miércoles, 1 de octubre de 2014

“La industria es un aliado de la Administración para la sostenibilidad del sistema de salud” :: El Médico Interactivo :: “La industria es un aliado de la Administración para la sostenibilidad del sistema de salud”

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“La industria es un aliado de la Administración para la sostenibilidad del sistema de salud”







Septiembre de 2014 - Javier Granda Revilla/Leonor Rodríguez

Lourdes Pla, directora de Market Access y Relaciones Institucionales de Lundbeck España, ha concedido una entrevista a EL MÉDICO

¿Cómo valora el presente de la industria farmacéutica en España? ¿Y el futuro?
La industria farmacéutica es estratégica y singular, porque es líder en I+D+i, ocupa el cuarto puesto en exportaciones, crea un empleo en su mayoría fijo y con un grado de titulación importante. De cada cinco euros invertidos en España, uno lo invierte la industria farmacéutica, es un sector que debemos hacer sostenible entre todos. Respecto al futuro, debemos intentar alinear todos los intereses –los públicos y los privados– e involucrar desde el inicio a todos los agentes sanitarios y llegar a acuerdos para llegar a un Plan de Salud sostenible, a largo plazo, eficaz y bien gestionado.
Históricamente, desde la industria farmacéutica se han pedido marcos regulatorios más estables y un futuro más predecible para poder hacer planificaciones a más largo plazo, sobre todo en los últimos años en los que las acciones sobre este sector se han multiplicado ¿En qué momento nos encontramos en la actualidad en este sentido? ¿Siguen siendo necesarios marcos jurídicos más estables?
En tres años hemos sufrido cinco Reales Decretos, que básicamente han sido focalizados en reducir el precio de los medicamentos para recortar el gasto en unos 3.000 millones de euros. Ahora se comenta que con el nuevo Decreto de Precios de Referencia se van a ahorrar unos 500-600 millones más, pero no sabemos qué va a pasar. Necesitamos un marco sostenible, estable, sin imprevistos ni incertidumbres. El reto es unirse.
En su opinión, ¿falta más visión a largo plazo y menos cortoplacismo por parte de los decisores?, ¿hay soluciones más 'imaginativas' para reducir el gasto farmacéutico que el mero ahorro?
En Europa se están tomando medidas que cada vez 'suenan' más aquí y están en boca de todo el mundo como riesgo compartido o techo de gasto, pero no acaban de activarse. Hay que aprender de los casos de éxito de otros países y tener la voluntad de hacerlo, aunque no es fácil, porque en algunos casos, para asumir riesgos –por ambos lados– hay que saber muy bien qué estás midiendo y cuál es el resultado, y en muchas patologías es difícil medir resultados en salud. Pero creo que es el futuro.
¿Cree que la reducción del gasto sanitario está provocando un descenso de la calidad de la prestación farmacéutica?
Creo que hay mucha gente trabajando muchísimo para que esto no suceda, aunque puede suceder. Estudios recientes muestran la importancia de los nuevos medicamentos en la esperanza y calidad de vida de la población: hay un impacto positivo del gasto farmacéutico sobre resultados en salud y, si no invertimos y reducimos la capacidad de la población al acceso, repercute en términos de salud.
¿Valen los medicamentos lo que cuestan?
¿Qué valor le damos a la salud? ¿y a la vida? Evidentemente la innovación es algo más cara que lo que ya tenemos y eso pasa en todos los sectores. Pero se pretende una innovación muy muy barata y, en nuestro ámbito, en Lundbeck tenemos medicamentos innovadores de tratamiento diario que cuestan al día lo mismo que un café. Seguro que hay terapias oncológicas muy caras, ¡pero se trata de una vida! Y nos quedamos solo con lo que vale el fármaco directamente y no con lo que se ahorra en gastos indirectos como bajas laborales, reingresos hospitalarios...
¿Cree que existe margen para el ahorro en el ámbito farmacéutico?
Creo que después de cinco Reales Decretos estamos en el límite de esta medida, tan cortoplacista. Incluso miembros de la Administración comentan que hemos llegado al techo, que no se puede actuar más en este aspecto.
Por otro lado, las diferencias normativas entre Comunidades suponen riesgos adicionales, ¿qué opina de las medidas de política farmacéutica que se están llevando a cabo a nivel autonómico?
Cada comunidad autónoma, la verdad sea dicha, toma sus medidas con más o menos éxito. El problema, de nuevo, es que muchas veces son unilaterales, y eso conlleva que se pueda crear una falta de equidad entre ellas. De hecho esa falta de equidad ya existe. Hay comunidades en las que los pacientes no tienen el mismo acceso a los recursos o a la innovación que en otras. Farmaindustria ya se ha posicionado sobre esto. Se ha  puesto en marcha una comisión para abordar el tema de la equidad, y entiendo que esa comisión tiene unos puntos que tratar. Hay que intentar valorar cuál es realmente esa desigualdad en recursos, en poder, en dinero, y tomar medidas.
