martes, 7 de julio de 2009
Encuesta Escolar sobre Uso de Drogas
Encuesta Escolar sobre Uso de Drogas
JANO.es
03 Julio 2009
Los datos de la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanza Secundaria (ESTUDES) 2008 pueden conducir a una cierta confusión. A un cierto y peligroso optimismo derivado del hecho de cotejar las conclusiones de este último informe con los de la anterior encuesta fechada en 2006-2007.
La observación fría permite afirmar que el consumo de cocaína sigue descendiendo en los adolescentes españoles de 14-18 años y registra cifras inferiores a las de 1998; que se estabiliza el consumo actual de cannabis y se frena la incorporación de nuevos consumidores; que la percepción de riesgo por consumo de tabaco, alcohol y cannabis aumenta en los jóvenes y adolescentes, e incluso que crece la percepción de que es más difícil el acceso a estas devastadoras sustancias.
Pero la realidad, también con los datos en la mano, apunta que el alcohol es la sustancia más extendida en los menores de 14-18 años de ambos sexos. Aunque la proporción de consumidores experimentales ha aumentado ligeramente respecto a 2006 —el 81,2% ha consumido alcohol alguna vez (frente al 79,6% de 2006) y el 72,9% lo ha hecho en los últimos 12 meses (74,9% en 2006)—, la encuesta revela un aumento de las borracheras. Casi la tercera parte de los estudiantes (29%) se ha emborrachado alguna vez en los últimos 30 días.
El consumo de alcohol en los jóvenes y adolescentes se concentra en los fines de semana. El 99,8% de los menores que declara haber consumido bebidas alcohólicas en los últimos 30 días lo ha hecho entre el viernes y el domingo.
Un 23% consume alcohol todos los fines de semana. Aunque han bajado 12 puntos los episodios de “atracones” de alcohol (41,4% frente al 53,4% de 2006) —es decir, el binge drinking o consumo de 5 o más copas en una sola ocasión—, el porcentaje de los que se han dado un “atracón” de alcohol más de 4 días en el último mes ha aumentado en 6 puntos en relación con al año 2006.
En fines de semana la bebida más consumida son los combinados o cubatas, mientras que en días laborables predomina la cerveza. Consiguen alcohol en bares o discotecas, aunque un 52% lo compra en supermercados.
La Encuesta Escolar sobre Uso de Drogas, que empezó a realizarse en 1994 con carácter bianual, forma parte de los estudios de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. Su objetivo es analizar las tendencias de consumo en los jóvenes de 14-18 años. En la presente edición, el trabajo de campo se ha realizado en el último trimestre de 2008.
La muestra, realizada en 30.183 estudiantes de 784 centros educativos públicos y privados de las 17 comunidades autónomas del Estado, concluye que el consumo de drogas en los adolescentes sigue teniendo un carácter experimental u ocasional, vinculado la mayoría de las veces al ocio y diversión de los fines de semana. Que el alcohol y el tabaco continúan siendo las drogas más consumidas, seguidas del cannabis. Que, además de la cocaína, también desciende el consumo de éxtasis y se registra una ligera disminución de los inhalables volátiles, anfetaminas y alucinógenos.
La edad de inicio se mantiene en torno a los 13 y 14 años. Aumenta casi un año la edad de inicio del consumo diario de tabaco (15,1 frente a 14,2 en 2006) y del consumo semanal de alcohol (15,6 años, frente a 15 de 2006).
Los chicos consumen más drogas ilegales que las chicas. Sin embargo, en las mujeres es más frecuente el consumo diario de tabaco (el 16,4% de las chicas fuma frente al 13,3% de los chicos) y de alcohol (el 59,4% de ellas ha consumido alcohol en los últimos 30 días, mientras que sólo lo hizo el 57,7% de los chicos). Los varones, en cambio, consumen alcohol de forma más intensa y lo mismo sucede para el resto de drogas. La proporción de consumidores, entre los que una proporción significativa presenta conductas de policonsumo, aumenta con la edad, alcanzando su máximo en los estudiantes de 18 años.
Acaso, pues, más luces que sombras al comparar los datos del análisis actual con los de hace 2 años, pero evidencia incontestable del margen de mejora que precisa un largo y tortuoso camino en el que se constata que las políticas de prevención funcionan y que incentivarlas, implicando de forma directa a la familia y al ámbito escolar, es cuestión esencial.
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