jueves, 23 de junio de 2011

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REPORTAJE: Innovar en gestión sanitaria hospitalaria

Redacción

Muchos retos, muchos expertos, muchas experiencias y posibles soluciones a debatir sobre la mesa. Ese es el resumen de cuatro intensas jornadas en las que expertos en gestión sanitaria de primer nivel se reunieron en Madrid para dialogar sobre cuestiones como la crisis financiera del SNS, la sostenibilidad medioambiental, la gestión por valores, la importancia de buscar nuevas alternativas como la colaboración público privada, y cómo no, la necesidad de profesionalizar la labor de los gestores y directores sanitarios



Madrid (24-6-11).- El 17 Congreso Nacional de Hospitales celebrado en Madrid del 26 al 29 de abril, y organizado por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) y por la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE), resultó un éxito según palabras de la propia viceconsejera de Asistencia Sanitaria de la Comunidad de Madrid, Patricia Flores, en la clausura del mismo. “No he visto otro congreso igual, con tal efervescencia, con las salas abarrotadas simultáneamente, ha sido un evento extraordinario, y lo digo como persona que ha sacado conclusiones tras participar en él”. Según los datos aportados por la organización, la participación en el 17 Congreso Nacional de Hospitales ha sido la más alta de todas las ediciones realizadas hasta la fecha. Han participado 128 ponentes con 37 moderadores, 7 consejeros de Sanidad de diferentes CC.AA. y 3 conferenciantes. Han asistido cerca de 2.000 profesionales entre inscritos, ponentes, miembros de comités y juntas e invitados nacionales e internacionales, y han participado delegaciones de 7 países iberoamericanos y Portugal. Igualmente se han presentado un total de 803 comunicaciones de las que fueron aceptadas 205 orales y 472 posters; 97 empresas han colocado un total de 138 stands, y otras 32 empresas han patrocinado otras actividades del congreso como simposiums, mesas, talleres y premios.

Sobre los temas que han centrado la atención en este foro, destacan, sin duda, las medidas a tomar ante la crisis financiera del propio Sistema Nacional de Salud. Así lo explicaba César Pascual, presidente del comité organizador: “la crisis económica y la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud han marcado el congreso, como no podía ser de otra manera. El firme compromiso de los directivos sanitarios españoles en apostar por hacer los recursos sanitarios cada día más eficientes y que en ningún caso se menoscabe la calidad de las prestaciones sanitarias han ocupado gran espacio en los debates”. Incidía más en otras conclusiones Patricia Flores, que explicaba que “lo que podemos hacer ha quedado claro en las distintas mesas. Pasa por la participación de los clínicos en la gestión, por incorporar nuevos modelos de gestión y nuevos modelos organizativos, por dar participación al sector privado, porque puede ser un aliado que nos ayude a reinventarnos y reorganizarnos. También pasa por pensar en los recursos humanos desde otra óptica, que podemos contratarlos de formas diferentes, incentivadas de otra manera, y eso sí que está en nuestras manos como gestores. Creo que la Industria está en una situación total de colaboración, consciente del momento crítico en el que vivimos, y saben que tienen que apoyarnos para que este sistema sea viable. Por supuesto no olvidarnos de la innovación y las nuevas tecnologías como claves en esas formas de contribuir desde nuestros puestos a la sostenibilidad del sistema, y el papel de Primaria, que tiene una contribución esencial en el sostenimiento del sistema, y los roles de los distintos profesionales, como el personal de Enfermería”.