Parece que el futuro de la política farmacéutica pasa por los acuerdos de riesgo compartido y por los acuerdos de techo máximo de gasto. Al menos así se apunta desde la Administración sanitaria. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Desde Lundbeck creemos que estas medidas deben estudiarse y desarrollarse y, en algún caso y para alguna patología, será más útil una medida u otra. Porque, al final, si no se sabe individualizar al máximo el tratamiento al paciente y medirlo bien en función de resultados en salud, ninguna de las partes involucradas se arriesgará, la sensación es que se ve a la industria farmacéutica como un enemigo, y nos tienen que ver como aliados, porque el interés es el mismo. Lo que nos une es el bienestar del paciente.
El director general de Farmaindustria impartía recientemente la conferencia inaugural del 34º Simposium de la Asociación Española de Farmacéuticos de la Industria (AEFI). En ella afirmaba que el principal desafío de la industria es el de retomar una senda de crecimiento sostenible al ritmo que lo haga nuestra economía y recuperar, así, la posición como una de las locomotoras de la economía española. ¿Le parece un reto alcanzable?
Este ritmo de crecimiento acompasado con el PIB es absolutamente necesario de conseguir, tal y como ha puesto de manifiesto un estudio reciente de Siemens, que recalca cómo contribuye la industria farmacéutica en empleos y en investigación, porque es la tercera industria que más invierte. Es evidente que esto hay que hacerlo sostenible, y el momento es ahora: debemos empezar a hablar y a concretar.
¿Qué valor aporta la industria farmacéutica a la investigación en general del país con respecto al resto de sectores industriales?
Estamos exportando mucho en campos punteros de tecnología, genética, innovación, con profesionales altamente cualificados. Y no nos olvidemos que, al final, estamos hablando de salud, con el paciente en el centro, que es lo que debería pesar más.
La industria farmacéutica lidera las exportaciones españolas de productos de alta tecnología, con una cuota del 27 por ciento del total, y también se sitúa a la cabeza en la producción de estos bienes de alta tecnología, con una cuota del 26 por ciento del total nacional. ¿Qué aportaciones destacaría en este sentido?
De nuevo, subrayar que todo el mundo debe entender que las exportaciones y el empleo que genera la industria farmacéutica son un motor.
A la luz de todo lo comentado, ¿considera que el Pacto por la Sanidad sigue siendo la gran asignatura pendiente?
Totalmente, es necesario y debe ponerse en marcha ya. Estamos en un país donde, afortunadamente, cada vez vivimos más y queremos vivir bien. Y, con el número de enfermos crónicos que hay debemos pensar que todos seremos algún día pacientes y debemos tener la posibilidad de disponer de los nuevos medicamentos disponibles en Europa.
Pasando a Lundbeck, usted lleva casi 20 años en la compañía, casi los mismos que lleva operando Lundbeck en nuestro país ¿qué balance haría de este periodo?
Muy positivo: hemos sufrido cambios, hemos tenido nuestros más y nuestros menos, pero durante este tiempo hemos tenido la oportunidad de lanzar en nuestro país nueve medicamentos para distintas patologías como depresión, enfermedad de Alzheimer, Parkinson, trastorno bipolar o esquizofrenia y, ahora, dependencia alcohólica. Han supuesto una innovación y un avance y han mejorado la calidad de vida de muchos pacientes. El balance es muy bueno. Hemos aprendido mucho y nos hemos divertido mucho, es una empresa muy dinámica, con un ambiente muy agradable. Es un orgullo trabajar aquí.
Hemos hablado de la problemática de la industria farmacéutica y de la política farmacéutica en general, pero ¿cómo han afectado las medidas de contención del gasto a nivel interno de su compañía?
Nos ha afectado como al resto de la industria, hemos sufrido dos veces reducción de personal y estamos buscando cómo ser más eficientes con los recursos que tenemos y, evidentemente, se sufre. Pero hay que adaptarse y crear ahora las bases del futuro.
Lundbeck España fue fundada el año 1994, ¿en qué situación se encuentra la filial española? ¿Cómo es considerada dentro de la compañía a nivel global?
Hemos explicado muchas veces a los responsables de la central cuál es la situación en España y empiezan a entenderlo. Es cierto que, por suerte, la filial española de Lundbeck ha sido siempre una de las tres mejores, y España sigue siendo un mercado interesante, con personas responsables y buenos resultados, por lo que estamos bien considerados. Seguiremos trabajando para cumplir otros 20 más.
"Nuestro objetivo es simple: convertirnos en líder mundial en Psiquiatría y Neurología". Lo he leído en su web. ¿Esperan que ese objetivo sea una realidad pronto?
Es una realidad ya, realmente somos la única compañía especializada en sistema nervioso central y cumplimos pronto cien años. Todos los fármacos que hemos lanzado –y los que nos quedan por lanzar– están centrados en patologías de Psiquiatría y Neurología.
¿Hasta qué punto es una ventaja el estar centrados en el desarrollo de fármacos para una única área terapéutica? ¿Existen limitaciones o inconvenientes?
