'Es fundamental trasladar el conocimiento a la sociedad'
Ángeles López | Madrid
Actualizado jueves 23/06/2011 09:05 horas
Es una enamorada de su profesión. María Blasco no se conforma con un buen puesto o un buen sueldo, lo que siempre ha buscado es dejar huella en el mundo en el que vive. Su trabajo es una vía y ella parece estar en el buen camino para su objetivo. A favor de una educación pública, como la que ella ha recibido, y con la idea de transmitir a los jóvenes el mensaje de que la ciencia es una carrera sacrificada pero muy satisfactoria, Blasco se enfrenta ahora a la dirección del CNIO. Su labor ha sido reconocida esta semana con el Premio Internacional YO DONA 2011, otorgado por esta revista, como Mejor Labor Profesional. Con motivo de este galardón nos recibió en su despacho.
¿Cómo ve el panorama de la investigación en nuestro país?
España está bien colocada en el noveno puesto mundial en cuanto a trabajos publicados en revistas científicas. Sin embargo, está situada mucho más abajo en relación a la creación de empresas y patentes relacionadas con la investigación. Y creo que es fundamental trasladar el conocimiento de vuelta a la sociedad. Esto es precisamente lo que está haciendo la Fundación Botín, con su programa, 'Mind the Gap', intenta rellenar ese vacío. En ese contexto se hizo Life lenght [una empresa creada recientemente y basada en los hallazgos que Blasco ha hecho a lo largo de estos años sobre los telómeros]. Este programa es un experimento, un apoyo para unir al científico básico con un desarrollo más aplicado.
¿Por qué necesita ese apoyo?
Porque yo sé hacer lo que sé hacer. Sé investigar en ciencia, pero no sé hacer una empresa. En el proyecto de esta fundación hay personas que se dedican a eso, a guiar al investigador y ayudarle a ponerle en contacto con gente que sí sabe desarrollar aplicaciones o una empresa. No hay que inventar la rueda, hay que hacer lo que el resto del mundo hace: pasar el conocimiento a una patente y luego a una empresa.
¿Las empresas españolas están interesadas en este desarrollo?
El problema es que no hay un buen contacto entre científicos y empresarios. Además, los investigadores básicos hasta hace poco no pensaban en aplicaciones. Programas como éste, hacen que cambies tu punto de vista. Pero también creo que esa labor de unión entre empresa y ciencia la deberían hacer las OTRIS [oficinas de transferencia de resultados de investigación] que están en las universidades y en los centros. Cada institución tiene que apostar por ello. Así se podrá generar riqueza y desarrollo a partir de la investigación.
¿Qué opina de los recortes que se han realizado en el campo de la ciencia?
Pues lo que he vivido es que el CNIO ha sido privilegiado, hemos sufrido pocos recortes. Se trata de un centro de excelencia. En ese sentido, somos afortunados.
¿Usted siempre tuvo claro que quería ser investigadora?
A mí me gustaban las ciencias y las letras, pero pensé que me podían enseñar más en una carrera de ciencias, cosas que no podía aprender por mí misma. En cambio, los conocimientos de una carrera de letras los podría ir aprendiendo yo sola. Veía más dificultad en las ciencias y por eso me decidí por ellas.
O sea, que le gustan los retos, ¿no?
Me gusta el conocimiento, y los retos, sí. Pero creo que es igual en cualquier profesión, tienes que pensar que, lo que sea que estés haciendo, lo haces para ser lo mejor en eso. Si optas por lo fácil, no dejarás de estar en la mediocridad.
¿Por qué cada vez son menos los niños que quieren ser científicos?
Los científicos que hacemos ciencia deberíamos ir más a los colegios y a los institutos para contarles en qué consiste ser un investigador. Sería la mejor manera de crear vocaciones. Ser científico y descubrir cosas es lo que mueve al mundo.
¿Recomendaría a un estudiante hacer una carrera científica?
Sí, claro. Creo que la gente joven debe tener claro que hay que estudiar y sacrificarse mucho, que con esta carrera no se va a ganar mucho dinero, pero que es muy satisfactoria. Contribuyes al avance del conocimiento y trabajas para ti mismo. Además, es una carrera estable en la que poca gente se queda en paro.
Pero hay muchos licenciados que se deben marchar fuera de España para trabajar.
Creo que se ha exagerado con la fuga de cerebros, en la idea de que la investigación es difícil. Creo que este trabajo te permite viajar, conocer gente, salir fuera, etc. Cuando la gente sale al extranjero no es porque aquí no pueda trabajar sino porque es el proceso habitual de la carrera científica. Se eligen los mejores laboratorios para continuar la formación. Pienso que lo que no se entiende bien es que tiene un proceso de formación muy largo, de unos 10 ó 15 años. Sólo entonces tienes un nivel para dirigir un grupo. Pero ese proceso de formación es remunerado, tienes becas bien pagadas. Además, igual que se van españoles a trabajar en otros países, ahora también gente de fuera elige España para formarse. En el CNIO el 25% de los trabajadores no es de aquí.
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