La crisis financiera
Tal y como manifiesta el propio Pascual, la búsqueda de una gestión más eficiente ante la crisis financiera del SNS, dentro de cada comunidad autónoma, de cada hospital o incluso dentro de cada servicio, ha sido el tema que ha centrado la mayoría de los debates, y el núcleo sobre el que han girado el resto de las temáticas. Con este fin se reunían más de 25 expertos de primer nivel, tanto de la Sanidad española como de América Latina, en una actividad previa al congreso, realizada en el Hospital Clínico San Carlos, para tratar el tema “Crisis económica… ¿crisis de los sistemas de salud?”. Asistían a este debate algunos expertos como José Soto, presidente de la OIPPS, y ganador del primer premio al Mejor Directivo Sanitario de la Fundación SEDISA, o Ignacio Para, presidente de la Fundación Bamberg, que también aprovechaba el Congreso para presentar su Modelo de Futuro de Gestión de la Salud, coincidiendo con el 25 aniversario de la Ley General de Sanidad. Intervenía, como principal ponente de este debate de expertos, Antonio Burgueño, director general de Hospitales de la Comunidad de Madrid, que exponía las principales ideas sobre la crisis financiera de la Sanidad, afirmando, en primer lugar, que “la Sanidad nunca ha estado en crisis económica y financiera hasta que ha sido eficaz, cada día tenemos menos dinero porque cada día tenemos más capacidad de curar”.

Respecto a porqué España sufre más agresivamente esta crisis, Burgueño lo justificaba alegando que los sistemas bismarkianos basados más en los sistemas de seguridad social, como Alemania o Francia, estaban sufriendo menos la crisis que otros basados en la financiación estatal como España o Reino Unido. Este sistema ha supuesto “un mal punto de partida, porque se ha alejado al ciudadano de la realidad de lo que es imprescindible, y de alguna forma su alejamiento lo está haciendo irresponsable”. Esta actitud se ve agravada por el hecho de que “los políticos nos estamos encargando de no decir la crudeza de la situación a la población, sólo Cataluña”. Si bien Burgueño reconocía que el SNS es barato, ya que estamos “en la mitad del coste de lo que le puede costar a un alemán a un francés”, también reconoce que las comunidades van a tener que disminuir sus presupuestos al igual que lo ha hecho Cataluña, en cuanto se celebren las elecciones. A este respecto abordaba temas como el crecimiento del gasto farmacéutico o de la inversión en nuevas tecnologías.

No sólo los expertos sanitarios tenían sus fórmulas para mejorar el sistema. Los propios consejeros de Sanidad de Asturias, La Rioja, Valencia, Madrid, Galicia, Castilla-La Mancha y Castilla y León, se convertían en los protagonistas de dos mesas de debate bajo el título de “políticas para mejorar e innovar en gestión”. Una de las ideas aportadas por estos expertos políticos tenía que ver con la fórmula de la eficiencia, que según apuntan todos los foros de gestión médica, se centra en conseguir hacer más con menos, o eso parecía hasta ahora. Según José Ramón Quirós, el consejero asturiano, “necesitamos hacer menos por menos, porque eso no necesita de inversión adicional, y eso además, depende de los mandos intermedios”. Quirós fundamentaba que tras la teoría de hacer más con menos se esconden repercusiones como la de contar con menos personal, menos motivación, y menos calidad, por lo que la verdadera fórmula está en conseguir ser eficientes con medidas como priorizar necesidades en las listas de espera y no realizar pruebas ni consultas externas innecesarias. “La mejor fórmula para la sostenibilidad es dejar de hacer cosas, que en el mejor de los casos, son inútiles”, y sobre esto Quirós añadía que “el consejero no pinta nada, el médico es el mejor gestor, porque es quien toma las decisiones de lo que se hace y de lo que no”. Con esta teoría, quería defender la idea de que “si la sociedad está pagando, necesita ver que da algo en términos de resultados y no de actividad, se necesita acción, se necesitan mandos intermedios y se necesita ya”.

Otra de las ideas sobre las que giraron estas dos mesas de debate, era el papel que debería desempeñar el Ministerio de Sanidad en la gestión de la crisis financiera del SNS, ya que los consejeros se mostraron muy críticos y descontentos con la actuación del mismo hasta el momento. “Es al Ministerio al que le compete hacer las reformas necesarias, y creo que ha habido una ausencia total de liderazgo por parte del mismo, lo que es muy perjudicial para el SNS. La Sanidad es la prioridad de las comunidades autónomas, y actualmente no parece ser ni una prioridad para el propio Ministerio”, manifestaba el consejero de Madrid, Javier Fernández Lasquetty. Se unía a esta opinión Francisco Javier Álvarez Guisasola, el consejero de Castilla y León, que matizaba que “no es un problema de las CC.AA., es un problema de Estado, y tiene que haber liderazgo de esta crisis, como se hizo afortunadamente con la Gripe A. Esto es lo que todos los que estamos aquí estamos echando en falta”.

