martes, 25 de septiembre de 2012

El 30% de los fármacos que se venden en algunos países son falsos | Sociedad | EL PAÍS

El 30% de los fármacos que se venden en algunos países son falsos | Sociedad | EL PAÍS

El 30% de los fármacos que se venden en algunos países son falsos

Un equipo español describe un caso de una mujer gravemente enferma de malaria por tomar antipalúdicos falsos

Los investigadores creen que hay un doble mercado para nacionales y extranjeros

 
 
 
Una mujer de 28 años, frecuente visitante de Guinea Ecuatorial, es el ejemplo del problema que suponen en algunos países pobres los medicamentos falsificados. La española presentó los síntomas de malaria (fiebre, escalofríos, malestar) y acudió a un centro de salud local.

Ella ya sabía lo que le esperaba, porque como indican los médicos que han publicado la historia en The Lancet, José Luis del Pozo, del Área de Enfermedades Infecciosas de la Clínica Universidad de Navarra, y Carlos Chaccour, médico residente del Departamento de Medicina Interna del mismo centro, era la cuarta vez que se infectaba.

La diferencia fue que, esta vez, no fue ella la que acudió a una farmacia local a comprar el artesunato, el medicamento con el que se trata esta infección. En su lugar envió a un lugareño. Y ahí creen que los médicos que estuvo la clave de su situación: el farmacéutico no dudó en venderle en venderle el fármaco falsificado –e ineficaz-, algo que no haría con un extranjero.

Los investigadores creen que a los locales les venden más productos ilegales

Este caso, aparte de por el problema personal en sí, es una muestra de un problema creciente en algunos países pobres: el de la falsificación de medicamentos. Los autores del artículo calculan que un 30% de los medicamentos que se venden en el mundo no son auténticos. La Organización Mundial de la Salud indica que el porcentaje puede oscilar del 25% hasta llegar al 50% en los que se adquieren de farmacias ilegales por Internet. En los países con mayores controles la proporción es muy baja (alrededor del 1%), aunque no se libran.

Los efectos son de todo tipo. Desde que, como ha pasado en este caso, la persona reciba algo inocuo, a que tome algo que, además, le perjudique. O, incluso, que la dosis multiplique por seis la recomendada, como el alijo de un antidiabético que causó dos muertes en China en 2009.

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