La crisis ha traído más inequidad al SNS pero no ha empeorado en líneas generales el sistema sanitario, según expertos

Madrid (28-2/02/2015) - Silvia C. Carpallo

El libro "La sanidad española en cifras 2014", realizado por Juan del Llano para el Círculo de la Sanidad, desvela datos como que no se aprecia impacto significativo ni sobre el estado de salud de los pacientes ni sobre el grado de satisfacción de los ciudadanos con el funcionamiento del Sistema de Salud, aunque han empeorado los índices de dependencia, y han disminuido las partidas presupuestarias sobre todo en Atención Primaria y en Farmacia

"El objetivo primordial del Ministerio de Sanidad es conseguir la equidad del sistema", estas eran las palabras que pronunciaba Agustín Rivero, director general de Farmacia del Ministerio de Sanidad, en la presentación del libro "La sanidad española en cifras 2014", cuya principal conclusión es que sigue habiendo importantes diferencias entre las Comunidades Autónomas en lo que a Sanidad se refiere, pero que la crisis no ha impactado de forma tan negativa al sistema ni al estado de salud de la población, al menos, según los datos recogidos, gran parte de ellos en torno a 2011 y 2012. "Las variaciones de los indicadores tras la crisis no son muy grandes", apuntaba Rivero como buena noticia, reconociendo en cambio que "lo que sí nos indica es que realmente existen diferencias por CC. AA", lo que marca por tanto uno de los retos a superar por parte de la Administración Central.

El documento ha sido elaborado por un equipo de investigadores de la Fundación Gaspar Casal, bajo la coordinación de Juan del Llano, que ha recopilado la información más actual disponible para estudiar la evolución durante los años de la crisis, de medio centenar de indicadores clave sobre el funcionamiento del sistema sanitario. "Se trata de conocer las posiciones relativas de las CC.AA al inicio de la crisis, para hacer una fotografía de cómo estaban en 2008 y cómo están ahora", explicaba del Llano, que detallaba que se aportaban tanto datos demográficos como económicos. Se prevé que este sea un trabajo de largo recorrido, ya que ya se ha comprometido una nueva edición para 2016 y otra para 2018, que pueda aportar mayor perspectiva a los datos, ya que como algunos de los autores del texto declaraban, los efectos de este tipo de crisis pueden aparecer al haber transcurrido un período de tiempo más largo.

Algunas de sus conclusiones

Tal y como exponía Juan del Llano en esta presentación, algunas de las ideas clave de este documento era destacar que la información arroja balances esperanzadores en cuanto a la evolución de la morbilidad en las patologías más prevalentes, por cuanto estas disminuyen, pero también es cierto que la morbilidad asociada a determinadas causas como diabetes, cáncer o cardiovasculares aumenta progresivamente. Sin embargo, la autopercepción de la salud también parece haber mejorado en la gran mayoría de las autonomías de 2009 a 2011.

En general, sí ha existido una disminución de las partidas presupuestarias del gasto público, siendo este más evidente en Atención Primaria, "y de forma muy marcada en Farmacia". Asimismo, el gasto sanitario público por habitante se redujo de manera más o menos significativa en siete comunidades autónomas (Andalucía, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Galicia y La Rioja) tras el primer embate de la crisis, aunque hubo otra decena de autonomías en que o bien se mantuvo estable o incluso se incrementó.

Concretamente las diferencias en este indicador son muy significativas. Mientras en Andalucía el gasto sanitario público por habitante cayó un 11 por ciento entre 2008 y 2011, pasando de 1.330 euros a 1.184 euros, en ese mismo periodo, Asturias mejoró su posición en ese mismo indicador un 10,7 por ciento, pasando de 1.481 euros a 1.641 euros por habitante protegido. En el conjunto de España, este indicador apenas varió. Si en 2008 se estimó un gasto medio por habitante de 1.389 euros, en 2011 esta cifra se situaba en 1.382 euros. Una importante muestra de esa diferencia en la equidad entre autonomías.

Otras conclusiones pasan por observar que en la lista de espera de intervenciones ambulatorias existe una tendencia creciente sostenida entre los años 2008 y 2012, acompañada por una disminución del tiempo de espera para la consulta especializada, mientras que los tiempos de espera para intervenciones quirúrgicas no urgentes muestran una evolución creciente para el mismo periodo.

Pese a todo ello, la principal preocupación que expresaba Juan del Llano, era el hecho de que aunque la esperanza de vida haya aumentado, "los índice de la dependencia no san tan buenos, ya que han pasado de un 45,6 a un 48,9", y esa debe ser una de las principales cuestiones a abordar según el experto.