Por su parte, la consejera de Galicia, Mª Pilar Farjas Abadía, exponía que “España debe de tomar decisiones políticas para salvaguardar el sistema sanitario público, que no es recurrir a estrategias coyunturales como es reducir la nómina de los trabajadores, sino que son decisiones sobre la cartera de servicios y sobre la financiación que de quien dependen es del Gobierno”. A esto añadía en forma de crítica que “llevamos meses, desde el 19 de diciembre, sin que se haya convocado el Consejo Interterritorial, y si hay un momento en el que hay que tomar decisiones, es ahora”. Sobre esta idea opinaba el consejero de Castilla-La Mancha, Fernando Lamata: “el modelo autonómico tiene que evolucionar hasta que el órgano compartido, que es el Consejo Interterritorial u otro similar, tenga capacidad ejecutiva”. Respecto a la financiación añadía que “hay que revisar el modelo, porque estaba pensado para un momento de crecimiento y no de recesión, creo además que la Sanidad tiene que tener financiación finalista y per cápita”.

En cuanto a la eterna pregunta sobre el copago, todos los consejeros, dando igual el color político, se mostraban en contra. Como contrapartida sugerían ideas como la búsqueda de mayor financiación vía impuestos, pero no mediante subidas del IRPF, sino con partidas de los impuestos de tabaco, de alcohol o de multas de tráfico, o atacando lo que se estafa al Estado en la economía sumergida. Otra opción era exportar productos y estrategias sanitarias al extranjero para ser más productivos, como es el ejemplo del modelo de la Organización Nacional de Transplantes. Sobre cómo ser más eficientes, los dos puntos de mira se centraban en el gasto farmacéutico y en las retribuciones del personal, a lo que Álvarez Guisasola apuntaba que “es necesario, la racionalización y la reorganización de los recursos humanos”.

Colaboración público-privada
El presidente de la Federación Internacional de Hospitales, José Carlos de Souza, inauguraba el congreso con una conferencia sobre la colaboración público-privada, y en una entrevista con EL MÉDICO declaraba que “la colaboración público privada es algo inexorable, no hay alternativa en la Sanidad sin una colaboración entre lo público y lo privado”. Es por ello, que ante la crisis financiera, y en la búsqueda de una gestión más eficiente, la colaboración público-privada se convirtió en uno de los temas recurrentes de todas las mesas de debate. Precisamente, en esta edición del Congreso Nacional de Hospitales tuvo especial presencia el sector privado. Patrocinaba, de hecho, uno de los talleres, el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, (IDIS), integrado por 16 grupos de hospitales privados y compañías de seguros implicadas en la Sanidad privada española. Este foro daba a conocer cómo funcionaban los centros sanitarios privados, puesto que, en palabras de Juan Abarca Cidón, secretario general de IDIS, “el gran desconocido de la Sanidad es el sector privado”.

Sobre los pasos a tener en cuenta en la puesta en marcha de un hospital privado, hablaba José Ramón Rubio, vicepresidente de IDIS, que explicaba como la media de tiempo en que se tarda en rentabilidad este tipo de empresas ronda entre los 6 y 7 años. También, dando una visión más global del sector, aportaba la perspectiva de futuro de que “el proceso de concentración se potenciará mucho en los próximos 3 ó 4 años. Pensamos que en torno a 2015 o 2016 las empresas privadas se concentrarán en torno a 2 ó 3 grandes grupos”. Esto supondrá por tanto un crecimiento del sector, que debe pasar también por abarcar otros ámbitos hospitalarios como la investigación y la docencia, por lo que Rubio incidía en la necesidad de “ofrecer a los médicos que trabajan en la Sanidad privada la posibilidad de investigar, además de fomentar la creación de hospitales privados universitarios”.

Otro aspecto importante en el que avanzar dentro de la Sanidad privada es la creación de un elemento diferenciador entre hospitales de diferente nivel, es decir, establecer diferentes servicios según el hospital sea considerado de tres o de cinco estrellas. Explicaba mejor esta idea, Juan Abarca, remarcando que “no queremos ser una alternativa a la Sanidad pública, queremos ser complementarios, queremos que haya menos gente que pueda pagar más y así dar un servicio diferenciado de la pública”.

