Los expertos se aferran a la bioética y el hacer profesional del médico para hallar puntos de encuentro sobre la objeción de conciencia
Sevilla (01-03/10/2011) - Iñaki Alonso
La Real Academia de Medicina de Sevilla abordó en una mesa redonda donde se detectaron las lagunas jurídicas a la objeción de conciencia y se debatió la eficacia del registro de objetores
El dilema ético a la que se enfrentan a diario los profesionales médicos sólo tiene una salida: la excelencia profesional. A esa conclusión llegaron los expertos que asistieron a la mesa redonda que organizó la Real Academia de Medicina de Sevilla bajo al título Objeción de conciencia en la práctica médica. Es posible el acuerdo, a la que asistieron juristas, miembros de la Sociedad de Bioética y Ética Médica y miembros de los Colegios de Médicos.
El debate arrancó por la jurisprudencia. El jurista y profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla Abraham Barrero acotó el debate con una rotunda afirmación: la objeción de conciencia no está reconocida, pero si situaciones particulares, por lo que invitó a analizar caso por caso, teniendo en cuenta el sujeto que quiere objetar, la obligatoriedad con la que el deber legal se impone a la persona y la gravedad del conflicto. Aunque su materia no es tan cercana a la relación médico-paciente, Barrero sí puso como límite en la objeción de conciencia que "no se perjudique al paciente".
Esa delgada línea también fue analizada por el responsable asistencial de CUDECA y miembro del Comité de Ética Asistencial (Grupo SAR), el doctor Rafael Gómez, que señaló la bioética como la clave para la ponderación de valores y la necesidad de llegar a un acuerdo entre los derechos y los deberes de los profesionales sanitarios. Además, Gómez puso sobre la mesa en su intervención el tema del aborto. "El conflicto de la actuación médica es casi colateral, pues somos un actor necesario para resolver el problema, pero somos ajenos al origen del mismo", señaló este doctor, que aclaró que este dilema al que se enfrentan no es sólo la padecen los profesionales sanitarios, sino que es algo propio de la sociedad en su conjunto.
La mesa redonda, organiza por el profesor titular de la Patología General y Ética Médica de la Facultad de Medicina de Sevilla, José María Rubio, entró en su punto más incisivo con la intervención del vicepresidente del Colegio de Médicos de Sevilla, Juan Bautista Alcañiz Folch, que defendió que el nuevo Código Deontológico (puesto en marcha este mismo año) es un documento "aceptable", pero que queda insuficientemente desarrollado. En su alocución, se centró en los capítulos de esta nueva guía en los que hace alusión a la objeción de conciencia, la atención médica al final de la vida y la reproducción humana. En ese sentido, se centró en el papel del médico, cuya obligación es sanar, pero que si no es posible, debería aliviar y consolar.
Alcañiz no se arrugó y también tocó el espinoso tema del registro de objetores de conciencias que puso en marcha el Consejo Andaluz de Colegios de Médicos en junio de 2010 para que se pudieran inscribir todos aquellos a los que una práctica sanitaria les afecte por sus creencias o convicciones. A ese respecto, Rubio destacó el debate generado en torno a ese punto, del que había ciertas discrepancias entre defensores y detractores. "El registro tiene sus pros y sus contras, según el punto de vista", señaló el profesor José María Rubio, que aclaró que entre las cuestiones claves en este sentido se encuentra el derecho de asistencia al paciente.
El responsable de esta mesa redonda se mostró encantado porque se haya logrado un punto de unión basado en la profesionalidad del médico, además de manifestar que con el encuentro se ha conseguido "aclarar cierta confusión sobre lo que es o no es objeción de conciencia", ya que considera que hay muchas dudas entre dónde acaba el deber legal y donde empieza el deber de conciencia.
El debate arrancó por la jurisprudencia. El jurista y profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla Abraham Barrero acotó el debate con una rotunda afirmación: la objeción de conciencia no está reconocida, pero si situaciones particulares, por lo que invitó a analizar caso por caso, teniendo en cuenta el sujeto que quiere objetar, la obligatoriedad con la que el deber legal se impone a la persona y la gravedad del conflicto. Aunque su materia no es tan cercana a la relación médico-paciente, Barrero sí puso como límite en la objeción de conciencia que "no se perjudique al paciente".
Esa delgada línea también fue analizada por el responsable asistencial de CUDECA y miembro del Comité de Ética Asistencial (Grupo SAR), el doctor Rafael Gómez, que señaló la bioética como la clave para la ponderación de valores y la necesidad de llegar a un acuerdo entre los derechos y los deberes de los profesionales sanitarios. Además, Gómez puso sobre la mesa en su intervención el tema del aborto. "El conflicto de la actuación médica es casi colateral, pues somos un actor necesario para resolver el problema, pero somos ajenos al origen del mismo", señaló este doctor, que aclaró que este dilema al que se enfrentan no es sólo la padecen los profesionales sanitarios, sino que es algo propio de la sociedad en su conjunto.
La mesa redonda, organiza por el profesor titular de la Patología General y Ética Médica de la Facultad de Medicina de Sevilla, José María Rubio, entró en su punto más incisivo con la intervención del vicepresidente del Colegio de Médicos de Sevilla, Juan Bautista Alcañiz Folch, que defendió que el nuevo Código Deontológico (puesto en marcha este mismo año) es un documento "aceptable", pero que queda insuficientemente desarrollado. En su alocución, se centró en los capítulos de esta nueva guía en los que hace alusión a la objeción de conciencia, la atención médica al final de la vida y la reproducción humana. En ese sentido, se centró en el papel del médico, cuya obligación es sanar, pero que si no es posible, debería aliviar y consolar.
Alcañiz no se arrugó y también tocó el espinoso tema del registro de objetores de conciencias que puso en marcha el Consejo Andaluz de Colegios de Médicos en junio de 2010 para que se pudieran inscribir todos aquellos a los que una práctica sanitaria les afecte por sus creencias o convicciones. A ese respecto, Rubio destacó el debate generado en torno a ese punto, del que había ciertas discrepancias entre defensores y detractores. "El registro tiene sus pros y sus contras, según el punto de vista", señaló el profesor José María Rubio, que aclaró que entre las cuestiones claves en este sentido se encuentra el derecho de asistencia al paciente.
El responsable de esta mesa redonda se mostró encantado porque se haya logrado un punto de unión basado en la profesionalidad del médico, además de manifestar que con el encuentro se ha conseguido "aclarar cierta confusión sobre lo que es o no es objeción de conciencia", ya que considera que hay muchas dudas entre dónde acaba el deber legal y donde empieza el deber de conciencia.
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