El abordaje de la cronicidad: mucho debate, pero pocas soluciones
El Foro #MUGYPS analiza los resultados de las medidas desarrolladas ante el reto del aumento de pacientes crónicos
Laura Jordán | 24 - abril - 2018 1:45 pm
La gestión de la cronicidad sigue siendo una asignatura pendiente para el sistema sanitario. El envejecimiento de la población hace necesario un cambio estructural de los servicios de salud. Conscientes de ello, los distintos agentes del sistema, desde los gestores sanitarios hasta las administraciones, pasando por los propios profesionales, hace años que vienen debatiendo sobre la transformación que debe realizarse para acometer el aumento de la cronicidad y la complejidad en el abordaje de los pacientes.
Sin embargo, todas las medidas y estrategias planteadas no se están traduciendo en soluciones globales que den respuesta a los nuevos retos. Así se puso de manifiesto en el primer Foro #MUGYPS “Gestión de la Cronicidad: resultados, calidad y seguridad del paciente”, desarrollado como actividad paralela del Máster Universitario en Gestión y Planificación Sanitaria para Directivos de la Salud (MUGYPS), organizado por la Fundación SEDISA y la Universidad Europea, junto con la empresa Mölnlycke.
Durante el debate, se pusieron sobre la mesa diversas propuestas para hacer frente a la cronicidad, como potenciar la prevención de la enfermedad, la educación en salud y el autocuidado, así como desarrollar políticas más transversales, apoyarse en la innovación e implicar al legislador.
Para Boi Ruiz, exconsejero de Salud de Catalunya, se está produciendo una “parálisis por el análisis”, que impide avanzar en este terreno. A su parecer, el desbloqueo de esta situación debe venir desde las administraciones, y considera que se necesitan “profundos cambios estructurales” y “valentía política”. Ruiz también ve fundamental rendir cuentas, es decir, medir resultados en salud.
También se preguntó por los resultados de las políticas desarrolladas Jesús Sanz, coordinador académico del Máster Universitario en Gestión y Planificación Sanitaria para Directivos de la Salud y moderador del Foro #MUGYPS, que advirtió del creciente aumento del coste generado por los pacientes crónicos, que actualmente roza el 80 por ciento del total.
Coincidió con él en que se ha debatido y trabajado mucho sobre cómo afrontar la cronicidad, pero sin conseguir trasladarlo en soluciones prácticas, Carlos Mur, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) y director gerente del Hospital Universitario de Fuenlabrada. En su opinión, los gerentes deben ser palancas del cambio, aunque también ve imprescindible que el legislador apueste por ello. Considera que el giro debe ser hacia los estadios “pre enfermedad”, es decir, centrarse en la prevención y la promoción de hábitos saludables, en vez de en el diagnóstico y tratamiento. La introducción de la innovación, de nuevos modelos organizativos, donde se integre a la Atención Primaria, el uso de las nuevas tecnologías y un abordaje integral de la dependencia, son algunos de los aspectos donde poner el foco, según Mur.
Además, cabe tener en cuenta que el envejecimiento viene acompañado de mayor carga de enfermedad y de la “cronificación” de la cronicidad, según expresó David Cantero, jefe de Calidad e Innovación OSI_Barrualde-Galdakao (Osakidetza). Sus apuestas pasan por la innovación en la forma de organizarse y de gestionar, con una atención centrada en las personas, organizaciones sanitarias integradas, sistemas de información adecuados y una coordinación sociosanitaria.
A pesar del aumento de pacientes crónicos y dependientes, aún no se encuentran en el radar de las políticas sanitarias, apuntó Javier Soldevilla, director del Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas. Como ejemplo del amplio margen de mejora existente en el abordaje de estas personas, explicó el impacto de las úlceras por presión, que padecen unas 100.000 personas en España y generan el 5,2 por cientodel gasto sanitario total. A su parecer, estas cifras, unidas al hecho de ser un proceso prevenible (el 95 por ciento podría evitarse con un programa global de prevención), obliga a visibilizar el problema, protocolizar actuaciones preventivas, formar a los profesionales y realizar inversiones.
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