Para centrarse un poco en los modelos colaborativos con la Sanidad pública, intervenía Cristina García Benito, directora corporativa de Operaciones de Capio Sanidad. La experta analizó el modelo de gestión conocido como PPP (Public Private Partnership), en el cual “el operador privado aporta soluciones al sistema público en forma de concesiones administrativas, contratación de servicios, realización de pruebas diagnósticas, etc.”. Asimismo, García Benito agrupaba los diferentes tipos de colaboración en la transferencia de la gestión sanitaria, la cartera de servicios, la concesión administrativa y la contratación de servicios. Juan Abarca hablaba de los grandes beneficios que podía aportar la gestión privada al sistema público, a lo que añadía que “a la gente le da igual quién gestione, siempre que la Sanidad le salga gratis, si el Estado no puede gestionar adecuadamente los recursos no se puede estar en contra de la colaboración público privada de la gestión”.

Sobre la urgencia de este cambio de rumbo se posicionaba el vocal de IDIS, Lluís Monset: “todo el mundo tiene en la cabeza la inquietud de que estamos a final de un ciclo, los modelos en los que el Estado decide los precios y el paciente se hace responsable del consumo están ya más que agotados”, decía. A su entender, “la Sanidad ha de ser un eje del desarrollo económico español de los próximos años, es una de las únicas posibilidades de que España vuelva a crecer a un ritmo importante”, para ello hay que replantear el modelo sanitario, y no sólo el modelo sanitario público”. En este sentido añadía que, “nuestro país necesita una mayor financiación privada, aprovechar todos los recursos existentes”. Sobre la eficacia de estas fórmulas, Monset ejemplificaba aportando datos como que “el llamado Modelo Muface nos demuestra que ante la posibilidad de escoger entre Sanidad pública y Sanidad privada, el 80 por ciento de los usuarios opta por la segunda”.

Los profesionales de la Sanidad pública también tenían su opinión al respecto de este tipo de solución a la crisis financiera. Entre ellos, Manuel Fernández Tardío, gerente del Área de Salud de Llerena-Zafra de Badajoz, que participaba en la mesa, “Hospitales diferentes, organizaciones distintas”, opinaba que “en tiempos de crisis hay que tener en cuenta que la gestión pública de centros también tiene su valor, y si la privada es tan buena como la pública, pero hay una ganancia empresarial, la privada sale más cara”.

El presidente de SEDISA, Joaquín Estévez, al término del congreso también se manifestaba a este respecto, añadiendo que “es necesario huir de la politización de este tema, que en realidad es absolutamente técnico. El Estado es el garante de la asistencia sanitaria a todos los españoles, pero ser garante no significa en modo alguno que sea el único proveedor. Hay que separar definitivamente quiénes son los reguladores, quiénes los financiadores y quiénes los prestadores”.

Sostenibilidad ambiental
Si uno de los temas clave del congreso era la sostenibilidad, quedaba también claro que este concepto era mucho más amplio que la sostenibilidad financiera. La sociedad avanza, y las preocupaciones son mucho más amplias que poder atender clínicamente a un paciente con el mínimo coste posible para el sistema. Conseguir que los hospitales se conviertan en grandes instituciones en consonancia con el medio ambiente es uno de los grandes objetivos a la vista en el futuro de los hospitales de todo el mundo. Con el objetivo de ampliar este tema, se celebraba como actividad previa al congreso, el III Seminario sobre Seguridad Hospitalaria en el Hospital Infanta Leonor de Vallecas, en el que también participaba José Carlos de Souza.

El brasileño daba una conferencia sobre “hospitales verdes y seguros”, en la que abordaba cuestiones como que “la salud tiene un ámbito económico, social y ambiental”. La primera idea era entender que “las necesidades de las sociedades son infinitas, y los recursos son finitos”, refiriéndose luego más particularmente a la utilización excesiva de bienes como el agua o la energía en un hospital, puesto que “el consumo de energía en hospitales puede llegar a ser el doble que el de otras industrias”. Por todo ello, para de Souza, “cuidar de la vida, significa también cuidar del medioambiente y del desarrollo sostenible”, para lo que proponía un control sobre los residuos que se expulsaban al aire, un uso racional del agua y de la energía, el tratamiento vigilado de los residuos, y en definitiva, un cambio en los hábitos de vida dentro del hospital.

