Incompatibilidad: "Habrá un criterio único"

Dice que el retraso de la ley colegial ha aparcado el debate estatutario. "Urgen más herramientas para atajar crisis internas como las de Madrid. Entona el 'mea culpa' por el escaso papel que han tenido las vocalías.

Francisco Goiri. Madrid | fjgoiri@diariomedico.com | 07/07/2014 00:00

Serafín Romero, vicepresidente de la Organización Médico Colegial (OMC). (José Luis Pindado)

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Médico por vocación y convicción, andaluz de acento indomeñable, seguidor de un Córdoba "por fin de primera" y, desde el sábado, vicepresidente de la Organización Médica Colegial, tras 5 años y 2 meses como secretario general de la casa, como a él le gusta llamarla. Serafín Romero ejerce su derecho de réplica: "Sólo me cambio de sitio en la mesa. Más que a la Vicepresidencia, me he presentado otra vez a la Permanente, porque este equipo trabaja unido, estés en el cargo que estés".

PREGUNTA. De secretario a vicepresidente. De cargo ejecutivo a puesto institucional. ¿Va a llevar bien no estar en primera línea de todo lo que se cuece en el Consejo General?
RESPUESTA. Es verdad que la Secretaría te da un papel protagonista y de enorme responsabilidad, porque en cierta forma eres el notario de la casa, y ahora me toca otro papel. Pero aquí trabajamos en equipo, el equipo tiene un plan estratégico con unas coordenadas para los próximos 3 años, y desarrollarlo es labor de todos.

P. ¿Cuáles son esas coordenadas básicas?
R. La Ley de Colegios, que tenemos en la puerta -es verdad que esperando desde hace ya mucho tiempo-, modificará el panorama de los colegios tal y como los conocíamos desde 1974, y nos enfrenta a un reto tan importante como la modificación de los estatutos de la OMC, que, por cierto, son del año 80, casi tan viejos como la ley colegial del 74. Otra coordenada es el desarrollo del área profesional, con iniciativas como el recién creado Observatorio de la Formación Continuada (ver página 16) y, sobre todo, el desarrollo de la validación periódica de la colegiación. Y hay una tercera línea, que es potenciar las vocalías nacionales. Tenemos la suerte de tener en nuestra Asamblea a todos los referentes de la Medicina de nuestro país agrupados en vocalías, y eso ofrece un enorme campo de posibilidades.

P. ¿Deduzco de sus palabras que hasta ahora el Consejo ha desaprovechado el potencial de las vocalías?
R. Sí, y aquí hago una clara autocrítica. Creo que no hemos sido capaces de echarles una mano a nuestras vocalías y acercarlas a los mecanismos de toma de decisiones de la casa, y esto es responsabilidad de la Permanente, y mía en primer lugar. O las integramos en los planes estratégicos del Consejo General, y en particular de la Permanente, o no les estamos sacando todo el potencial posible.

"Crisis como la de Madrid dañan a todos los colegios, pero, a veces, yo también me pregunto por qué el Gobierno no interviene en alguna autonomía, pues porque no puede"

P. ¿En qué medida el obligado cambio de presidente en 2017 puede alterar esa unidad de la Permanente a la que se ha referido?
R. Esta Permanente está trabajando sin pensar en absoluto en 2017, y el propio presidente trabaja como si esto no se acabara, porque, además, no puede ni debe ser de otra manera. Quiero dejar claro que, con 3 años por delante, nadie se plantea sucesión alguna. Es obvio que ese cambio generará un debate, pero lo plantearemos en su momento y de forma conjunta. Intentaremos que los cambios sean poco traumáticos, entre otras cosas, porque somos una organización al servicio de los demás, y de ahí la importancia de que nos dotemos en estos 3 años de herramientas que eviten grandes distorsiones. Y esas herramientas nos las darán los nuevos estatutos.

P. ¿En qué consistirá esa reforma estatutaria y qué horizonte temporal manejan para aprobarla?
R. Tiene que hacerse obligatoriamente en este mandato y, si podemos, antes, en un año o año y medio. Ahora está parada, porque la Ley de Colegios no acaba de salir, y obviamente nos va a condicionar. En cuanto al contenido, hay grandes bloques que tienen que debatirse, empezando por nuestra forma de organización y financiación. La propia configuración de España y las leyes autonómicas determinan una serie de competencias que tenemos que ensamblar en la nueva norma. Debemos hacer unos estatutos valientes, adaptados a la época, y donde quepa todo tipo de pensamiento.

"Es obvio que el cambio de presidente en 2017 generará cambios, pero intentaremos que no sean traumáticos, y, de momento, nadie se plantea sucesión alguna"

P. ¿Esa valentía incluye extender a todos los colegios el régimen de incompatibilidades que el Consejo ha fijado para la Permanente?
R. Temas tan sensibles como las incompatibilidades o la duración de los mandatos no pueden depender de la decisión de cada colegio. O marcamos una pauta única para todos, o esto no tiene sentido. Las incompatibilidades exigen un gran debate que será acalorado e intenso. Ahora, si fijamos un régimen de incompatibilidades, hay que diseñar paralelamente otro de garantías para ejercer el cargo.

P. ¿Los nuevos estatutos permitirán que el Consejo tenga un papel más activo en crisis internas como la del Colegio de Madrid?
R. Ése es otro de los grandes temas de debate. Lo ideal sería un estatuto que, sin perjudicar las competencias de colegios y consejos autonómicos, permitiera al Consejo General tomar medidas para que no se repitan ciertas situaciones. No quiero que nadie pierda competencias, pero está claro que urge alguna herramienta para solucionar conflictos de envergadura como el que usted ha citado. El borrador de la ley colegial planteaba la intervención de la Administración en los colegios y, si hemos dicho que no a esa intervención, necesitamos mecanismos para resolver todos los conflictos.

P. ¿Convendrá conmigo que es muy difícil entender por qué el Consejo General no puede hacer más en una situación de desgobierno como la de Madrid?
R. Estamos en el ámbito que estamos. A veces, yo también me pregunto por qué el Gobierno central no toma determinaciones en alguna autonomía, pues porque no tiene competencias. Es evidente que situaciones como la de Madrid, u otras, dañan a todos los colegios, pero las leyes son las leyes