servían como referentes para establecer los tiempos medios de la enfermedad, sobre las que el representante de la FADSP argumentaba que “no hay enfermedades sino enfermos”.
Absentismo laboral
Otro concepto a cuestionar era el denominado problema del absentismo laboral en España. Según las gráficas aportadas por Sara García de las Heras, secretaria confederal de Salud Laboral y Medio Ambiente de USO, España se encuentra en la media europea, muy por debajo, por ejemplo, de países como Suecia, aunque matizaba que el problema está en que hay un conflicto en la definición de lo que es y no es absentismo entre los sindicatos y la empresa. Sobre ello volvía a intervenir Javier González Medel, que explicaba que “absentismo es alguien que no va porque no quiere, no porque tiene un cáncer, a eso se le llama baja”.
Por su parte, Emilio Jardín Dato, aportaba también cifras a esta cuestión, como que existía una media del 23,14 por ciento de altas previas, es decir, de personas que antes de recibir la visita del inspector, pedían el alta a su médico. Aunque de entre las personas que pasaban la inspección, un 83 por ciento continuaban con su baja. Para concluir con este tema, el médico de primaria alegaba que “todos los pacientes son sujetos de sospecha, y los médicos somos sus cómplices, y existe un acoso a ambos”.
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