La evidencia de la preocupación española en la gestión ambiental puede verse reflejada en la norma UNE en ISO 14001:2004, sobre la que es experta Esther Moreno, jefa del servicio de gestión medioambiental del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Moreno explicaba que la gestión medioambiental es algo tan básico como “un conjunto de medidas tomadas en una organización para disminuir el impacto y para la protección del medio ambiente”. La clave para el funcionamiento de estas medidas, y de todo el conjunto de la política medioambiental del hospital, reside en que “deben de ser conocidas por todos los empleados del hospital y ser visibles en todos los departamentos”, concluía la jefa de servicio.

Seguridad hospitalaria
Cuando se habla de seguridad en un hospital, instintivamente la mente acude a aquello que se ha denominado “la seguridad del paciente”, es decir, la preocupación por los efectos adversos, las infecciones nosocomiales o la higiene de manos, por citar algunas ideas. Pero en realidad, el concepto de seguridad en un hospital, implica muchas más cosas. Uno de los aspectos clave en seguridad hospitalaria, es el papel del médico frente al poder judicial. Sobre esto hablaba, también dentro del marco del III Seminario de Seguridad Hospitalaria, Agustín Carretero, magistrado y gerente de la Academia de Policía de la Comunidad de Madrid. El experto explicaba que “el conocimiento de los derechos del médico es muy importante”, así como conocer las consecuencias en ciertos casos más complejos. Estos eran situaciones como el transplante de órganos en cadáveres judiciales por muerte violenta, el reconocimiento vaginal o anal en personas privadas de libertad, la obligación de denunciar en casos de violencia de género, o el requerimiento documental, donde no hay restricción ninguna cuando el juez de instrucción investiga. Sobre todo ello, Carretero, advertía que era importante contar con un profesional del derecho en el hospital con quien consultar cada caso, para que el médico no tuviera que decidir solo.

También participaba en este mismo seminario pre-congresual el comisario jefe de la Unidad Central de Seguridad Privada del Ministerio del Interior, Esteban Gándara, para abordar el tema del departamento y del director de seguridad del hospital. Este departamento suele funcionar con seguridad privada contratada, pero tiene una relación directa con la policía. Según denunciaba el comisario, “apenas existe una decena de departamentos legalmente constituidos en el conjunto de España”, por lo que opinaba que existía, “poca concienciación y poco conocimiento” al respecto.

Gestión por valores
Metas como profesionalizar la gestión y la dirección sanitaria, evitar la politización en el nombramiento de los directivos de la salud, convertir al paciente en el eje del sistema, rentabilizar las nuevas tecnologías, avanzar en la gestión del dolor, no dejar de invertir en innovación y ser cada día más coste-efectivos sin perder calidad, fueron muchas de las cuestiones que resurgieron en este encuentro de profesionales de la gestión sanitaria. Sin embargo, una de las ideas más novedosas e interesantes que salía a relucir en diversas mesas del congreso era la necesidad de realizar “una gestión por valores”. Está claro que tanto el personal médico como el personal directivo de los hospitales está preocupado por la deshumanización de la profesión, y ven en esta gestión por valores, no sólo una forma de mejorar la calidad del sistema, sino también de hacerlo más rentable. Esto es así, porque cuando el usuario confía en su médico, y el equipo confía entre sí, el sistema funciona mejor y de forma más rentable.

Además, esta “gestión por valores” permite conocer mejor las necesidades del paciente, y por tanto, centrar en éstas los esfuerzos asistenciales. Sobre este tema, también opinaba César Pascual, el presidente del comité organizador, “sin valores y confianza un directivo difícilmente puede gestionar o dirigir. Por ello, es absolutamente necesario que la dirección de equipos de profesionales de alto nivel competencial, como son los sanitarios, se enmarque en los valores corporativos que constituyen la seña de identidad de nuestro SNS. De dirigir con estos valores, el directivo podrá promover la confianza bidireccional que permitirá el desarrollo profesional de aquellos que le toca dirigir”.