Estamos especializadísimos en la investigación del sistema nervioso central desde que nuestro fundador desarrolló junto a otra compañía el primer antidepresivo de nueva generación, es un área fascinante y por eso creo que se centró en esta línea. El inconveniente es que todos los recursos han de ir a parar a un área difícil de investigar. Se necesita mucha inversión, por eso hemos creado alianzas con compañías como Teva, Takeda, Otsuka, Merck... para aunar recursos en un área donde la innovación es necesaria, porque aún hay muchas necesidades no cubiertas en el tratamiento de enfermedades mentales.
En este sentido, tanto la UE como EEUU han apostado por la investigación del cerebro...
2014 es el año del cerebro y hay muchas iniciativas para la investigación, incluso en España. El Instituto Carlos III va a conceder unas becas para investigar en drogodependencias. Hay que aprovechar este año y potenciarlo, la colaboración entre todos puede dar muy buenos resultados
¿Cómo resumiría la apuesta del laboratorio por la I+D en España?
Participamos en la práctica totalidad de los ensayos de los nuevos fármacos: hay muy buenos centros y muy buenos profesionales y, en la actualidad, participamos en tres ensayos.
En 2013, Lundbeck ha dado sus primeros pasos en una nueva área, al lanzar un fármaco para el tratamiento de la dependencia del alcohol. ¿Puede ahondar en esta nueva apuesta de la compañía?
Nalmefeno es un cambio de paradigma en el tratamiento de la dependencia alcohólica, porque anteriormente la única solución era la abstinencia. Es el primer fármaco que permite una reducción del consumo de alcohol y está centrado en pacientes con alto riesgo de consumo y que, por supuesto, quieran reducirlo. El abuso de alcohol está relacionado con casi 70 enfermedades, por lo que poder reducirlo permite mejorar el estado de salud del paciente. En este campo hay mucha desinformación y falta de educación y es fantástico tener la oportunidad de ayudar a un paciente que no tiene nada que hacer ahora. Y es fantástico también trabajar sobre el estigma, porque hay mucho estigma en enfermedades mentales y especialmente en alcoholismo. Queda mucho por hacer.
¿Podría hablarnos del resto de la pipeline de la compañía?
Gracias a la investigación y a las alianzas tenemos previstos cuatro o cinco productos en los próximos años: un antidepresivo, dos antipsicóticos, un nuevo fármaco para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer...siempre en la vía de las enfermedades del sistema nervioso central, porque aún hay muchas necesidades no cubiertas en estas patologías.
Como expertos en Salud Mental, ¿qué destacaría de la atención psiquiátrica en nuestro país? En su opinión, ¿qué fortalezas y debilidades tenemos con respecto a cómo se abordan estos pacientes en otras partes del mundo?
La Salud Mental en España está muy bien organizada, con profesionales muy competentes. Y está muy reconocida. El problema es que, desde hace años, no se invierte en continuar la investigación y la labor de desarrollo a costa de otras áreas terapéuticas. Creo que es necesario retomar esta inversión en investigación en Salud Mental, porque hay que aprovechar los buenos profesionales que tenemos y la capacidad investigadora. Y es absolutamente comparable con Alemania o Francia o Reino Unido. Es una Salud Mental muy bien considerada en Europa, es algo que no podemos dejar perder. Y se puede perder.
¿Y qué papel juega el médico de Atención Primaria?
Es la puerta de entrada al sistema y desde Lundbeck –al igual que toda la industria– hemos intentado formar, educar e incrementar los programas en áreas terapéuticas complicadas como depresión o esquizofrenia. El médico de AP está ahora un poco "atado de manos" en cuanto a libertad, pero eso no quiere decir que no pueda estar bien informado y formado y que no pueda dar los tratamientos adecuados a cada paciente. La Salud Mental es un campo que les interesa mucho, porque supone más del 10 por ciento de su consulta de cada día.
¿Cree que se están dedicando suficientes esfuerzos a investigar en Salud Mental en España?
En el caso concreto de la Salud Mental, hace 10 años se trabajó y se invirtió mucho y como consecuencia se mejoró enormemente. Ahora han disminuido los recursos, quizá porque se han centrado más en otras áreas terapéuticas como la Oncología. Esta ralentización se ha producido en todos los ámbitos de la Salud Mental: en investigación, en gestión del paciente, en área hospitalaria, en profesionales... agravada además porque el cerebro es un gran desconocido. Yo no tengo ninguna duda sobre que se debería invertir más en este campo.
En general y a pesar del entorno de crisis que estamos viviendo, ¿es optimista con el futuro?
Lundbeck es optimista, porque ve que tiene un futuro por desarrollar, con fármacos innovadores para que se beneficien los pacientes. Yo soy optimista por naturaleza y es que, si no eres optimista, no puedes empezar a trabajar, que es lo que se necesita ahora. Nuestra razón de ser es investigar para mejorar la calidad de vida del paciente y, si a todos nos mueve esto, no ha lugar a otra cosa. Tengo la sensación de que ya hemos tocado fondo y lo único que queda es ir hacia arriba.

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