Una de las mesas que centraban este debate era la de “gestionar los nuevos valores del personal”, en la que se intentaba aclarar cuál es el papel del gestor en este tema. Sobre esta cuestión se pronunciaba Carmen Ferrer, directora gerente del Hospital de Guadarrama de Madrid. En primer lugar, explicaba que “los valores son motores, los elementos que impulsan la forma de hacer, que impulsan a las organizaciones para que se comprometan y que otorgan cohesión y sentido de pertenencia”, y por tanto, son un factor importante a tener en cuenta para cualquier gestor de hospital. Partiendo de esta base, Ferrer proponía un “cambio de modelo en nuestras propias organizaciones, un cambio adaptado a las necesidades, es decir, trabajar orientados hacia las necesidades de los clientes, y que los valores de los pacientes pasen a formar parte activa de los proyectos que llevemos adelante”.

La idea principal pasa por realizar el diseño de la planificación de los servicios en base a estos valores del personal, para lo cual, hay que empezar a cuantificar este valor dentro de las estadísticas, midiendo parámetros como cuál es la dependencia del paciente, o cuál es el nivel de cuidados que necesita y recibe. Sobre cuáles son esos valores del personal, sobre todo de Enfermería, que el paciente precisa, o así lo manifiesta en diferentes estudios, la experta ponía algunos ejemplos como la confianza, la cercanía, la accesibilidad, la profesionalidad, la amabilidad, la solidaridad, la implicación social, la atención integral, la ayuda, y la búsqueda de problemas. Precisamente, el papel de los profesionales de la Enfermería parece cada día más importante para el sistema. Así lo manifestaba Jesús Sanz Villorejo, presidente de ANDE, “necesitamos propuestas y alternativas de gestión basadas en una perspectiva enfermera”.

Estas ideas, eran especialmente aplicables en el caso de los pacientes crónicos, el gran reto de la Sanidad en el S.XXI, y preocupación también muy visible en todo este foro. Ejemplo de ello eran las declaraciones de Carmen Ferrer: “los pacientes crónicos suponen un punto de inflexión”, y por tanto, la medición de estos valores podía ejercer una influencia positiva en la planificación de los servicios donde existiera mayor incidencia de pacientes crónicos, donde se necesitan equipos multidisciplinares, “que significan más que especialidades médicas”. En esta misma línea, Olga Solas, representante del Área de Calidad, Investigación e Innovación del SESCAM de Castilla-La Mancha, intervenía en la mesa sobre “un paciente crónico en el hospital del futuro”, manifestando que “las decisiones en políticas sanitarias y sociales deben estar basadas en valores”. En su ponencia se refería al problema existente en la atención a los crónicos que supone la tendencia actual al “cortoplacismo”, pidiendo en contrapartida, “situar el futuro de nuevo en un lugar importante de la agenda política y social, absorber lo que la realidad nos está demandando”.

Otra idea que parece básica a implantar en los nuevos modelos de gestión es precisamente la gestión por confianza. Se pronunciaba sobre ello, Teresa Ballvé, directora de Manpower Salud, haciendo hincapié en la desconfianza actual que existe por parte del propio personal sanitario y por parte de los pacientes y usuarios, y cómo esa desconfianza cuesta dinero al sistema. Según la experta, “si confías en lo que te dice tu médico aumenta la capacidad de persuadir al paciente, se reducen las pruebas y tratamientos y se reducen los gastos de supervisión, porque existe confianza entre los equipos”. Todo ello supondría una mayor eficiencia al sistema, con un cambio de cultura y no necesariamente con una mayor inversión. Ballvé remarcaba que no hay que perder de vista que el sistema sanitario se basa en “personas que trabajan con personas”, recalcando que “no puede ser que la técnica nos haga perder la relación humanista en la asistencia, es un equilibrio difícil pero lo tenemos que conseguir”. Esto es así por que, “el humanismo y la gestión de la confianza son valores irrenunciables” y todo ello repercute también directamente en el trato, el trabajo y la comunicación entre los propios profesionales.

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